El "Concierto para viol¨ªn" de Roberto Gerhard
El Concierto para viol¨ªn es obra que en otro compositor podr¨ªa acusar un cierto car¨¢cter de ?puente?. Lo que no sucede en Roberto Gerhard, ya que el ilustre m¨²sico de Valls, cuyo discipulaje alcanza desde Pedrell y Granados hasta Schoenberg, reuni¨® en s¨ª mismo tres estilos, cada uno y todos vividos con autenticidad. Dec¨ªa Lionel Salter music¨®logo brit¨¢nico. que en realidad Gerhard era ?tres compositores en uno?, manera gr¨¢fica, y sencilla de reflejar una verdad.Tan aut¨¦ntico y maduro nos suena el Gerhard nacionalista como el impresionista mediterr¨¢neo o el schocribergiano. El Concierto, escrito entre 1942/43, asume en forma esencializada las diversas corrientes del pensamiento y la naturaleza de Gerhard y. sobre todo, revela un, m¨²sico de largo aliento y formidable oficio. Lo estren¨® otro ?catal¨¢n universal?, Antonio Brossa, en Florencia, en 1950, y seg¨²n mis noticias, en Espa?a s¨®lo se hab¨ªa dado en Barcelona por Xavier Turull. En su parte violin¨ªstica y en la orquesta se trata de p¨¢ginas de grandes dificultades que ahora domin¨® con brillantez virtuos¨ªstica el vien¨¦s. afincado en Londres, Erich Gruenberg y, con no menor perfecci¨®n la Orquesta Nacional y su titular, Ros Marb¨¢. Hasta el lenguaje moderno de Gerhard llegan en el concierto inconfundibles auras romanticistas, y los procedimientos dodecaf¨®nicos, empleados sin beater¨ªa, quedan subsumidos en el pensamiento Ideol¨®gico musical, de fuerte expresividad. El ?largo? tiene algo de homenaje a Schoenberg, al basarse en la misma serie del cuarto cuarteto del m¨²sico vien¨¦s. Y en cuanto al final, su esp¨ªritu scherzante, su intencionalidad l¨²dica acoge diverso tipo de referencias realizadas con extraordinaria sutileza: la marsellesa, la sardana, el espa?olismo ir lo Sarasate- Lal¨®- Chabrier, que han sido interpretadas desde un punto de vista atitobiogr¨¢fico. Excelente obra que contribuye al ingreso tard¨ªo en la normalidad de nuestro programa de uno de los m¨¢s claros talentos musicales de Espa?a.
Como conozco, y, bien, la versi¨®n que hace Ros Marb¨¢ de la Heroica, he de entender que la escuchada en esta ocasi¨®n, con todo y ser digna de aplauso, sufri¨® la limitaci¨®n de ensayos tan frecuentes entre nosotros y aun fuera de nosotros. Todo sale con dignidad, pero no hay forma en p¨¢gina de repertorio, de que el maestro imponga por entero sus puntos de vista.
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