Espa?a, a punto de ser goleada en Bratislava
Espa?a perdi¨® s¨®lo por un gol ante Checoslovaquia, pero debi¨® encajar bastantes m¨¢s. Aunque en la primera parte, salvo los primeros minutos, mantuvo el tono defensivo de los partidos fuera de casa, asentada en un s¨®lido centro del campo, la ausencia de Del Bosque en la continuaci¨®n rompi¨® todo el esquema. De no haber fallado Ondrus el penalti pitado o si el colegiado h¨²ngaro se hubiese atrevido a se?alar el que inmediatamente le hizo Migueli a Nehoda, los checos, un equipo magn¨ªfico, con juego al primer toque y abierto a los espacios libres, no habr¨ªan tenido que esperar al minuto 86. La nulidad atacante espa?ola fue evidente una vez m¨¢s y el ¨²nico consuelo que queda tras un partido de ensayo, pero en el que Kubala hizo mal los cambios, es que Rumania ser¨¢ un enemigo mucho m¨¢s flojo.Checoslovaquia, con un juego r¨¢pido, merced a la facilidad en el pase largo de sus hombres de atr¨¢s y del centro del campo y a la movilidad de los tres atacantes, Gajdusek, Masny y Nehoda, puso en apuros a Espa?a nada m¨¢s iniciarse el encuentro. Los fallos en defensa se sucedieron, pero tampoco se puede echar toda la culpa una vez m¨¢s a quien debe cortar balones ante contrarios de calidad contrastada, si ¨¦stos llevan el bal¨®n controlado. El peligro ven¨ªa especialmente de delante. Espa?a necesit¨® m¨¢s de veinte minutos para asentarse en el centro del campo, donde basa gran parte de su fuerza, aunque sea m¨¢s v¨¢lida para ?amarrar? resultados, con juego hacia atr¨¢s y reiterativo, que con ambici¨®n.
Adem¨¢s, al margen de que en los primeros momentos el centro del campo espa?ol no hab¨ªa fijado los marcajes (Villar sobre Kozak, Del Bosque ante Stambachr y Asensi frente a Rott, mientras Cundi controlaba a duras penas al lateral Barmos para que no se uniese al ataque), las inteernadas del defensa libre Ondrus sembraron el desconcierto en la zaga hispana. Hasta los cinco minutos no se produjo el primer contraataque espa?ol, pero t¨ªmido, sin apoyo a los dos hombres punta. Los apuros en la porter¨ªa de Arconada, en cambio, ya hab¨ªan sido tres y un poco m¨¢s tarde el central Vojacek, tambi¨¦n al ataque, estrellaba un bal¨®n en el poste izquierdo tras el saque de un c¨®rner.
El buen juego de Del Bosque, sin embargo, bien secundado por Villar, mientras Asensi quedaba m¨¢s retrasado y Cundi s¨®lo cerraba huecos, sirvi¨® para contener la avalancha y espaciar los peligros. El problema entonces fue que el juego espa?ol por los extremos, apoyado con hombres que vinieran de atr¨¢s junto a Dan? y Santillana, brill¨® nuevamente por su ausencia. Ojal¨¢ Kubala tome nota de una vez y se practiquen m¨¢s jugadas como la solitaria de minuto 38, en que despu¨¦s del eterno ?tuya-m¨ªa? entre Villar y Del Bosque, al fin Marcelino se decidi¨® a meterse por la derecha y su centro casi lo remat¨® Santillana. El exigente p¨²blico checo, que est¨¢ acostumbrado al buen f¨²tbol e incluso pit¨® a su equipo cuando intent¨® retener el bal¨®n, tras marcar su gol, fue de las pocas veces que aplaudi¨® a Espa?a.
De cualquier forma, la ?m¨¢quina checa? a¨²n tuvo ocasiones antes del descanso y Migueli, Arconada y Asensi salvaron peligros claros de gol. Pero fueron cosa de ni?os al lado de lo vendr¨ªa a continuaci¨®n. Mientras Espa?a se. rompi¨® por su eje al salir L¨®pez Ufarte por Del Bosque, los cambios locales ni se notaron. Villar empuj¨® innecesariamente a Stambachr en el ¨¢rea y Ondrus estrell¨® el penalti correspondiente en la base del poste izquierdo -otro aliado espa?ol-. Migueli zancadille¨® claramente a Nehoda poco despu¨¦s, dentro del ¨¢rea, pero el ¨¢rbitro, generosamente, pit¨® la falta en la misma l¨ªnea. En esos momentos s¨®lo los fallos de los checos en la entrega y en el remate salvaron a Espa?a del desastre. Los dos laterales, Marcelino y San Jos¨¦, junto con Alesanco y Felipe -mejor que Migueli-, pusieron el bosque de piernas ¨²ltimo en los sucesivos barullos dentro del ¨¢rea. Checoslovaquia no marc¨® antes su gol de pura casualidad y no porque se olvidara de jugar por los extremos. Quien tuvo que olvidarse, por pura impotencia, fue Espa?a. Kubala, al destrozar el centro del campo con el endeble L¨®pez Ufarte, tampoco debi¨® alinear a Mor¨¢n y Alonso, los dos noveles, que apenas tocaron los balones y cuando los recibieron, entre la falta de apoyo y la inexperiencia, los desperdiciaron.
Un gran tiro de San Jos¨¦ desde fuera del ¨¢rea fue el ¨²nico y sorprendente peligro espa?ol en toda la segunda parte. Kubala ni siquiera se acord¨® que Quini pod¨ªa haber funcionado mejor junto a sus compa?eros Cundi y Mor¨¢n. Con todo -incluido el casi 2-0 de Panenka, dos minutos despu¨¦s del tanto de Masny-, Kubala y su selecci¨®n deben dar gracias a la suerte en el partido y, sobre todo, a que Rumania no ser¨¢ Checoslovaquia el 4 de abril en el estadio del Steaua, de Bucarest.
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