Fiesta en Tubinga
Hace muy pocos d¨ªas, la Universidad de Tubinga ha celebrado con una fiesta acad¨¦mica la jubilaci¨®n germ¨¢nica -no todav¨ªa, por fortuna, la jubilaci¨®n espa?ola- de Antonio Tovar, su profesor de Ling¨¹¨ªstica comparada. El coro Romania cantat, dirigido por F. J. Oroz Arizcuren, ha hecho sonar canciones en castellano -un fragmento de Vicente Alexandre- en provenzal antiguo, en vasco, en quechua, en ?romance?, en griego moderno, en lat¨ªn cl¨¢sico y en espa?ol coloquial. El decano de la facultad de Ciencias Culturales salud¨® a nuestro compatriota. El eminente profesor Eugenio Coseriu pronunci¨® su laudatio. El presidente de la universidad le entreg¨® la medalla de ¨¦sta, m¨¢xima distinci¨®n de la alma mater tubinguesa. Tovar, que hab¨ªa compuesto el texto de la canci¨®n en espa?ol coloquial, respondi¨® con un breve discurso al homenaje que se le tributaba. Y yo pienso que para est¨ªmulo y ejemplo de quienes vivimos sobre esta sufrida piel de toro, no ser¨¢ aqu¨ª inoportuno un r¨¢pido apunte de lo que en este acto dijo Coseriu y Tovar confes¨®.?Hombre del Renacimiento? ha sido Tovar a lo largo de los 45 a?os de su carrera intelectual, afirm¨® su laudator. Bajo los 265 t¨ªtulos de su bibliograf¨ªa, el festejado ha cultivado como original y vigoroso investigador la filolog¨ªa y la arqueolog¨ªa cl¨¢sicas, la ling¨¹¨ªstica indoeuropea, la historia antigua y la prehistoria de su patria, la lengua vasca y la c¨¦ltica, el enorme y complejo campo de las lenquas indoamericanas. La obra cient¨ªfica de Tovar pertenece ?al dominio de lo absolutamente ins¨®lito?. ha dicho textualmente Coseriu. Y prosiqui¨® as¨ª: ?Es de hecho posible vivir al lado de Antonio Tovar y, sin embargo, no conocer todas sus facetas. Se sienta trnquilamente entre nosobros, cumple puntualmente todos sus deberes de profesor y, por a?adidura, escribe todos los dict¨¢menes que de ¨¦l se solicitan, ayuda generosamente, con su consejo y su trabajo a estudiantes, estudiosos j¨®venes y muchos m¨¢s, participa en las sesiones de varias Academias. a la vez que, entre tanto, aparecen libros suyos en los m¨¢s distintos pa¨ªses del mundo.? Y recrea al plano la m¨²sica de Bach y siente que sin cesar le quema el alma el destino hist¨®rico de su patria. habr¨ªa que agregar.
Tovar, por su parte, medit¨® en alta voz acerca de la instituci¨®n a que tan ejemplarmente ha servido y acerca de s¨ª mismo. Hasta 1933. la universidad humboldtiana ha dado un modelo al mundo. Financiada por el Estado, pero aut¨®noma en su gesti¨®n, esa universidad puso la envidiable libertad de que gozaba al servicio de una organizaci¨®n del trabajo cient¨ªfico maravillosamente fecunda. En Urbana (Illinois) y en Tubinga ha podido ¨¦l conocer y estimar -todav¨ªa- el valor de tal ?rep¨²blica de profesores?. Pero sin nostalgia. porque ?la costosa ciencia actual, la investigaci¨®n, que tantos millones exige, las cl¨ªnicas gigantescas, ya no pueden ser regidas por una rep¨²blica igualitaria de profesores?. Por otra parte, los planes de estudio y las perspectivas profesionales de la titulaci¨®n universitaria, tan condicionadas por las exigencias de la sociedad actual, requieren profunda reforma. En esa direcci¨®n hemos de movernos.
Heredero y continuador de una tradici¨®n intelectual que arranca de la implantaci¨®n del idealismo krausista en las aulas espa?olas y pasa luego por Ortegit y por los pensionados de la Junta para Ampliaci¨®n de Estudios, Tovar declar¨® haber recibido en su vida el favor de un milagro ?a lo Mahoma?, si es l¨ªcito decirlo as¨ª. ?No me fue posible -dijo, recordando sus a?os de rector de Salamanca- organizar en Espa?a una universidad seg¨²n el modelo de la alemana de Humboldt. El viaje y la pesquisa me fueron dados a cambio. Hasta que al fin s¨²bitamente me lleg¨® un llamamiento de Tubinga, y como Mahorna, que no pudo hacer llegar la monta?a hasta ¨¦l, he vivido el milagro de que la monta?a, esto es, Tubinga me llevara a m¨ª hasta ella.? La c¨¢tedra de Ling¨¹¨ªstica comparada fue creada en Tubinga en 1925, y desde entonces ha tenido tres titulares: Ernst Sittig, uno de los pioneros del cretense; Hans Krahe, investigador de la cultura il¨ªrica y Antonio Tovar, ein Forscher von ganz anderem Kaliber, ?investigador de muy otro calibre?, escribe un cronista de la ciudad. Y termina pregunt¨¢ndose: ??Qui¨¦n podr¨¢ sucederle dignamente?? Yo, desde Espa?a, te respondo: quien sea capaz de proyectar y cumplir una biograf¨ªa intelectual semejante a la que puntill¨ªsticamente dise?¨® nuestro compatriota en el texto de la canci¨®n que para ese acto ¨¦l mismo compuso: Lengua vasca, lengua ¨ªbera, / giro por la Antig¨¹edad, / ?La constituci¨®n de Atenas?. / cl¨¢sicos. Su estado actual. / El euskera y sus parientes, / de Pen¨¦lope el telar, / Grecia y el antiguo Oriente, / Fern¨¢n N¨²?ez de Guzm¨¢n. / Lenguas g¨®tica y eslava / el bruto de Cicer¨®n, / el bruto de Samosata, / chute et sonorisation. / Keltiberisch, Botorrita, / Pe?alba de Villastar, zum Mykenischen, mataco, / scripsit Antonius Tovar.
He copiado tan s¨®lo las cuatro estrofas finales del texto antes mencionado. El primer verso de ¨¦l -que inicia una ensalada verbal ir¨®nica y deliberadamente compuesta- dice as¨ª: ?Supita?o bravo chelo.? Mi personal homenaje a este insigne fil¨®logo y ling¨¹ista consistir¨¢ en hacer m¨ªo todo lo que de ¨¦l dijo Coseriu y en proponerle cambiar ese verso por este otro: ?Diuturna fuerte Chelo?, cuidando mucho de hacer larga la primera ?u?, para que no sufra la m¨¦trica, y convirtiendo resueltamente en may¨²scula la ?c? del vocablo final. A buen entendedor, pocas palabras.
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