La cultura en Madrid da de comer a m¨¢s bur¨®cratas que artistas
La imaginaci¨®n de los madrile?os pudo haberse perdido un d¨ªa cualquiera en cualquiera de sus cuadriculadas casas de pl¨¢stico y hormig¨®n. Y seguramente algunas de sus cabezas rectoras la han perdido sin remedio, hasta el punto de convertirse en cabezas cuadradas que ya s¨®lo cantan n¨²meros. Pero los madrile?os son gentes sensibles y amantes de charangas y verbenas y no se limitan a comer platos de lentejas. As¨ª, esta ciudad que ha carecido de la tradici¨®n cultural de Barcelona y que siempre ha dado de comer a m¨¢s bur¨®cratas que artistas, es ahora un gran bazar cultural lleno de grupos creadores que renacen, lleno de inquietudes populares que despiertan y lleno de deseos y hambres largo tiempo insatisfechos.Entre los pocos gozos que ofrece Madrid a sus habitantes, quiz¨¢ sea su actividad cultural el m¨¢s gratificante, no en balde es Madrid el sanctasanct¨®rum de la cultura oficial y paraoficial, la urbe m¨¢s surtida de tinglados culturales y la receptora, de todas las m¨¢s subterr¨¢neas, retorcidas y marginales ideas de pensar. Pero es a la vez la ciudad de la dispersi¨®n y el desabastecimiento cultural: junto a la cultura renovadora, subsisten las formas m¨¢s acartonadas y elitistas y junto a tos sectores m¨¢s culturizados conviven gran n¨²mero de gentes cuya cultura empieza en las carteleras de un cine de barrio y termina en la inefable televisi¨®n del hogar. Como si la cultura madrile?a fuera tan s¨®lo la puntilla alegre que sobresale bajo un vestido triste y simpl¨®n.
El cine, suponiendo que siempre sea cultura, es el medio masivo al que acuden los madrile?os, costumbre arraigada desde a?os atr¨¢s, ya que en abril de 1976 los espectadores madrile?os sobrepasaron los tres millones e hicieron recaudar cerca de 237 millones de pesetas. A fin de cuentas, ir al cine sigue siendo barato -sin contar las propinas a la taquillera o la usura de la reventa-, e incluso las pel¨ªculas de mayor calidad pueden ser las m¨¢s baratas. En el Cinestudio Griffith, ver dos pel¨ªculas s¨®lo cuesta. 100 pesetas y en la Filmoteca, Escuela T¨¦cnica Superior de Ingenieros de Caminos, colegios mayores,y centros similares la entrada oscila entre setenta y treinta pesetas. Y en el Ateneo de Madrid, los socios -cien pesetas al mes- pueden ver cine gratis, adem¨¢s de asistir a las conferencias y utilizar la biblioteca. En cambio, el cine infantil no cuenta con una red de salas de distribuci¨®n y la exhibici¨®n de pel¨ªculas en colegios no es rentable para las distribuidoras. Recientemente, una importante cadena de cines ha intentado pasar m¨¢s pel¨ªculas extranjeras de las estipuladas a cambio de ofrecer cine familiar. pero las autoridades no han aceptado esta especie de inocente cambalache.
Teatro comercial y nuevos intentos
El teatro comercial sigue destinado a la burgues¨ªa y ha alejado a los universitarios, a pesar de que las obras programadas en las sitias del Centro Dram¨¢tico Nacional, y las interpretadas por las compa?¨ªas estables de Mar¨ªa Paz Ballesteros y del Teatro Estable Castellano (con gentes del antiguo TEI), han cosechado ¨¦xitos populares. En esta temporada, la Direcci¨®n General de Difusi¨®n Cultural lleva distribuidas entre estudiantes, trabajadores y jubilados, m¨¢s de 130.000 entradas subvencionadas especialmente destinadas a obras de calidad, aunque las m¨¢s mimadas sean las del Centro Dram¨¢tico, ya que gozan de barra abierta y no tienen topes de entradas bonificadas.Las compa?¨ªas de teatro independiente est¨¢n buscando en la actualidad nuevas v¨ªas de inspiraci¨®n una vez agotada la tem¨¢tica antirrepresiva que suscitaba la anterior situaci¨®n pol¨ªtica. El B¨²ho, gracias a la ayuda de una entidad cultural privada, el Instituto Alem¨¢n, presenta este mes de marzo la obra de Domingo Miras, premio Lope de Vega de 1975. T¨¢bano reaparecer¨¢ tambi¨¦n en El Gayo Vallecano con una versi¨®n musical de El retablo de las, maravillas y el grupo, ahora integrado en la propia sala El Gayo, est¨¢ ensayando una obra de Marat-Sade, de inminente estreno.
El teatro infantil y los t¨ªteres y marionetas para ni?os se abren paso en las salas Cadarso, El Gayo, Vihuela, Centro de Col¨®n, Mar¨ªa Guerrero (los s¨¢bados) y otras salas que t¨ªmidamente empiezan a alternar sesiones para adultos y para ni?os. Si se tiene en cuenta que el 95 % de los ni?os no ha ido nunca al teatro, la calidad y jugosidad de las obras es el factor, fundamental que determinar¨¢ su futura afici¨®n. Los grupos Trabalenguas, La Gaviota, Albahaca, Lib¨¦lula, La Jincacha, La Calig¨¹eva y otros independientes, m¨¢s el teatro municipal de Antonio Guirau y la compa?¨ªa ministerial Rinconete y Cortadillo, montan a veces espect¨¢culos al aire libre y recorren algunos colegios, pero s¨®lo el 15% de los ni?os madrile?os llegan a beneficiarse de la labor de estos grupos.
El mimo, las marionetas para adultos y el teatro de m¨¢scaras son a¨²n espect¨¢culos incipientes y minoritarios. La m¨²sica sinf¨®nica tampoco ha calado en el pueblo de Madrid. Los aficionados, en cambio, adem¨¢s de acudir a los conciertos de temporada del Teatro Real, se dan tortas por asistir a los conciertos de la Universidad -organizados por varios colegios mayores con el patrocinio del Ministerio de Cultura- y a los conciertos de los s¨¢bados de la Orquesta de RTVE que s¨®lo cuestan veinticinco pesetas. En la sala F¨¦nix y en la Fundaci¨®n March hay conciertos gratuitos y la Direcci¨®n General de M¨²sica ha potenciado -las temporadas de ¨®pera y ballet, especialmente el ciclo de la llamada Opera para la Juventud. La m¨²sica coral y los grupos como La Camerata, SEMA (Seminario de M¨²sica Antigua), el Orfe¨®n de Castilla y otros dan recitales en salas y barrios.
Las dificultades para que la m¨²sica culta llegue al pueblo llano han sido patentes en la fracasada campa?a La cultura va por barrios, promovida por el Ayuntamiento. El mismo delegado de Cultura confiesa que ?la gente se cans¨® un poco con los conciertos, y en lo sucesivo alternaremos todas las expresiones musicales?. Ferm¨ªn Cabal, de El Gayo Vallecano, expone un punto de vista m¨¢s realista: ? La Direcci¨®n General de M¨²sica no nos ha querido subvencionar la programaci¨®n musical porque estima que los conciertos est¨¢n relegados en ella y abunda en cambio la m¨²sica popular. Efectivamente, pensamos que hay que empezar por un tipo de m¨²sica en la que la gente pueda participar y sentirse a gusto, y poco a poco, intercalar m¨²sica sinf¨®nica.?
M¨²sica de "rock" y canuto
La m¨²sica de cantautor, el rock y el jazz -que cuenta con una sala, Balboa-Jazz- se refugian en los colegios mayores o en grandes salas como el Alcal¨¢ Palace y el Palacio de Deportes. En los colegios mayores el local es gratuito, el grupo se lleva el 80 % de la recaudaci¨®n y los precios son asequibles. En otro tipo de montajes m¨¢s ambicioso la entrada se encarece, ya que el alquiler del Alcal¨¢ Palace cuesta alrededor de 130.000 pesetas y el Palacio de Deportes, cerca de un mill¨®n. ?Ahora a la gente le va el rock y el canuto en vez de los recitales de cantautores de las diversas nacionalidades. El compromiso pol¨ªtico de hace un par de a?os ha perdido unidad, y muchos universitarios est¨¢n m¨¢s por la evasi¨®n y el pasotismo que por rollos pol¨ªtico-culturales?, explica uno de los organizadores de actividades culturales del Colegio San Juan Evangelista.Los m¨²sicos desconocidos, no obstante, est¨¢n desamparados, ya que ni siquiera se cumple la legislaci¨®n que obliga a las salas de fiesta a contratar m¨²sicos en vez de poner m¨²sica de bote. El grupo La Charanga de la Doctora toca en parques y lugares libres, y algunos no tan desconocidos, como Cucharada, tambi¨¦n recurren alguna vez a tocar en la calle.
Las casi sesenta galer¨ªas de arte de Madrid tambi¨¦n generan una actividad cultural considerable, aunque siempre condicionada por la coyuntura mercantil. Juana Mord¨® asegura que en esta tempo rada las galer¨ªas suelen tener alrededor de cuarenta visitantes al d¨ªa y varios centenares en las inauguraciones y las exposiciones especiales. Los museos, excepto el del Prado, que registra una media de 4.000 visitantes diarios y que al a?o suele recibir a cerca de 40.000 escolares, no atraen demasiado a los madrile?os, quiz¨¢ por la falta de tiempo, el pluriempleo y la distancia. El Museo de Ciencias Naturales -que en 1771, a?o de inaugu raci¨®n, alcanzaba los 1.500 visitantes diarios- est¨¢ medio abandona do y cercado de polillas. El Museo del Pueblo Espa?ol est¨¢ almacenado en el hospital de San Carlos, y un olvidado Museo de la Farmacia Hispana, que cuenta con boticas barrocas y fascinantes botes y por celanas llenos de ung¨¹entos, se en cuentra arrinconado- en el s¨®tano de la facultad de Farmacia. Poner en marcha estos museos y adecen tar el Etnol¨®gico ser¨ªa harto costo so y por ahora el presupuesto de la Direcci¨®n General del Patrimonio Art¨ªstico se centra en las obras de acondicionamiento del Museo del Prado. De momento lo m¨¢s socorrido para los madrile?os es recorrer el Museo al Aire Libre, si tuado bajo el paso elevado de Juan Bravo y Eduardo Dato.
Pero el peor servicio cultural, de la villa son las bibliotecas p¨²blicas. S¨®lo diecisiete de los 120 barrios madrile?os tienen bibliotecas p¨²blicas, bien sean estatales o municipales, con un fondo total de 340.000 libros, lo que significa que s¨®lo hay un libro por cada diez madrile?os. Las bibliotecas infantiles, s¨®lo trece, son tan insuficientes, que ser¨ªa necesario crear cincuenta m¨¢s ahora mismo. Las bibliotecas para universitarios (Biblioteca Nacional, bibliotecas de las facultades, Cultura Hisp¨¢nica, Patronato Men¨¦ndez y Pelayo, Fundaci¨®n March, Ateneo, Fundaci¨®n Universitaria y otras), aparentemente, parecen numerosas, pero s¨®lo abastecen a la quinta parte del estudiantado. En este sentido, el proyecto de que la biblioteca del Ministerio de Cultura sea p¨²blica y se convierta en la segunda biblioteca de Madrid es altamente interesante. El Colegio Mayor San Juan Evangelista, por su parte, est¨¢ gestionando la creaci¨®n de un Centro de Documentaci¨®n y Hemeroteca abierto a todos los especialistas interesados.
En cuanto a bibliograf¨ªa especifica, la Fundaci¨®n March tiene los m¨¢s completos fondos del teatro espa?ol, el Ayuntamiento tiene abierta una biblioteca musical en la calle Imperial y existe en Madrid una librer¨ªa especializada en libros de cine en la calle de N¨²?ez de Arce.
Barrios y grupos marginales
La cultura m¨¢s viva hay que buscarla, sin embargo, en los barrios y grupos marginales. Es frecuente que la cultura madrile?a sea fruto de la iniciativa privada. Incluso a veces ha sido el inter¨¦s econ¨®mico el que ha propiciado fundaciones y mecenazgos para labrarse desgravaciones fiscales, como si la Administraci¨®n prefiriera que otros pensaran por ella y por, su bolsillo a hacerlo directamente. Pero ni existen la cantidad de mecenas que los madrile?os necesitar¨ªan, ni da prestigio y rentabilidad crear empresas culturales en Vallecas, La Celsa o Entrev¨ªas. Y, sin embargo, son las gentes del barrio las que piden cultura, ?pero no de se?oritos?, y las que est¨¢n creando sus propios grupos de teatro, de poes¨ªa o de cer¨¢mica. Mientras tanto, el actual delegado de Cultura del Ayuntamiento, F¨¦lix Ben¨ªtez de Lugo, reconoce que Madrid carece de pol¨ªtica cultural: ?No sigo una filosof¨ªa o programa prefijados y act¨²o en funci¨®n de las iniciativas y ofrecimientos de la gente.? ?El Ayuntamiento es m¨¢s cicatero que el Ministerio de Cultura, a nosotros s¨®lo nos va a dar algo m¨¢s de 100.000 pesetas para todo el a?o?, dice Ferm¨ªn Cabal, de la sala El Gayo Vallecano. Y es que el pellizco m¨¢s gordo se destina al Centro de la Villa de Madrid, entidad que el a?o pasado recibi¨® sesenta millones de pesetas. Para el a?o en curso, la delegaci¨®n de Cultura necesitar¨ªa urgentemente mil millones: quinientos para hacer polideportivos, cincuenta para hacer la cafeter¨ªa del Centro de la Villa, diez para actividades infantiles con motivo del A?o Internacional del Ni?o y el resto para obras, patrimonio art¨ªsticos y bibliotecas.Sin ayudas econ¨®micas, el grupo ACEVA, compuesto por profesores y estudiantes de Villaverde Alto, ha montado talleres de m¨²sica y pintura los s¨¢bados y ayuda a estudiar y, a conocer la realidad del barrio a cerca de cien ni?os. Los padres costean el peque?o local del que disponen y la gente de ACEVA, ?apartidista, pero no apol¨ªtica?, no cobra un duro. En el mismo barrio existen unas reivindicaciones muy concretas: creaci¨®n de una biblioteca p¨²blica y una guarder¨ªa, potenciar los grupos de teatro existentes y exigir que la subvenci¨®n que el Ministerio de Cultura concede al aula de cultura de un colegio privado revierta en actividades para todos. ?El Centro Social del Ministerio de Cultura es insuficiente, y no queremos que, indirectamente, rentabilice nuestra labor. A UCD le ha entrado la electoralitis y quiere hacer cosas y figurar en todo, pero hay una serie de gente independiente que no desea integrarse en el Centro Social?, afirma un miembro de la Coordinadora Cultural creada en septiembre con el apoyo de partidos y grupos feministas.
En Vallecas hay un gran movimiento cultural, animado recientemente por la llegada del Centro Cultural Fuenteovejuna, creador de la sala El Gayo Vallecano y de un proyecto cultural que abarca cursillos de expresi¨®n corporal, dramatizaci¨®n, artes pl¨¢sticas, m¨²sica y otras actividades. La sala tiene m¨¢s de 6.000 socios y recibe una subvenci¨®n de Difusi¨®n Cultural en entradas y una ayuda de la Direcci¨®n General de Teatro para las sesiones de teatro infantil. ?Somos gente que venimos del teatro independiente y queremos echar ra¨ªces en Vallecas a pesar de que nuestra econom¨ªa es a¨²n precaria: las subvenciones son insuficientes, el local pertenece al colegio Raimundo Lulio, y algunas actividades quedan estranguladas por falta de recursos, a pesar de que la gente que, trabaja aqu¨ª es muy profesional y quiere hacer grandes cosas. El ¨²nico precedente de El Gayo Vallecano en Madrid es la sala Cadarso, tambi¨¦n subvencionada, pero con problemas de, espacio: ?Por esta peque?a sala pasan al a?o cerca de 60.000 espectadores, pero en breve nos trasladaremos a un loca m¨¢s amplio, el actual cine Olimpia para convertirnos en un centro cultural y hacer m¨¢s actividades?. dice Jos¨¦ Luis Ollero, uno de los gestores de Cadarso.
Pero en Vallecas hay grupos, como La Zanja, que sin ser profesionales ni contar con subvenciones est¨¢n creando n¨²cleos vivos en cada calle del barrio. La Zanja dispone de un local prestado por la Asociaci¨®n d¨¦ Vecinos de San Diego y se mantiene a base de rifas, charangas, pasacalles, venta de cer¨¢mica en el Rastro e incluso de bocadillos a la salida del f¨²tbol. Los treinta componentes del grupo, trabajadores y universitarios del barrio, hacen teatro, poes¨ªa, danza, fotograf¨ªa y cer¨¢mica y organizan charlas sobre sanidad, educaci¨®n, sexualidad y otros problemas que afectan al barrio, como el paro y la falta de vivienda. ?La cultura no es elitista, es lo que la gente siente; por eso Vallecas necesita conquistar el derecho de cada persona a crear, a expresarse.? Y con ellos, otros grupos culturales han creado la Asociaci¨®n Vientos del Pueblo, y est¨¢n solicitando subvenciones y un local amplio donde m¨¢s de cien personas pudieran dar cursillos de todo tipo a las gentes del barrio.
El acceso a la subvenci¨®n
En Prosperidad, el Centro Prosperidad- Chamart¨ªn, dependiente de la Direcci¨®n General de la Juventud, espera la subvenci¨®n prometida -el presupuesto presentado para 1979 es de 3.800.000 pesetas- e intenta mantener su independencia ideol¨®gica frente a este o cualquier otro Gobierno. ?Necesitamos un estatuto que nos garantice que la ayuda econ¨®mica no significa la dependencia total?, explican los actuales coordinadores. En el centro funcionan alrededor de 75 grupos de actividades dispares: cer¨¢mica y esmaltes, fotograf¨ªa, m¨²sica, teatro, aeromodelismo, investigaciones biol¨®gicas, investigaci¨®n de energ¨ªas blandas, escuela popular, encuadernaci¨®n, danza, cine, recuperaci¨®n de minusv¨¢lidos, deportes, etc¨¦tera. Entre ellos, los conocidos grupos de Trovador, La Rom¨¢ntica Banda Local, Dolores, Kaka de Luxe, La Tartana (marionetas), Danza A2 y otros. Los grupos pagan cuota fija por el local que utilizan y realizan actividades culturales con la gente de la barriada.Otros centros de cultura que vuelven a surgir son los ateneos libertarios, m¨¢s de quince en Madrid. En el Ateneo del Puente de Toledo, m¨¢s de un 60 % de gente joven convive con personas de edad, antiguos socios de los ateneos anteriores a la guerra. Hay conferencias de ecolog¨ªa, medicina, sexualidad y diversos debates, ?dentro de un esp¨ªritu libertario y fraternal, sin posturas autoritarias?. Su proyecto inmediato es crear una escuela libertaria para el barrio. En el futuro, cada barrio crear¨¢ o exigir¨¢ su propio centro de cultura. En una ciudad tan amplia como Madrid, la cultura se hace algo cercano y c¨¢lido, algo que se lleva en la piel y se transmite. ?Madrid te lo haces t¨² a base de ir reuniendo las cosas que te interesan. Yo ahora estoy aprendiendo cer¨¢mica, pero no para ganarme la vida, que ya soy profesional de letras, sino para ganando sensibilidad, para participar en m¨¢s cosas?, dice Elena de la Torre, psic¨®loga. Y as¨ª, cada rato de ocio, cada esquina de Madrid e incluso ese tabl¨®n de anuncios en que se ha convertido el Metro, sugieren al madrile?o la posibilidad de aprender a tocar la flauta o de asistir a una conferencia al Club de Amigos de la Unesco. Pero, al mismo tiempo, la inversi¨®n p¨²blica tendr¨¢ que financiar centros de mayor envergadura destinados a todos los madrile?os y gestionados por ellos.
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