El socialista Carlos Revilla, presidente de la Diputaci¨®n de Madrid por tres votos de diferencia

Carlos Revilla, socialista, m¨¦dico de profesi¨®n, secretario de cultura del comit¨¦ ejecutivo del PSOE, fue elegido ayer nuevo presidente de la Diputaci¨®n Provincial, en una votaci¨®n que, como estaba previsto, arroj¨® el resultado de veintisiete a favor y veinticuatro en contra. Estos ¨²ltimos, correspondientes al grupo de UCD, que vot¨® a su candidato, Enrique Castellanos. El nuevo presidente inform¨® que las dos vicepresidencias ser¨ªan ocupadas por el comunista Luis Larroque y el socialista C¨¦sar Cimadevilla. El pleno no alcanz¨® la dureza dial¨¦ctica que se dio en el de constituci¨®n del Ayuntamiento. El se?or Revilla reconocer¨ªa despu¨¦s que hab¨ªa sido una sesi¨®n c¨®moda.

La mesa de edad estaba formada por dos diputados socialistas, S¨®crates G¨®mez y Visitaci¨®n P¨¦rez. A poco de empezar, cuando se estaban presentando las credenciales, Tierno Galv¨¢n entr¨® por una puerta lateral, que no daba a la tribuna p¨²blica, sino directamente al recinto del pleno, y se arm¨® un peque?o revuelo. Los diputados provinciales fueron recogiendo un faj¨ªn y una medalla con el escudo de la Diputaci¨®n. A las doce y media, S¨®crates G¨®mez sufri¨® su primer lapsus, que repetir¨ªa m¨¢s veces: ?Queda formalmente constituida -dijo- la excelent¨ªsima se?o... Diputaci¨®n Provincial.?Antes de proceder a la elecci¨®n del presidente, dos portavoces de cada partido expusieron la filosof¨ªa pol¨ªtica y pr¨¢ctica con la que llegaban al organismo. Mientras hablaba Luis Larroque entr¨®, por la misma puerta -que Tierno Galv¨¢n, el gobernador civil de Madrid, se?or Ros¨®n, quien se sent¨® en uno de los sillones vac¨ªos de la mesa presidencial, aunque lo abandon¨® poco despu¨¦s.

Mientras UCD ped¨ªa que la votaci¨®n de elecci¨®n presidencial fuera secreta, PSOE y PCE defendieron que fuera p¨²blica. Ante la seguridad de una derrota, si el tema se somet¨ªa a votaci¨®n, UCD opt¨® por acceder a que fuera p¨²blica. Poco antes, todos los diputados hab¨ªan hecho la jura (los ucedistas) o la promesa (el resto) de su cargo, en cuya f¨®rmula se incluye la ?lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constituci¨®n?.

La votaci¨®n se hizo leyendo el secretario los nombres de cada diputado y diputada, quienes se levantaban de su asiento y dec¨ªan en voz alta el candidato de sus preferencias. El secretario protagoniz¨® el segundo lapsus divertido de la sesi¨®n. Al terminar la relaci¨®n pregunt¨®: ??Se me ha olvidado alg¨²n nombre?? Le contestaron que s¨ª. Se le olvid¨® pedir su voto al que un minuto m¨¢s tarde ser¨ªa proclamado presidente,

Antes de pasar al siguiente punto del orden del d¨ªa, S¨®crates G¨®mez insisti¨® en su peque?a fijaci¨®n de interponer la palabra se?ora entre las de excelent¨ªsima y Diputaci¨®n, lo que provoc¨® de nuevo las risas -sin mala intenci¨®n- de los asistentes.

Ya con Carlos Revilla sentado en el sill¨®n de honor, se procedi¨® al nombramiento de la Comisi¨®n de Gobierno, que qued¨® constituida por cinco ucedistas (Mariano Alonso, Enrique Castellanos, Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez, Enrique S¨¢nchez y Juan Manuel de Santos), cuatro socialistas (Jos¨¦ Borrell, C¨¦sar Cimadevilla, Mar¨ªa G¨®mez y S¨®crates G¨®mez) y un comunista (Luis Larroque).