Cinco terratenientes disparan contra sesenta vecinos de un pueblo de Burgos
El s¨¢bado, en Pinillos de Esgueva, pueblo cercano a Aranda de Duero, cinco hombres dispararon contra sesenta vecinos del pueblo, e, hirieron a once, dos de los cuales se encuentr¨¢n graves. El asunto Mene desde los a?os cincuenta, cuando la familia Lairea empez¨® a cultivar tierras de propiedad comunal con el encubrimiento del alcalde. Al hacerse la concentraci¨®n parcelaria en 1974, el pueblo se indign¨® al comprobar que eran ya cuatrocientas las hect¨¢reas usurpadas, por las que ni siquiera se paga contribuci¨®n. Se calcula que son casi quince miliones,de pesetas anuales los beneficios que puede rentar ese grano.
En 1975, el nuevo alcalde, Silverio de Diego, inici¨® las gestiones para que esas tierras volvieran al poder de la comunidad, y puso una demanda a la familia Larrea. Desde entonces, no se ha conseguido otra cosa que las largas que en todas partes les han dado, sin querer resolver nadie nada. En el juzgado de Aranda, por defectos de forma, el proceso se ha paralizado tres a?os. Durante todo este tiempo, el pueblo ha aguantado pacieptemente que se le devuelva lo suyo y ha luchado pac¨ªficamente contra los Larrea, que incluso ?para demostrar qui¨¦nes eran, llegaron a cultivar los caminos de servidumbre?.Enrique Garc¨ªa (mozo del pueblo que est¨¢ hoy en el hospital), avis¨® el pasado s¨¢bado a los vecinos que los Larrea estaban cultivando, las tierras. Los obreros que antes trabajaban para ellos se han negado a seguir haci¨¦ndolo. Algunos acordaron subir a hablar con ellos, ya que se hab¨ªa quedado en que nadie tocase las tierras hasta que se resolviese el asunto. Subieron, pues, con ocho tractores, mujeres y ni?os a pie, por el camino. Nada m¨¢s ver aparecer a las gentes del pueblo, los Larrea, empezaron a disparar. Los vecinos siguieron avanzando, porque, en principio, creyeron que s¨®lo lo hac¨ªan par asustarlos. Un perro que se adelant¨® ladrando, cay¨® muerto en el acto. Once fueron los h¨¦ridos, entre ellos la mujer y el hijo del alcalde, a quien -?se la tienen jurada?. El pueblo asegura que, adem¨¢s de con escopeta, tambi¨¦n tiraban con bala de posta.
El conductor de uno de los trac tores, al ver todo, aquello; dio media vuelta y baj¨®, a avisar a la Guardia Civil de Torresandino. Al notar que se iba un tractor, los Larrea dejaron de tirar y montaron en un Land-Rover y en otro tractor para huir, al tiempo que disparaban desde las ventanillas.
Cuando se lleg¨® al cuartel de la Guardia Civil, el sargento se neg¨® a intervenir si no se le presentaba un certificado m¨¦dico de que hab¨ªa heridos de arma. Incluso, luego al ver a dos de los heridos, dijo que ¨¦l no pod¨ªa decir ni saber qu¨¦ hab¨ªa producido esas heridas, que igual se las hab¨ªan hecho con un cuchillo y que sin certificado no levantaba atestado y, por tanto, no interven¨ªa.
A los heridos m¨¢s graves se los tuvo que llevar, sin perder tiempo, el propio m¨¦dico de Cabanes al hospital de Aranda, uno con un tiro en el ri?¨®n y otro en la cara. Se avis¨® al cuartelillo de Lerma, y al bajar el teniente de all¨ª, el sargento empez¨® a actuar deteniendo s¨®lo a tres, Angel, Pedro y Francisco Larrea, ya que, seg¨²n dijo el abogado a EL PAIS, s¨®lo hab¨ªa tres armas, en contra de la opini¨®n de todo el pueblo, que asegura que eran cinco personas, con, igual n¨²mero de armas. Los vecinos est¨¢n indignados porque ?el mayor, el del bigotillo, Jos¨¦ Mar¨ªa, el ingeniero, era el que m¨¢s disparaba y al que no han cogido?.
Ahora el pueblo pide que el delito se castigue, se devuelvan las tierras y que ?la justicia haga justicia a todos, sin encubrir a nadie, ya que si no actuaremos nosotros?. Es curioso que hace s¨®lo una semana que el gobernador civil llam¨® al alcalde del pueblo para decirle que esperasen a que pasasen las elecciones.
El abogado del pueblo, Carlos Carrasco, coment¨® a EL PAIS que esta locura s¨®lo, se comprende si pensamos que estos hombres se han cre¨ªdo que nada ha cambiado y que ellos siguen siendo los due?os incuestionables de todo, ?los hijos del boticario?, y que, por tanto, pueden seguir actuando en la m¨¢s completa impunidad. Por esta locura, Aurelio Higuero de Diego tiene partido el ri?¨®n y el bazo.
El domingo, el juez de Aranda s¨®lo hab¨ªa tomado declaraci¨®n a uno de los heridos. La denuncia se ha presentado por homicidio en grado de frustraci¨®n.
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