Perder el tren

Estamos en un momento muy delicado en cuanto a la futura convivencia de nuestro pueblo y al porvenir de nuestros hijos se refiere.El marco constitucional, ya aprobado, es eso: un lienzo con unas medidas concretas, abocetado, pero en el que, a partir de los inminentes comicios, hay que empezar -funci¨®n important¨ªsima- a dibujar ya el definitivo paisaje con colores n¨ªtidos, con luces y sombras.

Una Constituci¨®n supone, nada m¨¢s y nada menos, las reglas de juego de un pa¨ªs, y dado el proceso de elaboraci¨®n que entra?a no se redacta y aprueba para unos a?os, sino para d¨¦cadas. De ah¨ª la importancia de que ocupemos ese asiento que, como espa?oles, nos corresponde en este tren -valga el ejemplo-, tras el que tardar¨¢ mucho en pasar otro al que podamos subirnos de nuevo. Ocupemos, pues, nuestro sitio, sin hacer dejaci¨®n de derechos, que son deberes, a pesar de que haya m¨¢s de uno que se quede -indeciso y vacilante- en el triste and¨¦n de la indiferencia.