Juan Antonio Bardem: "Siempre quise hacer cine testimonial y realista"

Hoy se estrena en Madrid Siete d¨ªas de enero, el ¨²ltimo largometraje de Juan Antonio Bardem, en el que se narran los hechos de la semana calificada ?del complot? y que culmin¨® con la matanza de los abogados laboralistas de la calle de Atocha, el 24 de enero de 1977. La pel¨ªcula ha superado una serie de dificultades, en ocasiones procedentes de la Administraci¨®n, aunque no del Ministerio de Cultura, y en ocasiones de la propia industria cinematogr¨¢fica. No se pudo estrenar en pleno per¨ªodo electoral, es decir, antes del 1 de marzo, e incluso ahora se silencian algunos datos, tales como el del distribuidor, en la campa?a publicitaria.

?Pienso que todas las pel¨ªculas son pol¨ªticas, en tanto que transmiten una ideolog¨ªa determinada -declar¨® a EL PAIS Juan Antonio Bardem- Este es el cine que quise hacer siempre: testimonial, realista, nacional y popular, sin necesidad de tener que recurrir a simbolismos; es decir, rodado en libertad. Quiz¨¢ la caracter¨ªstica distintiva de Siete d¨ªas de enero con respecto a Calle Mayor o La muerte de un ciclista radique precisamente en que aqu¨¦llas las rod¨¦ durante la dictadura, pero coinciden en mis criterios sobre el cine. Al mismo tiempo, esta pel¨ªcula trata de cumplir la regla de la industria capitalista referente al "entretenimiento".??En 1977 -a?ade el realizador- ten¨ªa un contrato para hacer una pel¨ªcula de ficci¨®n, dram¨¢tica, pero el proyecto no prosperaba. Se estren¨® El puente, que en realidad fue la primera pel¨ªcula que rod¨¦ en libertad y pens¨¦ que deb¨ªa de continuar en esa l¨ªnea, y me puse a trabajar en otro gui¨®n en el que el humor era un componente importante. Un d¨ªa, en un almuerzo con mis hijos, surgi¨® la pregunta clave, ?por qu¨¦ no hacer algo que mereciera la pena? En definitiva lo que surgi¨® como pregunta era la posibilidad de intentar aplicar en la pr¨¢ctica lo que hab¨ªamos dicho y o¨ªdo durante los cuarenta a?os de dictadura: hacer un cine realista, testimonial, etc¨¦tera. El suceso de Atocha lo ten¨ªa muy presente, tanto en la raz¨®n como en el coraz¨®n. Hay que pensar que desde la detenci¨®n d¨¦ Carrillo, en diciembre, hasta las elecciones generales del 15 de junio, me dediqu¨¦ full time al partido (Juan Antonio Bardem es un destacado militante del Partido Comunista de Espa?a). Intent¨¦ comprobar hasta qu¨¦ punto el cine capitalista espa?ol era capaz de asumir una historia como esta. Lo cierto es que me dieron luz verde y empec¨¦ a trabajar.?

?Al proyecto se sum¨® inmediatamente Gregorio Mor¨¢n, periodista, que ya hab¨ªa publicado su serial sobre La semana del complot, que era el t¨ªtulo original del filme.?

?Al principio vimos muy claramente cu¨¢l era el riesgo m¨¢s evidente del gui¨®n: si nos hubi¨¦ramos apoyado en el relato de los camaradas y v¨ªctimas pod¨ªamos haber ca¨ªdo en la apolog¨ªa del partido. La manera de evitarlo fue el concebir la acci¨®n desde el punto de vista de los fascistas, no de las v¨ªctimas. Por otra parte, en la pel¨ªcula utilizamos el material documental que estaba al alcance de todos los espa?oles, puesto que se hab¨ªa publicado y transmitido por numerosos medios de informaci¨®n. No pretendimos aportar nada nuevo al desarrollo de los hechos, entre otras cosas porque para eso existe una investigaci¨®n judicial en marcha. A todo ello hay que a?adir una parte de ficci¨®n, historias secundarias. Sin embargo, podemos decir que entre la verdad absoluta y lo que cuenta la pel¨ªcula existe una distancia -por utilizar t¨¦rminos y conceptos matem¨¢ticos- todo lo peque?a que se quiera. ?

?Lo fundamental -contin¨²a Juan Antonio Bardem- es esclarecer y mostrar que ese hecho criminal no se acaba en s¨ª mismo, sino que existe una manipulaci¨®n y una estructura de fuerzas ocultas que fueron el motor de ese intento desestabilizador de la semana siniestra. Es evidente que la cosa no se acaba con la detenci¨®n de los presuntos asesinos, sino que se prolonga, ramifica, hasta unos niveles dif¨ªciles de llegar.?

?Otro de los factores que tuvimos en cuenta a la hora de planificar la producci¨®n fue el de los actores. Por una parte, no quer¨ªamos nombres famosos para que la acci¨®n no perdiera credibilidad. Pensamos en la posibilidad de trabajar con gentes no profesionales, pero al final optamos por una soluci¨®n intermedia: utilizar, preferentemente, actores j¨®venes, que cumplieron sobradamente los aspectos profesionales y no ten¨ªan la popularidad suficiente para desvirtuar la credibilidad de los hechos. Tengo que destacar tambi¨¦n la actuaci¨®n de Navarro, dirigente de CCOO del Transporte, y de sus compa?eros y camaradas, que en todo momento consiguieron identificarse con la acci¨®n.?

Entre las an¨¦cdotas del rodaje cabe mencionar la que se produjo en el transcurso de una asamblea de huelguistas del transporte. Los actores que desempe?aban el papel de fascistas actuaron, siguiendo las indicaciones del gui¨®n, como aut¨¦nticos boicoteadores. La tensi¨®n del plat¨® alcanz¨® un grado tal que los asambleistas casi linchan de verdad a los actores-provocadores, Juan Antonio Bardem destaca tambi¨¦n las facilidades concedidas por la Direcci¨®n General de Seguridad y el Ministerio de Justicia para poder rodar en los calabozos de Sol Y en las dependencias de las Salesas. ?Aunque todo era perfectamente legal, no pude olvidarme de las veces que estuve en Sol, en calidad de detenido, que no de director. La verdad es que fueron cuatro d¨ªas de rodaje bastante inolvidables. ?

Siete d¨ªas de enero es, sin duda, uno de los mayores empe?os de su director, con un reparto que llega a 106 actores, en r¨¦gimen de coproducci¨®n con Francia y unas evidentes expectativas.