El duod¨¦cimo profeta del chiismo
Los europeos especializados en el estudio del chiismo como modalidad de las pr¨¢cticas mahometanas rechazan la tesis que expuso el se?or Bajtiar, seg¨²n la cual un ayatollah es asimilable a un cardenal de la Iglesia romana. En ning¨²n pa¨ªs del occidente cat¨®lico democr¨¢tico, dijo el ex primer ministro iran¨ª a cierto diplom¨¢tico europeo, el poder p¨²blico se eclipsa ante la aparici¨®n en el horizonte pol¨ªtico de un pr¨ªncipe de la Iglesia.El se?or Bajtiar, arguyen los ex¨¦getas del chiismo, ten¨ªa, sin duda, razones jur¨ªdicas para no abandonar sus funciones. Sin embargo, un ayatollah no es en modo alguno comparable a un cardenal. El chiismo, a?aden, no est¨¢ organizado como ?Iglesia?. Si se habla de ?jerarqu¨ªa chiita?, el t¨¦rmino es inapropiado. El chiismo no tiene por finalidad preservar el dogma ni la fe. No hay en ¨¦l ?cardenales? y menos todav¨ªa un ?pont¨ªfice?. La autoridad de los santones se orienta a reglamentar los litigios sobre, por ejemplo, cuestiones de rito, aconsejar a los fieles en el orden moral y, desde luego, a recaudar los diezmos -cuantiosos en conjunto- de los creyentes.
El vocablo ayatollah significa ?signo de Dios?. Se adquiere la dignidad de tal por cooptaci¨®n entre los ungidos al cabo de una vida de virtud y de sapiencia. Ning¨²n ayatollah, sin embargo, tiene facultades para decidir individualmente sobre cuestiones teol¨®gicas. No puede tomar actitudes contrarias al sentir de -la mayor¨ªa de los fieles, que los ?religiosos? por designaci¨®n -es decir, los santones- est¨¢n obligados a acatar. La teolog¨ªa chiita concede prioridad a la raz¨®n sobre las tradiciones, en contra de lo que es norma del islamismo sunnita.
En la actualidad, hay en el mundo cor¨¢nico un millar aproximadamente de santones chiitas (mollahs). Pero s¨®lo una docena est¨¢n considerados como ayatollahs. Es el caso de Jomeini, que fue cooptado en 1962, un a?o antes de partir hacia el exilio por razones pol¨ªticas. Al igual de su ?par? Shariat Madar? -que ha luchado m¨¢s moderadamente que ¨¦l contra la ?ilegalidad? del sha-, viv¨ªa en la ciudad santa de Qom. Al verse forzado a la expatriaci¨®n, eligi¨® como lugar de residencia la villa -tambi¨¦n santa- de Najaf, en Irak. Es all¨ª donde est¨¢ enterrado el Im¨¢n Al¨ª, cuya exclusi¨®n, en el a?o 632, de la sucesi¨®n del profeta, dio origen al chiismo.
Al¨ª y su nieto Hussein son objetos de culto. Ambos Imanes perecieron en oscuras luchas de sectas. La conmemoraci¨®n de sus martirios marcan fechas solemnes y consiste, especialmente, en manifestaciones colectivas de duelo.
Los chiitas esperan la llegada de su duod¨¦cimo Im¨¢n (Hussein fue el und¨¦cimo). El verdadero delfin del profeta se ocult¨® en el a?o 868 a la mirada de los fleles. Cuando aparezca, ser¨¢ el ?vengador? que restablecer¨¢ el imperio absoluto de la justicia. Los chiitas iran¨ªes creen que Jomeini encarna la reencarnaci¨®n del Im¨¢n escondido en los siglos.
Los fieles deben entregar a los ayatollahs la quinta parte de sus ingresos. Algunos creyentes les hacen donaci¨®n de cuanto. estiman que les es superfluo. Las disponibilidades financieras del chiismo son, pues, considerables. En los ¨²ltimos meses, los ayatollahs han subvencionado las huelgas que Jomeini ha alentado desde el exterior y han sufragado los desplazamientos de los creyentes desde las provincias m¨¢s lejanas del pa¨ªs a Teher¨¢n y a la ciudad sagrada de Qom.
Se estima que, en la actualidad, 33 millones de iran¨ªes (de una poblaci¨®n total de 36 millones) son chiitas, aunque la mayor¨ªa no hayan sido fervorosos practicantes bajo la dinast¨ªa de los Qadjars (derribada en 1925 con ayuda de los ingleses) y de los Pahlevi, cuyo primer monarca, el general Reza -obligado por las potencias aliadas que hab¨ªan ocupado el pa¨ªs-, abdic¨® en 1945 en favor de su hijo Mohammed Reza, que se proclam¨® sha (emperador).
En Irak, Turqu¨ªa, ambos Y¨¦menes y en L¨ªbano se cuentan aproximadamente unos veinte millones de musulmanes chiitas. Los hay igualmente en las rep¨²blicas s¨®vi¨¦ticas de Armenia, Georgia, Azerbaidjan, Kazakhstan, Turkmenia, Uzbekistan y Tadjikistan, sin que pueda saberse la,proporci¨®n de chiitas del conjunto de unos cincuenta millones de fieles.
Si Jomeini es ?reconocido? por los grandes ayatollahs como duod¨¦cimo profeta, su fuerza espiritual, ya inmensa, ser¨¢ incontenible. Contrariamente a los sunnitas, que tienen una doctrina pol¨ªtica, los chiitas consideran que el poder temporal deriva de la usurpaci¨®n. El gran im¨¢n debe determinar, en nombre de Al¨¢ qui¨¦n o qui¨¦nes han de ejercerlo bajo sus inspiraciones. Usando de ese derecho divino, Jomeini, autoproclamado profeta, ha designado ?primer ministro? al oscuro se?or Bazargan.
De acuerdo con la l¨®gica del sistema, Jomeini hab¨ªa anunciado en su refugio franc¨¦s de Neauphlele-Chateau que no ser¨¢ presidente de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. Los mollahs le asistir¨¢n en la tarea de orientar a la naci¨®n y de inspirar a los gobernantes. Pero le est¨¢ prohibido ejercer funciones oficiales.
En el gran hall del aeropuerto de Teher¨¢n el anciano ayatollah hizo a su llegada sus primeras revelaciones. Lanz¨® una llamada a la unidad de la antigua Persia, pidi¨® el respeto a los preceptos religiosos y dijo que la naci¨®n ?quedar¨¢ libre de influencias exteriores?. El tiempo de la sumisi¨®n ha terminado. Los extranjeros no podr¨¢n ejercer influencias en la vida pol¨ªtica, econ¨®mica, cultural y espiritual ?Allah ou akhbar? (Al¨¢ es grande). Y todo indica que Jomeini es ya, en el Ir¨¢n, su profeta.
En el tablero diplom¨¢tico del Medio Oriente, la Francia del se?or Giscard d'Estaing, bendecida por Jomeini, ha adquirido una estatura diplom¨¢tica superior a la de Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica reunidas, en la no muy absurda hip¨®tesis de que, en la zona, acaben -como ya lo han hecho ocasionalmente en otras partes del mundo- por aunar sus esfuerzos y sus recursos. La Rep¨²blica Isl¨¢mica es fr¨¢gil todav¨ªa. La incipiente Rep¨²blica Isl¨¢mica del Ir¨¢n tiene en Par¨ªs un embajador potencial, que ha representado funciones decisivas para el logro de la benevolencia que el Im¨¢n Jomeini ha merecido de las autoridades francesas para convertir en capital provisional de la ex Persia al ?village? de Neauphle-le-Chateau, en el departamento de Yvelines: el ayatollah Rohani, primo hermano y consejero privilegiado del candidato a profeta chiita. Es el jefe de los trescientos creyentes musulmanes de esa secta que viven en Europa occidental y pagan sustanciales tributos a su gu¨ªa espiritual. Rohani habita desde hace quince a?os en un suntuoso apartamento del elegante XVI distrito de la Ville Lumi¨¦re y merece la alta consideraci¨®n de las autoridades de la V Rep¨²blica.
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