La unidad de Espa?a
Candidato de Uni¨®n Nacional al Congreso por Madrid
Para todo espa?ol de ?conciencia, obra y deseo?, como dec¨ªa ese gran hispano que se llam¨® Rub¨¦n Dar¨ªo, una cosa es la ciudadan¨ªa y otra la nacionalidad. La ciudadan¨ªa supone un v¨ªnculo jur¨ªdico y administrativo con un Estado, mientras que la nacionalidad implica una adhesi¨®n intelectual y emotiva con una Patria. Se nace ciudadano por ius soli o por ius sanguinis, de una forma fr¨ªa y mec¨¢nica. Se tiene conciencia de la propia nacionalidad cuando, en esa infraestructura que viene dada por el lugar del nacimiento o por la sangre que se hereda, se vive la integraci¨®n voluntaria y llena de ilusi¨®n en una comunidad pol¨ªtica con formada h¨ªst¨®ricamente, dotada de un ¨ªmpetu creador, distinta de las dem¨¢s y perfilada con sus propios caracteres identificadores.
El hecho de que la Constituci¨®n aprobada el pasado 6 de diciembre y sancionada en una clima de g¨¦lida insensibilidad se refiera por una parte a Espa?a y por otra a nacionalidades, permite intuir que en la intenci¨®n de quienes la han ideado y confeccionado caben a un tiempo ciudadan¨ªa y nacional¨ªdad: la primera, como v¨ªnculo con un Estado, y la segunda, como adhesi¨®n a las naciones que de alg¨²n modo se han dado cita en aqu¨¦l. De este modo, Espa?a pierde su ser, transform¨¢ndose, a lo sumo, en el Estado espa?ol, es decir, de substantivo en adjetivo, mientras que comarcas definidas, con su personalidad diferenciada, pero integradoras de una comunidad, se conviertan en nacionalidades, y por consiguiente, en patrias, con su propio quehacer y su propio destino.
Fuerza Nueva, por s¨ª y como miembro activo de Uni¨®n Nacional rechaza este malabarIsmo y entiende que si Espa?a es una naci¨®n no se compone de nacionalidades. y que, por el contrario, si las nacionalidades existen, Espa?a ha dejado de ser una naci¨®n. De aqu¨ª que el texto constitucional sea ab initio una contradictio in terminis, o como lo habr¨ªa calificado Garc¨ªa Morente, ?un imposible hist¨®rico?, ya que no es posible una Constituci¨®n para Espa?a que, no obstante invocar este nombre, comienza por negar su existencia. Este vicio subyacente y ontol¨®gico hace que para m¨ª, aparte de otras consideraciones de peso, tanto de fondo como de forma, la Constituci¨®n del 6 de diciembre sea radicalmente nula.
Por encima y al margen de todo esquema pol¨ªtico aplicable a Espa?a, se encuentra, sin duda, Espa?a misma como destinataria y beneficiaria del mismo, perojam¨¢s como v¨ªctima o como reo. Proclamar bien alto que Espa?a es naci¨®n y que su unidad no puede dividirse y aventarse en nacionalidades, constituye hoy, con frase de Ramiro Ledesma Ramos, una consigna revolucionaria, en el m¨¢s noble sentido que a este vocablo corresponde en una coyuntura disgregadora como la presente.
En el primer enunciado del programa de Uni¨®n Nacional se dice por ello que ?la unidad de Espa?a no es negociable?. Conviene, sin embargo, exponer, aunque sea de modo sucinto, en qu¨¦.consiste esa unidad, para que no se quede en un enunciado sin contenido, cu¨¢les son los pilares en que descansa, sus razones profundas y biol¨®gicas, porque s¨®lo conoci¨¦ndolas, am¨¢ndolas, defendi¨¦ndolas y fortific¨¢ndolas evitaremos que esa unidad se cancele y que Espa?a subscriba su dimisi¨®n para convertirse en una ficha amarillenta de archivo.
Para m¨ª, hay a modo de siete signos, casi me atrever¨ªa a calificarlos de sacramentales, de nuestra unidad, y son los siguientes:
Unidad de historia: Espa?a, como unidad, nace con Recaredo. Los Reyes Cat¨®licos no hicieron la unidad de Espa?a. Fernando e Isabel la rehicieron y ha llegado intacta hasta nosotros. Los reinos de la Reconquista no trataron de perpetuarse, ya que se sab¨ªan instrumentos para el recobro de la. unidad perdida por la invasi¨®n sarracena.
?Tiene alg¨²n derecho la generaci¨®n presente, por abulia del pueblo o deserci¨®n de sus cuadros directivos, a romper la unidad de la historia com¨²n, a renegar de Espa?a, a olvidarse, sin memoria colectiva, de la voluntad de fundaci¨®n, como dec¨ªa Jos¨¦ Antonio, que le ha dado el ser y la vitalidad?
Unidad territorial: La unidad de Espa?a comprende lo que llamamos la Espa?a peninsular, la insular y la africana; y tambi¨¦n la Espa?a irredenta y, por tanto, el pe?¨®n de Gibraltar.
Unidad social: Es decir, unidad de convivencia, que repudia, como un pecado contra el esp¨ªritu de la Patria, los tres separatismos, de los hombres, las clases y las tierras.
Unidad pol¨ªtica: Porque entendemos que Espa?a es un pueblo, una Patria y un Estado. A Espa?a la integran y fortalecen sus regiones. Pero Espa?a no se debilita y desin,tegra. en nacionalidades. El Estado est¨¢ al servicio de la naci¨®n, y por ello mismo, el Estado ha de ser ¨²nico, aunque su Administraci¨®n deba descentralizarse, precisamente para que, siendo m¨¢s ¨¢gil, sirva mejor al cometido del Estado, que no es otro que el bien com ¨²n de los espa?oles.
Unidad religiosa: Pues Espa?a ha sido conformada por el catolicismo, y sin la unidad en tomo a ¨¦l quiebran, como dijo Men¨¦ndez y Pelayo, las otras unidades. ?Que esto disuene hoy no quiere decir que no sea una verdad como un templo! Unidad de fe, sin mengualporque as¨ª lo requiere esa misma fe, del derecho civil a la libertad religiosa como inmunidad de coacci¨®n.
Unidad consigo misma: Que eso significa lealtad a la tradici¨®n, a las constantes identificadoras del ser nacional, al hilo continuado de la propia personalidad, manteniendo y aumentando el pulso colectivo, reuniendo en un solo p¨¢lpito la herencia recibida y el gen creador.
Unidad de destino: Porque del fondo del pasado nace nuestra revoluci¨®n. Con esa unidad se garantiza la empresa asumida por la Patria, incorporando a ella a cada generaci¨®n que se sucede, dando al pueblo, por encima de la sensaci¨®n de masa que vegeta, la energ¨ªa vital renovadora de su misi¨®n en lo universal.
Esa unidad de Espa?a, fruto de las siete unidades que acabo de exponer, no puede negociarse, es una res sacra, no est¨¢ en el comercio de los hombres, es un legado de honor que nos comprometemos a entregar intacto a nuestros hijos.
As¨ª entendemos la unidad de Espa?a los hombres y las mujeres de Fuerza Nueva y Uni¨®n Nacional.
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