Para entender el "problema vasco"
A la azarosa transici¨®n de la dictadura a la democracia le ha salido al paso un escollo de envergadura, por insospechado a¨²n m¨¢s problem¨¢tico de sortear: Euskadi.En aparente paradoja, el baluarte antifranquista pasa a erigirse, a ojos de la clase pol¨ªtica estatal, en la ?bestia negra? que ti?e de sangre y pone en peligro el tr¨¢nsito pac¨ªfico hacia el r¨¦gimen parlamentario. Lo que es m¨¢s grave si tenemos en cuenta las id¨ªlicas profec¨ªas emitidas en los ¨²ltimos a?os de la vida del dictador por los vates de la reforma pol¨ªtica y de la oposici¨®n democr¨¢tica en el sentido de que el ?caso vasco? tendr¨ªa f¨¢cil soluci¨®n en el marco de la anhelada democracia espa?ola. Evidentemente, no ha sido as¨ª, y la singularidad del ayer de Euskadi respecto a la din¨¢mica general de los acontecimientos en el Estado espa?ol se muta en una nueva singularidad. Y es que, en realidad, la historia vasca contempor¨¢nea constituye una trama espec¨ªfica que no puede aprehenderse al margen de ella utilizando unas categor¨ªas pretendidamente omnicomprensivas que ¨²nicamente consiguen diluirla en un est¨¦ril marasmo de valoraciones y previsiones en continuo choque frontal con las realidades espec¨ªficas vascas.
Ideolog¨ªas del nacionalismo vasco
Antonio Elorza. L. Haranburu-Editor. San Sebasti¨¢n 1978.
Este es uno de los muchos m¨¦ritos de la obra de Antonio Elorza Las ideolog¨ªas del nacionalismo vasco, ya que a lo largo de ella late este apresar lo espec¨ªfico de los procesos que han forjado el presente de la sociedad vasca, gracias a lo cual s¨ª podemos comprender, lejos de c¨®modos estereotipos, el entramado ideol¨®gico que subyace hoy a las manifestaciones externas del nacionalismo vasco.
Elorza estudia en seis amplios trabajos: I) La g¨¦nesis de la ideolog¨ªa nacionalista, que arranca, con la definitiva abolici¨®n de los fueros en 1876, de las formulaciones doctrinales fueristas, los contenidos ideol¨®gicos de la literatura ruralista-vasca y la fijaci¨®n de mitos operativos de la diferenciaci¨®n vasca por un historicismo posrom¨¢ntico de entronque legendario; todo lo cual es vehiculizado por la Asociaci¨®n Euskara de Navarra. II) El pensamiento del fundador del nacionalismo vasco, Sabino Arana, que sistematiza y ¨¢mpl¨ªa el contenido y alcance de los antecedentes fueristas y de la Asociaci¨®n Euskara de Navarra, en el marco de la acelerada revoluci¨®n industrial en Vizcaya que desgarr¨® la arm¨®nica sociedad vasca, introduciendo en ella las antit¨¦ticas categor¨ªas de proletarios y burgueses. Arana y el nacionalismo que ¨¦ste engendra saldr¨¢n en defensa de los intereses de las clases medias urbanas y del mundo rural, zarandeados por el expansionismo de los grupos monopolistas y el ?maketismo? del proletariado inmigrante, mano de obra barata, superexplotada, desconocedora del idioma e idiosincrasia vasca. III) El trascendental papel que desempe?a en la ideolog¨ªa nacionalista la barrera defensiva de un m¨ªtico ruralismo como respuesta a los cambios socio-culturales introducidos por la industrializaci¨®n. IV) La incidencia en el seno del nacionalismo y de sus bases de apoyo del espectacular desarrollo econ¨®mico generado al calor de la primera guerra europea, sobre todo en lo que se refiere a las dos corrientes que pugnan por el control del aparato y por la imposici¨®n de su hegemon¨ªa desde la muerte de Arana, en 1903: los que podr¨ªamos denominar euskalerriakos o regionalistas, expresi¨®n de los intereses de una burgues¨ªa nacional no monopolista, y los aberrianos o sabinianos ortodoxos, independentistas, y expresi¨®n de los intereses de las capas peque?o-burguesas. La lucha de estas dos corrientes acarrear¨¢ la escisi¨®n Comuni¨®n Nacionalista y Partido Nacionalista Vasco. Por otra parte, esta sugestiva problem¨¢tica est¨¢ presente directa o indirectamente a lo largo de todos los trabajos que componen la obra comentada, constituyendo, a nuestro juicio, otro de sus grandes aciertos. V) El estudio de la actividad desplegada entre el proletariado aut¨®ctono por los ?sacerdotes propagandistas? vinculados al PNV, pone de manifiesto la originalidad organizativa de uno de los primeros partidos de corte moderno -de masas y no de notables- de nuestra historia contempor¨¢nea; tema este que tendr¨¢ un tratamiento pormenorizado en VI) Aqu¨ª se reconstruye magistralmente el movimiento nacionalista a lo largo de la Segunda Rep¨²blica, primordialmente en el ¨¢mbito de los planteamientos pol¨ªtico-ideol¨®gicos de sus respectivas corrientes, pues, como el t¨ªtulo de la obra sugiere, no es una, sino varias las ideolog¨ªas nacionalistas que se manifiestan hasta 1937 tanto dentro del PNV como fuera, en otros intentos organizativos que apenas se consolidan, salvo la minoritaria Acci¨®n Nacionalista, Vasca o el independentismo agrupado en torno a Jagi-Jagi, que conocer¨¢ su materializaci¨®n a partir de los a?os sesenta del franquismo con el surgimiento de ETA y los abertzales.
El conjunto de estos seis trabajos constituye, pues, un afortunado intento explicativo de los or¨ªgenes, evoluci¨®n y, sobre todo, especificidad del nacionalismo vasco. Una muestra de esta, tantas veces olvidada caracter¨ªstica podr¨ªa ser c¨®mo el PNV, durante la Segunda Rep¨²blica, adquiere los rasgos de una especie de micro-sociedad vasca, de singular complejidad organizativa, cuya influencia vi m¨¢s all¨¢ de las de un partido convencional, y que aspira a ejercer las funciones de materializaci¨®n embrionaria de la alternativa que propugna. As¨ª, a su alrededor se teje una tupida malla que, amparada por seis diarios y varias editoriales, agrupa, entre otras instancias organizativas, al sindicato Solidaridad de Obreros Vascos, de considerable audiencia entre el proletariado aut¨®ctono; a las mujeres en Emakume Abertzale Batza, los monta?eros (medigoixales), enfermeras (gexosa?ak), ni?os (poxpoli?as), adolescentes (euzkadiko-gastetxu batza), la Juventud Vasca, la Federaci¨®n de Escuelas Vascas y as¨ª un largo etc¨¦tera de entidades culturales, folkl¨®ricas, cooperativas y asistencia mutualista, todo ello orquestado bajo la batuta ideol¨®gica de un conservadurismo social y un integrismo religioso que se reclaman de la doctrina social cristiana, tan en boga durante los a?os treinta.
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