Siete d¨ªas inolvidables

Suponiendo que el cine moderno espa?ol tenga padres reconocidos, habr¨ªa que reconocer entre estos pioneros a Juan Antonio Bardem. Desde Calle Mayor hasta hoy, su vida y obra han estado dedicadas ¨ªntegramente a ese cine, a trav¨¦s de sus diversos g¨¦neros, de la comedia al drama, y a trav¨¦s de distintas peripecias , desde la presidencia de su agrupaci¨®n profesional hasta la c¨¢rcel, no la c¨¢rcel de hoy, sino la de otros m¨¢s duros tiempos.Ello quiere decir que en un medio como ¨¦ste, en donde cada cual, salvo las consabidas excepciones, suele tener su precio, y en un pa¨ªs como este, donde el vaiv¨¦n de lapol¨ªtica tantas veces suele acomodarse a cierto tipo de intereses personales, J A. Bardem ha permanecido fiel a s¨ª mismo en su cine y en sus a?os, haciendo suyo el lema de aquel poeta cl¨¢sico ingl¨¦s que dec¨ªa: ?Antes muerto que mudado?. Como John Doorie, Bardem no ha cambiado y est¨¢ vivo por cierto todav¨ªa, y a pesar de una y otra circunstancia tampoco ha busca do, que se sepa, ninguna ventaja especial de esta doble y larga dedicaci¨®n, salvo la com¨²n a todos, de seguir realizando sus pel¨ªculas. En este tiempo en el que cada d¨ªa solemos ver pasar recibo apresurado por un servicio prestado o unos meses de exilio, la vida que a veces suele mostrarse justa, ya que no generosa, ha decidido al fin premiar a Bardem, llev¨¢ndole a realizar su mejor pel¨ªcula. Los g¨¦neros m¨¢s afines a ¨¦l, cuando no sus favoritos, se han venido a dar cita en ella. Cine pol¨ªtico, de acci¨®n, cine negro y vena popular se re¨²nen y combinan en tomo a una an¨¦cdota fundamental para la historia de Espa?a de estos ¨²ltimos tiempos.

Estos siete d¨ªas de enero, s¨ªmbolo y cr¨®nica de la vida espa?ola, recuerdo de tantas guerras civiles y de otras muchas calladas, pero no menos sangrientas, perpet¨²an en sus im¨¢genes la tragedia de Espa?a, acerc¨¢ndola a nosotros en hechos y palabras.

Lejos de toda trucuiencia y, sin embargo, cerca de la realidad, a un tiempo expl¨ªcito y dentro de los c¨¢nones de un cine vivo y nuevo, este filme de unos cuantos para todos goza adem¨¢s de una virtud fundamental: no se trata en ¨¦l de enfrentar a espa?oles contra espa?oles, de arrancar al espectador un grito o una protesta. S¨®lo quiere narrar unos hechos muy cercanos a todos nosotros, aunque en el paso-veloz de estos a?os y d¨ªas nos puedan parecer ya lejanos y ajenos. Esta cr¨®nica viva del pa¨ªs, muy bien fotografiada por L. Villase?or y enriquecida con im¨¢genes de archivo pat¨¦ticas, aun dentro de la escuela universal de otros filmes parecidos y aun con alguna laguna justificable en tan amplio reparto, se nos presenta as¨ª como una toma de conciencia, ante la que cada cual puede sacar sus conclusiones particulares. Por ello y porque no se trata de una pel¨ªcula al uso, ni siquiera en su planteamiento, en lo que a actores se refiere, vale la pena destacar entre los profesionales a Fernando S¨¢nchez Polack y Jos¨¦ Manuel Cervino, cada cual en un estilo opuesto y efectivo y entre aquellos que prestan su imagen a su propio personaje, a Navarro que revive en la pantalla siete d¨ªas de enero, inolvidables para ¨¦l y para tantos otros espa?oles.