Callaghan, un pol¨ªtico capaz de reconciliar lo irreconciliable

Pol¨ªtico pragm¨¢tico y h¨¢bil, sin grandes proyectos ni ideas originales, pero capaz de conciliar lo irreconciliable, James Callaghan e uno de los pocos dirigentes laboristas que no pas¨® por la universidad. Hijo de un modesto suboficial de la Armada, comenz¨® a trabajar a los diecisiete a?os. Desde entonces su historial es realmente impresionante. Junto con el conservador Lord Butler es el ¨²nico pol¨ªtico ingl¨¦s que ha ocupado, antes de llegar a primer ministro, lo tres puestos claves del Gabinete: Finanzas, Interior y Asuntos Exteriores. Al mismo tiempo es el primer jefe de Gobierno desde Winston Churchil que no estudi¨® en la Universidad de Oxford.Sin embargo, Callaghan no responde en absoluto al prototipo del pol¨ªtico brillante. Algunos de sus cr¨ªticos afirman que lo que realmente le preocupa es lo que digan los peri¨®dicos de Cardiff, el distrito por el que viene siendo elegido desde 1945. Su ¨¦xito hay que buscarlo en su habilidad negociadora y en la aptitud para quedarse en la sombra en los momentos oportunos, sin tomar partido en las grandes querellas que desde el final de la guerra mundial han venido dividiendo al Partido Laborista.

Situado en el centro-derecha del partido, guarda buenas relaciones con Shirley Willians a su derecha y consulta todas las decisiones importantes con Michael Foot, el viejo le¨®n, portavoz de las ideas ?revolucionarias? dentro del laborismo. Europe¨ªsta moderado -su conversi¨®n fue tard¨ªa-, mantiene en su Gobierno a Tony Benn, tambi¨¦n del ala izquierda y notorio opositor al Mercado Com¨²n.

Tras la inesperada dimisi¨®n de Wilson fue elegido primer ministro y jefe del Partido Laborista en atiril de 1976, porque posiblemente fuera el que mejor pod¨ªa organizar un partido dividido y un Gobierno apoyado por una escasa mayor¨ªa. Desde entonces, Callaghan hasabido mantenerse en el poder, pese a perder la mayor¨ªa en el Parlamento, a base de pacto concrelos con los partidos minoritarios.

Pese a perder anoche la confianza del Parlamento, el criterio m¨¢s extendido entre los expertos es que la vida pol¨ªtica de Callaghan no ha terminado. El panorama electoral, aunque agrio para los laboristas a primera vista, es todav¨ªa optimista, dados los buenos resultados econ¨®micos de su gesti¨®n.