El "ayatollah" Jomeini, de espaldas a la izquierda
En sectores intelectuales y progresistas se erripieza ya a hablar de ?la dictadura de los mulajs?. ?La censura de la televisi¨®n es ahora m¨¢s dura que en los tiempos del sha?, dec¨ªa hace unos d¨ªas Journal de Teher¨¢n. Ayer, el primer ministro, Mehdl Bazargan, declaraba a Le Monde que ?es preciso canalizar la revoluci¨®n sin cooperar con los marxistas?.Todo parece indicar que la nueva Rep¨²blica Isl¨¢mica podr¨ªa llegar, incluso, a solicitar la ayuda indirecta de Estados Unidos para acabar con su oposici¨®n interna. Recientemente han aparecido en Teher¨¢n varias cintas magnetof¨®nicas con una entrevista del coronel Nasirrulaj Tavakoli, coordinador militar del Comit¨¦ Jomeini y hombre de confianza del general Gharani, jefe del Estado Mayor. Entre otras cosas, Tavakoli dec¨ªa: ?Necesitamos a¨²n alg¨²n tiempo. Luego haremos lo necesario: fusilaremos a los izquierdistas.?
El Ej¨¦rcito, a¨²n con sus mandos dispersos y cerca de doscientos oficiales depurados, encarcelados o fusilados, parece tomar de nuevo importancia. Las milicias, dos semanas despu¨¦s del triunfo de la revoluci¨®n, van a ser sustituidas por el Ej¨¦rcito regular. Mientras los feday¨ªn (guerrilla marxista) insisten en sus deseos de continuar armados, el Gobierno ha pedido tambi¨¦n a los muyaidin -que los primeros d¨ªas constituyeron el n¨²cleo de las guerrillas isl¨¢micas jomeinistasque entreguen sus metralletas. Como era de esperar, los muyaid¨ªn se han negado y comienzan a dar sus espaldas a Jomeini, que, seg¨²n ellos, ?est¨¢ muy influenciado por los sectores m¨¢s conservadores del clero chiita?.
El ayatollah Talegani -que pas¨® m¨¢s de una decena de a?os en la c¨¢rcel y fue quien cre¨® junto a Bazargan el Movimiento por la Liberaci¨®n de Ir¨¢n- ha dimitido del Consejo de la Revoluci¨®n. Talegani adujo ?motivos de salud?, pero se piensa que las razones son pol¨ªticas. Talegani es el hombre m¨¢s progresista del movimiento religioso iran¨ª y parece sentirse desplazado por el sector conservador.
Los recientes flirteos del r¨¦gimen de Jomeini con Estados Unidos no tienen que sorprender demasiado. Dos de los primeros nombramientos importantes recayeron en dos anticomunistas, que eran los hombres m¨¢s cercanos a Jomeini en Nauphle le Chateau: Yazdi (actual secretario de Estado para Asuntos de la Revoluci¨®n) y Gothzadebth (director general de radiotelevisi¨®n). Ahora, adem¨¢s, la izquierda comenta que el nuevo jefe del Estado Mayor, general Gharani, particip¨®, antes de caer en desgracia, en la represi¨®n que sigui¨® a la ca¨ªda del primer ministro Mossadeq (1953) al lado de la CIA. El ayatollah Chariat-Madari -que critic¨® hasta hace poco a Jomeini por considerarlo ?demasiado progresista?- es, desde hace unos d¨ªas, ministro de Cultura.
Para muchos, la depuraci¨®n del Ej¨¦rcito tiene un car¨¢cter exclusivamente t¨¦cnico. Se trata de sustituir unas fuerzas armadas caras, corruptas e ineficaces por otras que funcionen.
Incluso el Frente Nacional -agrupaci¨®n de partidos moderados de oposici¨®n al sha, al que pertenece al primer ministro Bazargan- ha puesto sus peros al Gobierno. En un largo comunicado hecho p¨²blico la pasada semana. el Frente nacional se quejaba de la falta de representaci¨®n de feday¨ªn y muyaid¨ªn en el primer Gabinete de la Rep¨²blica Isl¨¢mica.
La izquierda laica, por su parte. va buscando huecos. El Partido Comunista -Tudeh-, trata de recuperar el prestigio perdido durante a?os de infiltraciones policiales. ambiguas posturas y ciega obediencia a Mosc¨². Casi cada semana nacen nuevas formaciones que piden un lugar en la creaci¨®n del nuevo r¨¦gimen.
?Please don't look out? (Por favor, no miren afuera), dice un cartel colocado recientemente sobre las cortinas de la sala de prensa habilitada en una escuela cor¨¢nica que ahora sirve tambi¨¦n de prisi¨®n. El cartel se convirti¨® pronto en todo un s¨ªmbolo del hermetismo mantenido en las dos ¨²ltimas semanas por los nuevos dirigentes de la naci¨®n. Los t¨¦lex han estado cortados y las llamadas telef¨®nicas internacionales son casi imposibles. El asunto no tiene ninguna explicaci¨®n t¨¦cnica. Se cree que es un discreto intento de invitar a los periodistas extranjeros para que vuelvan a sus pa¨ªses. La libertad de expresi¨®n por lo que se ve, no tiene mucho futuro en Ir¨¢n.
Aun ahora los familiares de los desaparecidos durante la batalla de Teher¨¢n tratan de buscar los nombres de sus allegados en las largas listas expuestas en las puertas de los hospitales y dep¨®sitos de cad¨¢veres. Dando una nota de absoluta vuelta a la normalidad, ya hay polic¨ªas de tr¨¢fico en todas las esquinas.
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