Claridad, por favor
Miembro del Comit¨¦ Ejecutivo deI PCE
La campa?a electoral va.avanzando. ?Se puede decir lo mismo sobre la claridad de las ofertas electorales? Francamente, no. Para ser m¨¢s exactos; no, por los partidos que m¨¢s obligados est¨¢n a hacerlo.
Comenzando por la publicidad, nos encontramos que va dirigida a explotar la des¨ªnformaci¨®n y las dificultades de comprensi¨®n que sufre el electorado. As¨ª funciona el descarado ?UCD cumple?, que en cualquier discusi¨®n m¨ªnimamente seria se ven obligados a matizar una y mil veces los candidatos de UCD ante los numerosos casos de promesas incumplidas (v¨¦ase lo de elecciones municipales antes del 78), e incluso de compromisos vulnerados (el¨ªjase entre numerosos puntos de los acuerdos de la Moncloa). Pero, como no todo el mundo puede recordar y discutir las cosas concretas, mil millones de ?UCD cumple? y a ver qu¨¦ pasa.
En el caso del PSOE lo que se trata de aprovechar es una ambig¨¹edad m¨¢s o menos sibilina. ?Un Gobierno firme ... ? es su tema central de publicidad, junto a la foto de Felipe Gonz¨¢lez. Y esta idea se conecta con los problemas m¨¢s graves del pa¨ªs. Muy bien, pero falta un detalle, ?qu¨¦ gobierno es ¨¦se? ?Un monocolor socialista? No lo dicen muy claro, quiz¨¢ porque no sonar¨ªa muy ?firme?. ?Un centro-izquierda como el que calcula el se?or Termes? Este se?or, presidente del Conjejo Superior Bancario, acaba de declarar que tanto monta, monta tanto, Adolfo como Felipe, porque los dos van a hacer una pol¨ªtica socialdem¨®crata cl¨¢sica. Ante esto la clarificaci¨®n del PSOE brilla por su ausencia y con otros mil millones de grandes fotos y grandes palabras se escamotean al elector las aut¨¦nticas respuestas.
Si dejamos la publicidad y entramos en el terreno de los planteamientos que se est¨¢n haciendo directamente ante los electores, las cosas no mejoran. Todo lo contrario. Los dirigentes del PSOE y la UCD comparecen en los m¨ªtines, ante la prensa, y me temo que tambi¨¦n en televisi¨®n, explicando las excelencias de que disfrutar¨ªa el pa¨ªs bajo sus respectivos Gobiernos. Pero ninguno explica qu¨¦ puede significar para el pa¨ªs un Gobierno en el que est¨¦n presentes ambos partidos. Es decir, predicen lo que no va a ocurrir y evitan definirse sobre lo que terminar¨¢ ocurriendo con m¨¢xima probabilidad. A veces esta dial¨¦ctica adquiere perfiles muy poco nobles. Por ejemplo, me parece que ya hemos o¨ªdo bastante a UCD y al PSOE echarse la culpa uno a otro de que persista el terrorismo. Ya va siendo hora de que expliquen c¨®mo van a ponerse de acuerdo entre ellos y con las restantes fuerzas de mocr¨¢tica¨ªs para erradicarlo r¨¢pidamente. S¨ª no es as¨ª, muchos electores terminar¨¢n por pensar que lo que buscan es ganar votos a costa de los muertos, en vez de terminar con los asesinatos, que es lo que hay que hacer, aunque fuera al precio de arriesgar votos.
En resumen, los partidos con mayor influencia inmediata eluden la explicaci¨®n de c¨®mo van a colaborar en la futura gobernaci¨®n del pa¨ªs y nos tratan de introducir, de aqu¨ª al 2 de marzo, en un juego de ficciones que poco tienen que ver con lo que estar¨¢ sobre la mesa al d¨ªa siguiente.
Este cuadro de circunstancias sugiere dos conclusiones.
En primer lugar -aunque sin mucha esperanza-, emplazar a UCD y al PSOE a que den un giro de sus campa?as. Que no jueguen a manipular la incertidumbre que reina en el electorado como consecuencia de la complejidad de los problemas que vive y encara Espa?a. Que dirijan sus esfuerzos a explicar ¨¦stos problemas, las dific*ultades reales que en cierran y la imprescindible colaboraci¨®n '¨¦ntre las fuerzas democr¨¢ticas que es necesaria para su soluci¨®n. O hacen este giro o sus actuales campa?as desembocar¨¢n en una apoteosis de la ficci¨®n, tratando de hacer creer que la pseud.oalternativa Su¨¢rez-Gonz¨¢lez resume todas las cuestiones.
La segunda -que tomar¨¢ cada vez m¨¢s importancia si las cosas siguen as¨ª- es la siguiente: el voto verdaderamente decisivo para resolver de forma democr¨¢tica y progresista los problemas que hoy UCD y PSOE ocultan no va a ser el voto a ninguno de los dos, sino el voto comunista.
Los comunistas negamos la v¨ªabil¨ªdad y, sobre todo, la conveniencia de cualquier Gobierno monocolor. Aceptamos que un Gobierno con miembros de UCD y PSOE, aun siendo inferior a un aut¨¦ntico Gobierno de concentraci¨®n democr¨¢tica, puede resultar positivo.
Pero s¨®lo si es un Gobierno que cuenta adem¨¢s con acuerdos parlamentarios con los comunistas y otras fuerzas democr¨¢ticas y con relaciones constructivas con las fuerzas Sociales progresivas -los sindicatos, organizaciones de campesinos, ciudadanos, etc¨¦tera.
La letra de los programas electorales presentados por UCD, PSOE y PCE hace esto factible. La realidad de fuerza y responsabilidad del movimiento obrero y, particularmente, de CCOO hace esto obligado. Pero, pero.... si no hay suficientes votos comunistas, suficientes parlamentarios comunistas, eso no ser¨¢ realidad, al menos desde un primer momento, lo cual es muy importante.
No son peque?as las presiones para instalar otro tipo de gobierno UCD-PSOE, muy diferente. Definido en su programa y en sus apoyos, no por la negociaci¨®n y el acuerdo con las fuerzas avanzadas de Espa?a, sino por los millones y los dictados de fuerzas muy conservadoras que est¨¢n en Estados Unidos y en Alemania.
El voto comunista trabaja en Espa?a, y s¨®lo desde Espa?a, para evitar la vuelta al viejo modelo franquista y tambi¨¦n la importaci¨®n de modelos que se han agotado ya en Europa. No queremos una democracia de ?segunda mano?. La queremos de la mano de los trabajadores y los pueblos de Espa?a.
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