Arte y pornograf¨ªa

Se han publicado no hace mucho dos entrevistas hechas, por separado, a esas dos figuras se?eras de nuestra canci¨®n que son Mar¨ªa Dolores Pradera y Nati Mistral. Conscientes de que su val¨ªa estriba en exhibir su arte y no su piel, no han ca¨ªdo, naturalmente, en esa pintoresca y ya vulgar¨ªsima bajeza de explicar si les gustar¨ªa actuar desnudas y cosas de jaez similar. En cambio, han coincidido en expresar su personal rechazo de ese rasgo ya t¨ªpico en nuestra sociedad de hoy: la zafiedad. Amantes de la elegancia y la armon¨ªa (?y c¨®mo no, si fluyen de ellas), conforta leer su p¨²blica denuncia de esa lacra ambiental constituida por la chocarrer¨ªa, el desali?o y la procacidad. Esa abierta toma de postura frente a la aborregada masificaci¨®n social que padecemos supone una personalidad singular y revela in.cluso un valor.En l¨ªnea parecida, Ana Mariscal -otra mujer fuera de lo com¨²n- tuvo el valor, tambi¨¦n recientemente, en la televisi¨®n de llamar por su nombre a esa infracultural patolog¨ªa cinematogr¨¢fica que est¨¢ engrosando las cuentas corrientes de los avispados mercaderes de la sexoman¨ªa. Su expresi¨®n fue certera: ?Se trata de un cine para enfermos, y no para m¨ª, que me tengo por persona normal.?