El peligroso mensaje antipol¨ªtico del Gobierno de generales de Maz¨®n
La contraposici¨®n del t¨¦cnico militar frente al pol¨ªtico de partido es la base ideol¨®gica de las dictaduras
El nombramiento del teniente general retirado Francisco Gan Pampols como vicepresidente para la Recuperaci¨®n Econ¨®mica y Social de la Comunidad Valenciana ha sido el as en la manga del presidente Carlos Maz¨®n, arrinconado por su nefasta gesti¨®n (o falta de gesti¨®n) en las peores horas de la riada. Hay que remontarse a los a?os setenta del siglo pasado, con el general Manuel Guti¨¦rrez Mellado como vicepresidente de Adolfo Su¨¢rez, para encontrar a un militar en un puesto de tanta responsabilidad pol¨ªtica.
En otros pa¨ªses, como Estados Unidos o Israel, es habitual que los militares de alto rango, cuando cuelgan el uniforme, emprendan una carrera pol¨ªtica o sean nombrados directivos de grandes compa?¨ªas. En Espa?a, hasta ahora, su futuro se limitaba a dar conferencias, intervenir como expertos en medios de comunicaci¨®n (como el general Gan Pampols hasta el pasado lunes) o fichar por empresas de armamento, con el riesgo de ser acusados de beneficiarse de las puertas giratorias.
Es positivo que la sociedad entienda que los mandos militares, adem¨¢s de manejar armas, dirigen organizaciones complejas y cuentan con una experiencia en gesti¨®n de personal y apoyo log¨ªstico que puede ser muy ¨²til en la vida civil. El general Gan Pampols tiene, en esa l¨ªnea, un amplio curr¨ªculum nacional e internacional, que abarca desde la direcci¨®n del Equipo de Reconstrucci¨®n Provincial de Bagdhis en Afganist¨¢n, hasta el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS) o el Cuartel General de Alta Disponibilidad de la OTAN en B¨¦tera (Valencia).
No sorprende que el primer nombramiento del nuevo vicepresidente haya reca¨ªdo en otro general, Venancio Aguado de Diego, como secretario de su gabinete. Gan Pampols pidi¨® a Maz¨®n manos libres para formar su propio equipo y es l¨®gico que recurra a personas de su confianza con las que coincidi¨® en su carrera militar: Aguado fue su jefe de Estado Mayor en el CIFAS. Actualmente est¨¢ en la reserva, por lo que deber¨¢ solicitar autorizaci¨®n al Ministerio de Defensa para pasar a la situaci¨®n de servicios especiales.
M¨¢s sorprendente es que Gan Pampols pidiera garant¨ªas a Maz¨®n, y este se las diera, de que en su nueva responsabilidad no recibir¨¢ ¡°directrices pol¨ªticas¡± y de que la reconstrucci¨®n quedar¨¢ ¡°fuera del debate pol¨ªtico¡±, seg¨²n ha declarado el teniente general. No solo se trata de una promesa imposible de cumplir ya que, como vicepresidente, tendr¨¢ que comparecer ante las Corts Valencianes, dar cuenta de su gesti¨®n y responder a la oposici¨®n, cuya funci¨®n democr¨¢tica es controlarle. Tambi¨¦n resulta absurda, pues la decisi¨®n de qu¨¦ obras se acometen y a cu¨¢les se les da prioridad es netamente pol¨ªtica. Adem¨¢s, este planteamiento se da de bruces con el anuncio que el propio Maz¨®n hizo el pasado d¨ªa 15 en su comparecencia parlamentaria: ¡°Si no soy capaz de liderar la recuperaci¨®n, no optar¨¦ a la reelecci¨®n¡±. Es decir, el presidente valenciano se juega su futuro pol¨ªtico en una tarea que pretende dejar al margen del debate pol¨ªtico.
El trasfondo de esta jugada, con la que Maz¨®n se escuda de futuras cr¨ªticas detr¨¢s del prestigio institucional de un teniente general, es muy peligroso. Cuando Gan Pampols reclama libertad para realizar un trabajo t¨¦cnico sin instrucciones pol¨ªticas, el mensaje que impl¨ªcitamente se transmite es que no aceptar¨¢ trato de favor, tr¨¢fico de influencias ni corruptelas de ning¨²n tipo. Nadie mejor que un militar, obligado por ley a mantener una estricta neutralidad pol¨ªtica, para personificar al t¨¦cnico limpio de cualquier m¨¢cula de partidismo.
Pero ni la pol¨ªtica tiene por qu¨¦ ser partidista ni los t¨¦cnicos est¨¢n libres de equivocarse o corromperse. Si as¨ª fuera, los generales no solo deber¨ªan sustituir a los pol¨ªticos en la reconstrucci¨®n de las zonas devastadas de Valencia, sino que tendr¨ªan que hacerse cargo de dirigir toda la Administraci¨®n del Estado. Esa es precisamente la justificaci¨®n ideol¨®gica de las dictaduras militares. ¡°Haga como yo, no se meta en pol¨ªtica¡±, que dec¨ªa el general Franco.
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