La autonom¨ªa asturiana puede chocar con la empresa p¨²blica
El declive de Asturias, regi¨®n privilegiada por las inversiones del Instituto Nacional de Industria (INI) y por sus recursos -est¨¢ a la cabeza de la producci¨®n de carb¨®n, acero, ma¨ªz, patatas, cemento, aluminio, cinc y energ¨ªa el¨¦ctrica-, encuentra una dif¨ªcil justificaci¨®n ante el resto de la comunidad nacional, tentada a veces de poner sobre el tapete los elevados salarios de los mineros y sider¨²rgicos y las enormes p¨¦rdidas de Hunosa y Ensidesa. El siguiente dato es elocuente: en 1949, Asturias era la tercera prov¨ªncia espa?ola enrenta por habitante, mientras que hoy est¨¢ por debajo de la media nacional.El envejecimiento de las instalaciones mineras y sider¨²rgicas, la crisis del carb¨®n en un momento en que su sustituci¨®n por otiros combustibles l¨ªquidos o gaseosos parec¨ªa irreversible, el emplazamiento inapropiado de las plantas sider¨²rgicas de Mieres y Langreo -Fabrica de Mieres y Duro Felguera-, muy distantes del puerto de Gij¨®n, unido a un fuerte movimiento obrero, aconsejaron al Estado a actuar en 1965 a trav¨¦s del Plan de Acci¨®n Concertada para evitar que los patronos cumplieran su amenaza de cerrar las explotaciones. El Estado recibi¨® de la empresa privada el traspaso de su pasivo (p¨¦rdidas y mala gesti¨®n), que culminar¨ªa con la creaci¨®n de Hunosa, en 1967.
El Estado hab¨ªa dado su primer paso como empresario en la industria b¨¢sica en 1951, con Ensidesa, en Avil¨¦s, para resolver el problema de la escasez del acero. Las factor¨ªas asturianas, descapitalizadas, obsoletas, de reducida dimensi¨®n y escasa productividad, eran incapaces para atender la demanda nacional de productos sider¨²rgicos. La integraci¨®n de Uninsa -factor¨ªa situada en Gij¨®n- en Ensidesa consolid¨®, en 1970, el complejo sider¨²rgico m¨¢s importante del pa¨ªs.
El papel del sector p¨²blico en el desarrollo de la industria minera y sider¨²rgica asturiana ha estado subordinado a los intereses del sector privado. Las acciones concertadas en ambos sectores significaron una subvenci¨®n al capital privado.
El per¨ªodo de expansi¨®n del INI en Asturias, regi¨®n a la que ha dirigido un tercio de sus inversiones, coincide con el deterioro de la econom¨ªa provincial, pero ser¨ªa injusto culpar a la empresa p¨²blica de la crisis, porque sin la actuaci¨®n del Estado la industria asturiana se habr¨ªa derrumbado. El principio de subsidiariedad que ha presidido la filosof¨ªa de la empresa p¨²blica puede explicar, sin embargo, gran parte de los efectos negativos que ha generado. Las presiones de los grupos capitalistas, estrechamente ligados al INI, se orientaron a asegurarse el suministro de productos b¨¢sicos. La siderurgia asturiana fue durante muchos a?os la fuente de abastecimiento de acero bruto -de escasa rentabilidad y muy contaminante- para el grupo de Altos Hornos de Vizcaya, monopolizador de los productos acabados, mucho m¨¢s rentables.
Actualmente, m¨¢s de 55.000 personas, aproximadamente un 40 % de la poblaci¨®n activa industrial, trabajan en la empresa p¨²blica radicada en Asturias, la cual acapara el 45% del valor a?adido bruto (VAB) de esta regi¨®n, que concentra el 24% del sector nacional de met¨¢licas b¨¢sicas, el 26% del sector de la miner¨ªa y el 6 % del sector el¨¦ctrico -en t¨¦rminos VAB-, lo que supone una quinta parte de la industria de cabecera del pa¨ªs. El INI, que ha creado unos puestos de trabajo bien remunerados y de gran estabilidad, hace el papel de amortiguador de los ciclos econ¨®micos, retrasando los efectos de la crisis. El elevado nivel salarial de la empresa p¨²blica se emplea, tambi¨¦n, como argumento para justificar la ausencia de una industria transformadora ante la imposibilidad de competir en salarios con el Estado. Algunos empresarios privados se lamentan de que sus mejores fresadores y tomeros han abandonado su profesi¨®n para ingresar como peones en Ensidesa. Otros efectos negativos de la empresa p¨²blica radicada en Asturias son su alto poder contaminante y el crecimiento an¨¢rquico de Gij¨®n y Avil¨¦s, convertidas en ?ciudades f¨¢brica?.
Los municipios hulleros, en bancarrota
Las haciendas de los municipios hulleros -Aller, Bimenes, Langreo, Laviana, Lena, Mieres, Siero, San Mart¨ªn del Rey Aurelio y Riosa- se encuentran en la m¨¢s absoluta bancarrota desde la desaparici¨®n del canon del carb¨®n. Recientemente, sus alcaldes han solicitado conjuntamente del Gobierno la adopci¨®n de medidas urgentes para actualizar la participaci¨®n municipal en el producto bruto de las explotaciones mineras de hulla, cuyo ingreso qued¨® congelado desde 1967. La econom¨ªa de estos municipios -argumentan los alcaldes- aporta al resto de la naci¨®n su riqueza sin contrapartidas. ?Y lo que es m¨¢s triste -agregan-, comprobamos c¨®mo la hulla que sale de las minas, al ser transformada o utilizada en otros municipios, contribuye en forma destacad¨ªsima a la hacienda de los ayuntamientos, donde se consume o transforma: todo ello como consecuencia de un sistema fiscal que no tiene en cuenta los m¨¢s elementales criterios de justicia.?Las empresas mineras que por el r¨¦gimen de protecci¨®n no tributan por licencia fiscal producen un enorme deterioro en el paisaje y en los r¨ªos de sus cuencas.
Los municipios mineros de Hunosa est¨¢n situados en las cuencas de los r¨ªos Caudal, Aller y Nal¨®n. Reside en ellos aproximadamente una cuarta parte de la poblaci¨®n asturiana. Los m¨¢s importantes son los de Mieres, en la cuenca del Caudal, y Langreo, en la del Nal¨®n. Estos dos r¨ªos confluyen en Soto de Ribera, a pocos kil¨®metros de Oviedo-capital. Mieres, con 65.513 habitantes, ha slido el municipio m¨¢s castigado por la crisis. El esplendor de anta?o, que le convirti¨® en una de las zonas m¨¢s ricas del pa¨ªs, es ya historia que trata afanosamente de reavivar la coordinadora deasociaciones de vecinos. Hace m¨¢s de un siglo se instal¨® en Mieres una de las primeras factorias sider¨²rgicas de Espa?a, hoy en trance de desaparici¨®n coino consecuencia del abandono de sus obsoletas instalaciones, propiedad de Ensidesa. Las explotaciones mineras de la cuenca del Caudal ofrecen los resultados financieros m¨¢s desfavorables, por las dificultades de extracci¨®n y por su menor riqueza en carb¨®n coquizable. La potente industria de Mieres en otras ¨¦pocas se ha visto deteriorada de forma progresiva y alarmante. El siguiente dato es significativo: su Ayuntamiento ha quedade reducido a un organismo inoperante, cuyo presupuesto apenas si alcanza para pagar a su personal y los gastos de funcionamiento.
La cri¨ªsis de Langreo se remonta a los a?os sesenta, tras la ruptura de la autarqu¨ªa. Se produce entonces el cierre de un buen n¨²mero de minas y de las instalaciones de la planta sider¨¢rgica de La Felguera. Entre 1966 y 1970, Langreo perdi¨® m¨¢s de 12.000 habitantes. En los ¨²ltimos a?os la poblaci¨®n permanece estancada y sometida a un proceso de progresivo envejecimiento. Sus explotaciones mineras, situadas en la cuenca del Nal¨®n, son in¨¢s ricas que las del Caudal, y sus instalaciones de Ensidesa no est¨¢n tan pr¨®ximas al cierre como las de Mieres, pero la inevitable reestructuraci¨®n de la lanta sider¨²rgica integral no hace concebir demasiadas esperarizas al futuro de la f¨¢brica de La Felguera. Son previsibles, pues, nuevos trasvases de trabajadores, especialmente hacia Gij¨®n, que se ha convertido en el primer n¨²cleo de poblaci¨®n de Asturias, con 253.294 habitantes de derecho.
Los ayuntamientos de Mieres y Langreo estar¨¢n previsiblemente dominados por la izquierda despu¨¦s de las primeras elecciones municipales democr¨¢ticas, a tenor de los resultados de los tres comicios libres celebrados desde el 15 de junio de 1977. ?Qu¨¦ capacidad de gesti¨®n tendr¨¢n unos alcaldes y unos concejales, en su mayor¨ªa socialistas y comunistas, en ayuntamientos en situaci¨®n de bancarrota? ?Qu¨¦ relaci¨®n mantendr¨¢n -y qu¨¦ ayuda recibir¨¢n- con un Gobierno de UCD, partido que en Mieres no ha conseguido superar la cifra de ocho militantes, y que estuvo a punto de no presentar candidatura propia a las municipales?
Oviedo, Gij¨®n, Avil¨¦s: el tri¨¢ngulo central
Oviedo, Gij¨®n y Avil¨¦s forman un tri¨¢ngulo en la zona central de Asturias, cuyas comunicaciones han mejorado sensiblemente con la apertura al tr¨¢fico de la ?Y?, autopista sin peaje que constituye ?la calle mayor? de la regi¨®n, en torno a la cual se situar¨¢n todos los servicios provinciales.Oviedo, la capital, es Ia ciudad administrativa, con una calidad de vida superior a la del resto de la provincia. Gij¨®n, psincipal centro de atracci¨®n de los inmigrantes, ha crecido desordenadamente. Su ca¨®tico urbanismo es el fruto de una especulaci¨®n desenfrenada. Cuenta con una industria diversificada, pero registra, tambi¨¦n, el fuerte impacto de la empresa p¨²blica desde la integraci¨®n de Uninsa en Ensidesa. El proyecto de Uninsa debe su paternidad a las tres empresas sider¨²rgicas asturianas (Duro Felguera, Fabrica de Mieres y Sociedad Industrial Asturiana), que en 1961 se pusieron de acuerdo para explotar un tren de comerciales en Veri?a (Gij¨®n). Cinco a?os despu¨¦s, las tres empresas fundieron sus activos para crear una planta sider¨²rgica, esperanza de un renovado empuje del empresariado asturiano, desmentido en 1970, cuando el INI se hizo con la factor¨ªa en una ampliaci¨®n de capital. As¨ª, no tardaron en ser frenados los planes de expansi¨®n de Uninsa en beneficio de la creaci¨®n de la cuarta planta sider¨²rgica en Sagunto, promovida por el empresariado vasco y su asociado norteamericano US Steel.
La diversificaci¨®n industrial de Avil¨¦s es importante, pero el municipio est¨¢ supeditado en gran medida a Ensidesa, en tomo a la cual se han montado numerosas peque?as y medianas empresas que trabajan, en algunos casos, con car¨¢cter exclusivo, para la empresa nacional, cuya incidencia se extiende a los municipios de Corvera, Goz¨®n, Carre?o, Grado y Pravia: Despu¨¦s de Gij¨®n, Avil¨¦s es el segundo n¨²cleo industrial de la provincia, con un alto ¨ªndice de contaminaci¨®n y una deficiente calidad constructiva.
Directa o indirectamente, la empresa p¨²blica se ha convertido en el motor de la actividad industrial de la zona central asturiana en la que reside el 60% de la poblaci¨®n de la provincia.
El resto de la regi¨®n, con las excepciones de peque?os centros industriales y mineros, es rural. El campo asturiano se encuentra en condiciones de subdesarrollo. El sector agrario, con un 22% de la poblaci¨®n activa, ofrece una producci¨®n muy baja. El minifundismo, la falta de mecanizaci¨®n y de racionalizaci¨®n de las explotaciones son obst¨¢culos serios para potenciar este sector, que carece de redes de comercializaci¨®n y de transporte de sus productos a los centros urbanos.
La polarizaci¨®n hacia la industria ha provocado en los asturianos la asociaci¨®n de la idea de progreso ¨²nicamente al desarrollo industrial, con abandono de otras actividades rentables y complementarias.
La autonom¨ªa y la empresa p¨²blica
?Qu¨¦ incidencia puede tener en la empresa p¨²blica ma?ana la autonom¨ªa, y hoy la preautonom¨ªa, cuyo organismo de gobiemo se ver¨¢ incrementado con otros catorce miembros procedentes de los ayuntamientos, despu¨¦s de las elecciones municipales? Esta es la pregunta clave para muchos asturianos, que temen que la autonom¨ªa obligue a la regi¨®n a cargar con las p¨¦rdidas de Hunosa y Ensidesa. El car¨¢cter nacional de estas empresas despeja, sin embargo, cualquier duda. La responsabilidad de la gesti¨®n corresponde a la Administraci¨®n central, que opera atendiendo a los intereses del Estado, Hunosa y Ensidesa son empresas estatales ubicadas en Astunas, region que se beneficia de ellas y las padece, a la vez. El Consejo Regional puede aspirar a estar representado en sus consejos de administraci¨®n para facilitar una informaci¨®n rec¨ªproca y evitar fricciones entre los planes de las empresas nacionales y los planes regionales.
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