?Por qui¨¦n votan los cat¨®licos?
Can¨®nigo de M¨¢laga. Te¨®logo?Es verdad que la Comisi¨®n Permanente del episcopado espa?ol ha tomado postura ante las pr¨®ximas elecciones legislativas, como se ha dicho desde estas mismas p¨¢ginas? Yo, sinceramente, creo que no. Y lo digo despu¨¦s de estar muy entrenado en hacer esa dif¨ªcil lectura de los documentos eclesi¨¢sticos, insignes por sus equilibrios tautol¨®gicos.
La postura se referir¨ªa a que la Comisi¨®n Permanente ?ha aconsejado a los cristianos que reflexionen sobre su condici¨®n de tales antes de votar a aquellos partidos en cuyos programas se incluya una concepci¨®n materialista de la vida y la defensa del aborto, determinados planteamientos del divorcio y la ense?anza ¨²nicamente de car¨¢cter estatal?. Si la cosa es as¨ª, el pobre cat¨®lico espa?ol medio mucho me temo que tendr¨¢ que quedarse quietecito en su casa para que no le produzca calambre ninguno de los programas expuestos por el m¨¢s variado abanico de las opciones partidistas.
Si empezamos por el principio (?concepci¨®n materialista de la vida?), ya excluimos de un golpe a todos los partidos (que van desde el centro hasta la extrema derecha) que admiten el capitalismo y su concepci¨®n filos¨®fica, que es (seg¨²n declaraci¨®n de los mismos papas) una ?concepci¨®n materialista de la vida?. Y aqu¨ª, el adjetivo ?materialista?. tiene el sentido cl¨¢sico de la ¨¦tica cristiana, o sea, atenci¨®n preferente al dios-dinero como principal motor de la historia gestionada por los empresarios del poder y de la econom¨ªa. Porque ?materialista? puede tener tambi¨¦n un significado distinto, concretamente el que le dio Carlos Marx cuando lo opon¨ªa a ?idealista?: quiz¨¢ el fil¨®sofo alem¨¢n hubiera debido decir ?realista?. Por aqu¨ª no es por donde los cristianos se han sentido inc¨®modos en el ¨¢mbito del o de los marxismos existentes. Su incomodidad les viene por lo que los diversos movimientos marxistas pudieran tener de totalitarios y obstructores de las libertades de la persona. Y esto ha pasado en nuestro pa¨ªs durante cuarenta a?os bajo la mirada doliente de nuestros crucifijos, sacr¨ªlegamente constre?idos a ser testigos y hasta justificadores de los mayores abusos econ¨®micos, de las m¨¢s dolorosas torturas y de las m¨¢s absurdas negaciones de las m¨¢s elementales libertades humanas.
?El divorcio?. ?Y qui¨¦n va a pensar que en Espa?a se va a aprobar una ley de divorcio diferente de la mayor¨ªa de sus cong¨¦neres en otros pa¨ªses democr¨¢ticos? Ser¨¢ probabil¨ªsimamente una t¨ªmida ley de lo que yo llamo ?divorcio terap¨¦utico?, o sea, un intento de arreglar lo mejor que se pueda una realidad definitivamente erosionada. Y esto, para un cristiano, puede llegar a constituirse incluso en un deber de ?buen samaritano?.
?El aborto? La Constituci¨®n no da lugar para ello, ya que defiende el ?derecho de todos a la vida?. En todo caso, se plantear¨ªa (a su tiempo) el problema de la despenalizaci¨®n del aborto; y aqu¨ª podr¨ªa entrar la vieja pol¨¦mica cat¨®lica (desde los tiempos de Santo Tom¨¢s de Aquino) sobre la licitud de leyes permisivas de un mal menor para evitar un mal mayor. En definitiva, nada de catastr¨®fico.
?El terrorismo? ?Ojal¨¢ los obispos hubieran hablado a tiempo cuando, no ya el ?terrorismo?, sino el terror era como un clima sat¨¢nico en el que est¨¢bamos embutidos sin saber c¨®mo salir de ¨¦l! L¨®gicamente, despu¨¦s de tantos a?os de terror es normal que queden en la atm¨®sfera algunas nubes flotantes de terrorismo. Los obispos y los curas, atendiendo a nuestra obligaci¨®n de actuar prof¨¦ticamente, podr¨ªamos comprometernos para buscar las verdaderas ra¨ªces de estos residuos hist¨®ricos del terror y ayudar as¨ª a curar la enfermedad desterrando el virus, no aplicando cataplasmas o analg¨¦sicos coyunturales.
En definitiva, ?por qui¨¦n deber¨¢n votar los cat¨®licos? Yo creo que las cosas siguen como estaban: cada cual hurgue en su conciencia y haga lo que ¨¦sta le sugiera. Los responsables de la Iglesia (por lo menos hasta ahora) no han hecho cursos muy profundos en politolog¨ªa, y quiz¨¢ sus consejos ?derrapen?, aunque est¨¦n hechos con la mejor voluntad del mundo.
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