El general Agust¨ªn Mu?oz V¨¢zquez, asesinado en Madrid a la puerta de su domicilio
El general de brigada Agust¨ªn Mu?oz V¨¢zquez fue asesinado ayer en Madrid a las tres de la tarde, a la puerta del domicilio de una de sus hijas, cuando se dispon¨ªa a bajar del coche oficial en que viajaba. Seg¨²n testigos presenciales, el general hab¨ªa puesto un pie en tierra, mientras el soldado que le acompa?aba sosten¨ªa la portezuela del coche, cuando un joven se acerc¨® y, sin mediar palabra, dispar¨® cinco tiros a muy corta distancia, que le causaron la muerte instant¨¢nea. Los autores del atentado huyeron en un Seat 127 aparcado en las cercan¨ªas, mientras el ch¨®fer, ayudado por el portero de la finca, introduc¨ªa el cuerpo del general en su autom¨®vil y le conduc¨ªa a un ambulatorio cercano, donde ingres¨® ya cad¨¢ver.
El Peneral Mu?oz V¨¢zquez hac¨ªa apenas dos meses que se encontraba en Madrid, tras ser nombrado jefe de la intendencia general del Ej¨¦rcito de Tierra. Como casi todos los d¨ªas, acud¨ªa al domicilio de una de sus hijas en el n¨²mero 46 de la calle de Joaqu¨ªn Garc¨ªa Morato. A las tres de la tarde, el portero del inmueble de la finca se dispon¨ªa a comer cuando oy¨® los disparos. Sali¨® apresuradamente y s¨®lo lleg¨® a tiempo de ver el cuerpo ca¨ªdo del general en el asiento trasero. Algunos testigos y el mismo ch¨®fer contar¨ªan despu¨¦s que el general no tuvo tiempo de descender del veh¨ªculo por la rapidez con que el atentado se llev¨® a cabo. Los disparos fueron certeros, como lo demuestra que ni siquiera los cristales del veh¨ªculo resultaron da?ados.Los agresores ten¨ªan aparcado otro coche a pocos metros, en la esquina de Garc¨ªa Morato con Rafael Calvo. Recorrieron un trayecto muy corto, ya que el veh¨ªculo se encontr¨® poco despu¨¦s aparcado frente a un taller de reparaciones de la segunda calle citada. Las llaves de contacto se encontraron debajo del asiento del conductor y se comprob¨® que el veh¨ªculo era robado.
Mientras tanto, el ch¨®fer pidi¨® ayuda al portero y a los transe¨²ntes, y entre todos acomodaron de nuevo el cuerpo del general en el asiento trasero. Le condujeron en su mismo veh¨ªculo a la casa de socorro de Chamber¨ª, situada en el n¨²mero 6 de Rafael Calvo. donde ingres¨® ya cad¨¢ver. El coche qued¨® aparcado en una peque?a entrada interior. El m¨¦dico de guardia se apercibi¨® de la imposibilidad de prestar ayuda al general y en cumplimiento de las ordenanzas vigentes no toc¨® el cuerpo para nada limit¨¢ndose a cubrirle con una manta.
All¨ª permaneci¨® hasta las cuatro y media de la tarde. momento en que acudi¨® un coche oficial del juzgado de guardia, con el m¨¦dico forense y el juez de instrucci¨®n para levantar acta del fallecimiento.
Capilla ardiente en el G¨®mez Ulla
Cerca de las cinco de la tarde. ya cumplidas las diligencias legales se permiti¨® el traslado del cuerpo del general a una ambulancia municipal escoltada por dos motoristas un veh¨ªculo del Ej¨¦rcito de Tierra y otro de la Polic¨ªa Nacional. que le condujo al hospital militar G¨®mez Ulla lugar donde se instal¨® la capilla ardiente.
La zona donde se desarrollaron los hechos cuenta habitualmente con una fuerte vigilancia habitual de la polic¨ªa. Al principio, de Garc¨ªa Morato se encuentran las dependencias del documento nacional de identidad, y en la calle de Rafael Calvo, ya cercana con Miguel Angel, est¨¢n instaladas las oficinas de expedici¨®n de pasaportes. A su vez. en la calle de Miguel Angel est¨¢ situado el edificio de la Escuela Superior de Polic¨ªa. Adem¨¢s, el p¨²blico siempre es numeroso a la altura del 46 de Garc¨ªa Morato. A las tres de la tarde deambulaban por all¨ª gran n¨²mero de transe¨²ntes muchos de ellos j¨®venes que estudian en el colegio marista situado tambi¨¦n a unos cien metros en la calle de Rafael Calvo. Dos de estos j¨®venes parecen ser los testigos m¨¢s importantes con que cuenta la polic¨ªa adem¨¢s del ch¨®fer, ya que pasaban justamente por la esquina cuando se produjeron los disparos y tuvieron tiempo de anotar la matr¨ªcula del veh¨ªculo utilizado en la huida.
Las declaraciones del resto de los testigos son confusas, por la rapidez de los acontecimientos. Parece seguro sin embargo, que el atentado lo cometieron cuatro j¨®venes y que el autor material de los disparos fue un hombre joven vestido con pantalones y cazadora de color marr¨®n. de pelo moreno y con gafas.
Absoluci¨®n "sub conditione"
La zona estuvo durante m¨¢s de tres horas plagada de curiosos que recaban datos de los pocos testigos presenciales que quedaban en las inmediaciones. Un sacerdote de la cercana parroquia de Santa Teresa. Jes¨²s Gonz¨¢lez, acudi¨® a los pocos minutos a la casa de socorro para prestar a la v¨ªctima los auxilios espirituales. El sacerdote absolvi¨® al general Mu?oz V¨¢zquez sub conditione y rez¨® un responso, que fue contestado por los polic¨ªas que montaban guardia.
El citado sacerdote declar¨® despu¨¦s a los periodistas que el cuerpo del general hab¨ªa sangrado abundantemente y que pudo apreciar un orificio de bala que entraba por el cuello y sal¨ªa por la nuca aunque no supo decir si ten¨ªa heridas en otras partes del cuerpo.
Un fuerte contingente de polic¨ªas acordon¨® y cort¨® el tr¨¢fico por Rafael Calvo obligando incluso a los viandantes a cambiarse de acera o rodear la manzana. En ning¨²n momento se permiti¨® a los periodistas acercarse al veh¨ªculo, y se produjeron algunas discusiones entre aqu¨¦llos y fot¨®grafos. Tres de estos se vieron obligados a entregar los carretes de sus m¨¢quinas por haberse acercado demasiado. Mientras el cuerpo del general permaneci¨® en la entrada de la casa de socorro. se registr¨® la llegada de varios oficiales de alta graduaci¨®n del Ej¨¦rcito de Tierra. Una de sus hijas acudi¨® andando, al conocer la noticia visiblemente afectada. A las seis de la tarde subi¨® a su domicilio acompa?ada de algunos familiares.
Seg¨²n fuentes de la polic¨ªa, los autores del atentado se encuentran a¨²n en la ciudad, y es posible que se alelaran de la zona utilizando el Metro. Aun as¨ª las salidas de Madrid por carretera fueron cortadas, y se han instalado varios controles policiales.
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