La Uni¨®n Sovi¨¦tica no tiene intereses pol¨ªticos o econ¨®micos para lanzar un ataque sobre Europa occidental
La Uni¨®n Sovi¨¦tica dispone de un m¨ªnimo de seiscientos misiles m¨®viles apuntando a Europa occidental, cuya fant¨¢stica fuerza total equivale a 360.000 veces la fuerza de la bomba at¨®mica que destruy¨® Hiroshima...Frente a los 7.000 tanques y las 2.700 piezas de artiller¨ªa de la OTAN, la Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene emplazados 21.000 tanques y 10.000 ca?ones. La OTAN cuenta con 626.000 hombres, frente a los 943.000 del Pacto de Varsovia. Y tras ese dispositivo, el enorme despliegue de la mayor flota de submarinos del mundo amenaza las rutas mar¨ªtimas del Atl¨¢ntico, esenciales para el transporte de refuerzos durante una eventual guerra europea.
El ¨²ltimo informe del Instituto Intemacional de Estudios Estrat¨¦gicos, con sede en Londres, se?ala que el equilibrio de fuerzas entre la OTAN y los ej¨¦rcitos del bloque oriental ha experimentado a lo largo de los a?os un cambio gradual a favor de los pa¨ªses del Este; la OTAN confiaba contrarrestar la superioridad num¨¦rica con la superioridad tecnol¨®gica de su armamento, superioridad que disminuye a medida que va apareciendo el nuevo armamento sovi¨¦tico... ?A pesar de que la OTAN ha modernizado sus fuerzas, el Pacto de Varsovia lo ha hecho a un mayor ritmo y adem¨¢s las ha aumentado num¨¦ricamente.?
De esta cuesti¨®n se ocup¨® recientemente el secretario de Defensa de Estados Unidos, Harold Brown, quien se?al¨® en Washington que Estados Unidos podr¨ªa ir por detr¨¢s de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en cuestiones militares en un per¨ªodo de cinco a?os, si continuaba la tendencia actual. A?adi¨® que Estados Unidos hab¨ªa descendido de la posici¨®n de clara superioridad militar que ocupaba hace quince a?os, a una posici¨®n de igualdad en la actualidad, y que pronto los rusos ir¨ªan claramente en cabeza.
A pesar de lo f¨¢cil, e incluso tentador, que resulta crear una imagen de creciente amenaza de las naciones comunistas por medio de los datos estad¨ªsticos y de opiniones sueltas de oficiales importantes, puede que esto sea contraproducente. Tales afirmaciones pueden resultar alarmistas, conducentes a crear un clima de guerra ficticio. La Uni¨®n Sovi¨¦tica y sus aliados no tienen ning¨²n inter¨¦s pol¨ªtico o econ¨®mico en lanzar un ataque sobre Europa occidental, ni por consiguiente sobre Estados Unidos.
Represalia
Pero, adem¨¢s, todas estas historias de terror dejan a un lado el otro aspecto de la cuesti¨®n: que a pesar de que el Pacto de Varsovia supere claramente en armamento convencional a las fuerzas de la OTAN destacadas en Europa, Occidente cuenta con fuerzas m¨¢s que suficientes para impedir cualquier ataque a causa de la colosal acci¨®n de represalia que podr¨ªa emprender.
Un ejemplo bastante ilustrativo es el se?alado por el presidente Carter en su discurso anual al pueblo norteamericano: bastar¨ªan tan s¨®lo los misiles de dos submar¨ªnos Poseid¨®n, menos del 2% del total de la fuerza nuclear de Estados Unidos, para devastar m¨¢s de doscientas ciudades sovi¨¦ticas de un solo golpe.
Tanto los cr¨ªticos como los defensores de la OTAN coinciden en se?alar que a lo largo de sus treinta a?os de existencia, el Pacto de Varsovia no ha ¨ªntentado en ning¨²n momento desafiar a la Alianza Atl¨¢ntica, a fin de probar su reacci¨®n ante cualquier incursi¨®n. Un oficial superior norteaniericano destacado en la sede de la OTAN coment¨®: ?El mayor peligro de la OTAN es su ¨¦xito. En el momento en que afirmemos que tenemos resueltas todas las cuestiones comenzar¨¢n los verdaderos problemas.?
Esta es la raz¨®n por la que la OTAN lanza a menudo sus advertencias sobre la potencia del Pacto de Varsovia de manera estruendosa. Por su misma naturaleza, la mis¨ª¨®n de la Alianza Atl¨¢ntica no es, ni mucho menos, tranquilizar a sus ciudadanos; aunque esto no quiere decir que sus temores sean infundados.
Una y otra vez surge la pregunta: ?Por qu¨¦ el Pacto de Varsovia sigue aumentando cuantitativa y cualitativamente su ya enorme arsenal en grado tal que resulta totalmente desproporcionado con las necesidades defensivas de sus pa¨ªses miembros?
Occidente no tiene la soluci¨®n a este acertijo. Hay que distinguir siempre entre capacidad e intenci¨®n, aunque como ha se?alado repetidamente el secretario general de la OTAN, ?las intenciones pueden cambiar de la noche a la ma?ana?. Y a medida que aumenta el poder¨ªo sovi¨¦tico, la distinci¨®n entre ambos factores aparece menos n¨ªtida.
?En qu¨¦ tentaciones podr¨ªan caer los futuros dirigentes sovi¨¦ticos? ?A d¨®nde podr¨ªan conducirles los deseos de una nueva generaci¨®n de la ¨¦lite militar que no ha conocido la segunda guerra mundial?
A pesar de todas estas especulaciones, los generales sovi¨¦ticos tendr¨ªan que convencer al Kremlin de al menos dos cosas antes de que ¨¦stos se decidiesen a iniciar una guerra at¨®mica. En primer lugar, tendr¨ªan que convencerles de que Estados Unidos no atacar¨ªa mas que una vez que un ataque real hubiese alcanzado su objetivo. Y, en segundo lugar, que los misiles sovi¨¦ticos tienen la precis¨ª¨®n suficiente para poder obtener alguna ventaja de un ataque inicial.
Bastar¨ªa la amenaza
La opini¨®n que predomina en la Alianza Atl¨¢ntica es que la Uni¨®n Sovi¨¦tica no va a recurrir a las armas convencionales para, por ejemplo, ocupar Berl¨ªn occidental, a pesar de que podr¨ªa hacerlo sin problemas si lo desease, u ocupar el cabo Norte noruego. En este momento los riesgos que entra?ar¨ªan tales acciones no compensan las posibles ventajas. Pero la cuesti¨®n es que, de continuar la tendencia actual en la d¨¦cada de los ochenta, el Pacto de Varsovia no necesitar¨ªa emprender ninguna acci¨®n militar: la simple amenaza bastar¨ªa para conseguir sus fines pol¨ªticos.
A comienzos del pr¨®ximo decenio la Uni¨®n Sovi¨¦tica podr¨¢ destruir casi todos los misiles de tierra de Estados Unidos, qued¨¢ndoles muchos m¨¢s para un segundo ataque sobre Norteam¨¦rica. Si por esas fechas Estados Unidos se ha convertido en una presa vulnerable a un ataque por sorpresa, entonces no habr¨ªa necesidad de que se realizase tal ataque, pero en ualquier negociaci¨®n entre Occidente y los rusos ?stos tendr¨ªan una posici¨®n m¨¢s fuerte.
La creencia generalizada entre los pa¨ªses europeos miembros de la OTAN es que, el objetivo del fortalecimiento nuclear y convencional de la Uni¨®n Sovi¨¦tica es la separaci¨®n de Estados Unidos de sus aliados del otro lado del Atl¨¢ntico. En t¨¦rminos militares esto significa que los sovi¨¦ticos utilizan a la poblaci¨®n civil norteamericana como rehenes mediante la amenaza de los misiles bal¨ªst¨ªcos intercontinentales, al tiempo que el Pacto de Varsovia pone su granito de arena interviniendo en lo que podr¨ªa llamarse una guerra convencional limitada en Europa.
Incluso, aunque los sovi¨¦ticos no tengan ninguna intenci¨®n de realizar un cl¨¢s¨ªco ataque rel¨¢mpago sobre Europa occidental, los gastos de defensa de la URSS, entre el 3% y el 5% anual en los ¨²ltimos diez a?os, colocan en una posici¨®n pol¨ªtica ventajosa a los pa¨ªses del Este. El general Haig, comandante supremo da las fuerzas aliadas en Europa, se?al¨® que ?la amenaza (sovi¨¦tica) es ahora m¨¢s sutil, y engloba una vanedad de intimidaciones, interferencias e intervenciones, derivadas todas ellas del hecho fundamental de la enorme capacidad militar sovi¨¦tica?.
Resalta que, ?debido a su crecimiento continuo y equilibrado, el poderio militar sovi¨¦tico se ha visto rad¨ªcalmente transformado: su alcance es ahora general, y su car¨¢cter, ofensivo?.
Ir¨®nico equilibrio
Occidente necesita nuevas armas, sin importar las terribles implicaciones que puedan tener, a fin de contar con algo con que poder negociar con la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el futuro. Esta es la extra?a iron¨ªa del equilibrio militar Este-Oeste: hacen primeramente falta m¨¢s armas para poderlas limitar o eliminar posteriormente.
Entre tanto, el general Haig se pregunta si el poder¨ªo sovi¨¦tico asegura ya los medios necesarios para extender la doctrina de Brejnev a ciertas ¨¢reas que no se encuentran bajo el dominio directo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
En caso afirmativo, las implicaciones son bastante negativas para los pa¨ªses occidentales. Sobre todo porque, como ya se?al¨® el se?or Luns, la proyecci¨®n del poder,sovi¨¦tico est¨¢ aumentando en zonas bastante alejadas de las fronteras de la OTAN.
En otras palabras, no existe la posibilidad de que Europa occidental, o Estados Unidos, obtengan cierta seguridad por separado, independientemente de la defensa de sus intereses vitales en otras partes del mundo; intereses que la Alianza Atl¨¢ntica como tal no puede proteger. Aqu¨ª reside la frustraci¨®n de la OTAN.
En cuanto a los peligros m¨¢s pr¨®ximos a los territorios nacionales, la historia del presente siglo demuestra que el equilibrio militar convencional no impidi¨® la guerra ni en 1914 ni en 1939. El ?equilibrio del miedo?, por otra parte, lo est¨¢ consiguiendo desde 1945. ?Por qu¨¦? Por la existencia de armas at¨®micas.
Los estrategas de la OTAN resaltan que el n¨²mero absoluto de estas armas no aumenta el riesgo de guerra, al tiempo que hay que descartar cualquier posibilidad de reducir la dependencia de ellas. El peligro radica en una situaci¨®n que d¨¦ la impresi¨®n al Pacto de Varsovia de que podr¨ªa salir con b¨ªen de un ataque inicial o de que un ataque convencional no traer¨ªa consigo el comienzo de una guerra.
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