Espa?a afianz¨® ante Rumania su condici¨®n de favorita del grupo
ENVIADO ESPECIAL, Espa?a, sin jugar un buen partido, empat¨® ante una vulgar Rumania, que se adelant¨® por dos veces en el marcador. Su clasificaci¨®n para la fase final de la Eurocopa es cada vez m¨¢s favorable con este resultado, pero fue una l¨¢stima, por en¨¦sima vez, que con un equipo equilibrado de mayor capacidad ofensiva y con superior entidad al rumano no se lograra la victoria. Se alcalz¨® el empate como mal menor, cuando pudo cosecharse otra derrota m¨ªnima.El miedo mutuo, los marcajes claros y muy de cerca entre dos equipos que se conocen de sobra y la lentitud en el juego fueron las notas predominantes de la primera parte. Espa?a tuvo mucho m¨¢s tiempo en su poder el bal¨®n, porque retenerlo era bueno para evitar el ataque rival, pero no supo sacar provecho de su esquema, m¨¢s ofensivo que en anteriores ocasiones. Evidentemente resulta dif¨ªcil combinar una lentitud en busca de un resultado ya positivo, como puede ser el empate inicial, con la apertura de huecos en una defensa rival a la que se ha dado ocasi¨®n de prepararse. Sin embargo, s¨ª pudo ped¨ªrse una mayor rapidez en el pase o en el desmarque, que no existi¨®. El peligro, en cambio, pese a la buena barrera del centro del campo, con la incorporaci¨®n de Quini, residi¨® en que esta manera de jugar permiti¨® a la endeble Rumania jugar al contraataque en su propia casa. Desde luego, lo m¨¢s triste es que ante un equipo as¨ª, que ni siquiera fue duro, ¨²nicamente con balones bombeados sobre el ¨¢rea y un extremo, Marcu, peligroso (aunque impreciso en el pase) gracias a los adelantamientos excesivos de Marcelino, se estuviera pendiente una vez m¨¢s de que una jugada aislada o de suerte lo estropeara todo.
Espa?a, con pases cortos t¨ªpicos de su centro de campo, y demasiado horizontales o hacia atr¨¢s (tambi¨¦n como siempre), domin¨® el juego y hasta lleg¨® a forzar cuatro c¨®rners por uno s¨®lo de su rival. Rumania, con un complejo de inferioridad evidente, s¨®lo se dedic¨® a esperar el fallo y a colgar los no menos t¨ªpicos balones sobre el ¨¢rea, en busca de la cabeza de Georgescu. Su impotencia para abrir huecos fue total y los ¨²nicos peligros vinieron de balones recogidos de alg¨²n fallo en la entrega por parte de la defensa espa?ola o de balones adelantados sobre el ¨¢rea. Dumitru estuvo a punto de rematar dos veces con peligro, y Marcu, aparte de sus escarceos solitarios, lleg¨® a cabecear hacia Georgescu para que ¨¦ste, al borde del descanso, avisase ya de su tarde goleadora, cabeceando al larguero.
Lo incre¨ªble vino despu¨¦s. Crisan, que sustituy¨® a un Lucescu, al que San Jos¨¦ no dej¨® ni tocar el bal¨®n, estuvo siete minutos en el campo y cambi¨® el ritmo del partido, aunque no la calidad; a los cuatro minutos forz¨® un penalti ante San Jos¨¦ y su calentamiento mutuo supuso su expulsi¨®n junto con el madridista, tres despu¨¦s. Espa?a, cuando Kubala estaba ya a punto de sustituir a Del Bosque por Carrasco, para dar al equipo un mayor poder ofensivo, s¨®lo te¨®rico hasta ese momento, se ech¨® por fin con garra hacia adelante y logr¨® el empate inmediataniente despu¨¦s. Casi no hab¨ªa dado tiempo a comprobar que con un equipo sin tantas precauciones como otras veces se pod¨ªa enderezar un resultado desfavorable; pero la ocasi¨®n vino despu¨¦s del segundo tanto rumano conseguido por la habilidad de Georgescu y la falta de cintura de Alesanco.
La entrada de Cundi por Del Bosque no rompi¨® el orden en las acciones espa?olas y s¨ª dio una rapidez a los ataques, que se necesitaba. La precisi¨®n de Dani hizo el resto, y la pena fue que ante una Rumania, a la que, dos empates seguidos y consecutivos hab¨ªan vuelto a llevarla a la impotencia, no hubiese correspondido un mayor empuje espa?ol. La eterna canci¨®n de que s¨®lo se aprieta cuando se ven las cosas mal y no se ataca con fe, en cualquier caso, priv¨® de una mal; que posible victoria al equipo de Kubala y la mayor seguridad a¨²n en la clasificaci¨®n.
A la selecci¨®n espa?ola le que dan por disputar dos partidos: contra Yugoslavia, en Espa?a, el 10 de octubre, y contra Chipre, en su campo, el 9 de diciembre. Con tres puntos m¨¢s se clasifica matem¨¢ticamente para la fase final de la Eurocopa, ya que s¨®lo ir¨¢ a Roma el a?o pr¨®ximo el campe¨®n del grupo. Con sumar dos puntos en los encuentros que restan a Espa?a por jugar, la clasificaci¨®n tambi¨¦n es posible, pues si Rumania ganara todos sus com promisos pendientes -los dos partidos contra Chipre y en Yugoslavia-, todo quedar¨ªa a expensas del mejor coeficiente general. En este caso, Espa?a tendr¨ªa la ventaja de saber por cu¨¢ntos goles tendr¨ªa que ganar a Chipre, ya que esta confrontaci¨®n cerrar¨¢ el grupo.
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