Venezuela: pobres y ricos
HIZO FORTUNA la frase ?Venezuela saudita?: la explotaci¨®n de la riqueza del petr¨®leo fue mal, irregularmente administrada. Cre¨® un mundo de pobres y ricos, de despilfarro y de miseria. En torno a Caracas, donde el bonito casco antiguo ha quedado ahogado por una red de autopistas, se desploman los ?ranchitos? por millares, por decenas de millares: inmensos barrios de chabolas en las que viven una vida imposible gentes del interior, colombianos clandestinos, marginados de todas clases. El delito econ¨®mico se va multiplicando, los nuevos -y los antiguos- millonarios se defienden en casas atrincheradas, con alarmas y puertas blindadas. Y, sin embargo, Venezuela se planteaba como modelo. Modelo de una socialdemocracia que se trataba de extender a Am¨¦rica Latina -como una ventaja indudable sobre el sistema de dictaduras y de represi¨®n-, que recib¨ªa el apoyo de la Internacional Socialista -y, tambi¨¦n, las peticiones de los socialistas de pa¨ªses en que el partido est¨¢ necesitado-, modelo de una ?democracia controlada?, donde el acceso d¨¦ las clases medias a las superiores es relativamente posible, pero donde las diferencias con los pobres siguen siendo abismales y lacerantes.Por eso se desplom¨® el poder en las elecciones. No se esperaba que el pa¨ªs pudiera inclinarse hacia la derecha socialcristiana del COPEI. Quiz¨¢ la socialdemocracia no ofrec¨ªa los necesarios perfiles de cambio, no obedec¨ªa a sus propias definiciones: una aventura com¨²n a los partidos modernos. AD -los ?adecos?- dio a Venezuela muchas de sus estructuras pol¨ªticas modernas: un concepto de democracia, el sufragio universal y secreto, la instrucci¨®n p¨²blica, la valorizaci¨®n de la mujer; dio una ilusi¨®n de izquierda al pa¨ªs, pero, poco a poco, elecci¨®n tras elecci¨®n, se fue inclinando a la derecha. Es el conservadurismo del poder; la creaci¨®n de una nueva clase burguesa, a lo largo del uso de ese poder y de la instalaci¨®n de adeptos en los puestos de privilegio. Ya est¨¢ lejos AD. de su fundador, R¨®mulo Bethancourt, salido de las filas del Partido Comunista. La izquierda se fue al MIR, al PRIN, al MEP, al MAS... Una fragmentaci¨®n caracter¨ªstica. Es tambi¨¦n peculiar que la ? nueva clase ? creada por el poder de Acci¨®n Democr¨¢tica se fuese m¨¢s a la derecha. Para defenderse. Se fue al COPEI, considerado, asimismo, como centro, pero, en realidad, una derecha -emparentado con UCD, partido que ejerce ahora en los pa¨ªses con constituciones democr¨¢ticas en Latinoam¨¦rica una considerable atracci¨®n; el viaje de Su¨¢rez a la toma de posesi¨®n de Herrera Campins es un espaldarazo a ¨¦ste-: se ha presentado, sobre todo, como una negaci¨®n; como una alternativa o un cambio a todo lo que ha dejado por hacer Carlos Andr¨¦s P¨¦rez; contra la corrupci¨®n, contra la mala administraci¨®n del petr¨®leo. El COPEI procede de la derecha cat¨®lica tradicional, a la que ha ido dando un retoque de reformismo; la calidad de ese reformismo se advertir¨¢ sabiendo que entre los nuevos ministros hay algunos del Opus Dei. COPEI (Comit¨¦ de Organizaci¨®n Pol¨ªtica Electoral Independiente) ha ido evolucionando desde la extrema derecha a estas nuevas posiciones, pero sin cambiar de hombres. De estos hombres de antes ha surgido un ?ala izquierda?, y uno de sus representantes es este Herrera Campins, que ya es presidente. Su porvenir, y el del pa¨ªs gobernado por ¨¦l, resulta, naturalmente, una inc¨®gnita
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