Por Santa Gadea: No hemos visto ning¨²n rublo
El ?oro de Mosc¨²?, patra?a tendenciosa contra el Partido Comunista de Espa?a, hab¨ªa perdido quilates por ser un arma arrojadiza y pu?alada de p¨ªcaro usada por la zafiedad period¨ªstica del fascismo y de la derecha neardenthal. El ?oro? se convert¨ªa en hojalata propagand¨ªstica, pedestre infundio y maledicencia de portera, con perd¨®n de las porteras. Pero he aqu¨ª que en plena campa?a electoral 1979, quince d¨ªas antes de los comicios, la vieja calumnia, la sobada manipulaci¨®n, el hacha de s¨ªlex anticomunista es desterrada por el diario EL PA?S. Cuando pens¨¢bamos que la derecha en este pa¨ªs hab¨ªa superado el procedimiento de la Inquisici¨®n para que mar en la hoguera las razones de los heterodoxos y el Santo Oficio hab¨ªa quedado anegado en la nueva Constituci¨®n, el diario oficial de Ja objetividad dominante desentierra el vil garrote de la propaganda anticomunista. Pero esa rudimentaria y oxidada arma rupestre abrillantada, pulida y envuelta en las p¨¢ginas de EL PA?S es un envenenado regalo para los esfuerzos del PCE para llegar con su mensaje democr¨¢tico, nacional, independiente y socialista a la manipulada sociedad espa?ola. Porque EL PA?S va de estrecho, de serio, de objetivo, de incorruptible, de independiente y de barbado por la vida. Ahora ya podemos jurar en Santa Gadea que no hemos viste un rubio, que somos de los que abucheamos a los tanques rusos en las calles de Checoslovaquia. Ahora ya es in¨²til que pongamos al rev¨¦s nuestros bolsillos ante toda la naci¨®n. Ahora ya podemos negar que en las arcas del PCE no hay sino cuentas de cr¨¦dito en n¨²meros rojos. EL PA?S dijo que recib¨ªamos ayuda financiera de la URSS, su corresponsal en Mosc¨² ha picado la noticia en el teletipo, la redacci¨®n la ha titulado, la direcci¨®n lo ha autorizado y el sambenito no nos lo quita ni una enc¨ªclica de Juan Pablo II ni un edicto del Rey.Cuando aparezca Santiago Carrillo en los m¨ªtines, el pueblo lo ver¨¢ con la hopa, como en los chistes de Peridis.
Pero ?qui¨¦n evita ya que la calumnia se propague como se propaga la gripe, la s¨ªfilis y la filoxera? Si EL PA?S dice, es que EL PA?S sabe. Si EL PA?S, ¨®rgano te¨®rico oficial de la democracia, fustiga as¨ª a un partido democr¨¢tico, con este watergate aldeano y garbancero, es porque ama mucho a la democracia, pero ama m¨¢s a la soberan¨ªa nacional. Y los comunistas que se han tenido que tragar tantas hojas de papel antes de llegar ante el juez, tendr¨¢n que tragarse la p¨¢gina 12 del diario EL PA?S.
Y si el PCE no tiene padrinos, mal puede envi¨¢rselos al director de EL PA?S para un duelo en la Casa de Campo. Nos tragamos la p¨¢gina 14 y hasta es muy posible que nos traguemos alg¨²n editorial de consejos, consideraciones y paternalismo. Si EL PA?S ladra, nosotros no cabalgamos; a nosotros no nos queda otra cosa que aullar.
EL PA?S mal puede desbaratar el entuerto. Todo tiene remedio menos la calumnia y la muerte. Pero EL PA?S no puede lavarse las manos en las p¨¢ginas publicando una carta de protesta de Santiago Carrillo, como si publicara una limosna. Creemos que debe rectificar tan aviesa manipulaci¨®n. A no ser que Ismael L¨®pez Mu?oz consiga que Brejnev en persona haga bueno lo de los rublos. O dice el Kremlin o se desdice EL PA?S.
, 16 enero
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.