Juan Mart¨ªnez
Una obra cualquiera, aun siendo su calidad estimable, puede pasar inadvertida, si es expuesta en una galer¨ªa cualquiera. Una obra cualquiera, expuesta en la galer¨ªa Maeght, de Barcelona, no pasa inadvertida, para bien o para mal. Si se trata de una gran obra, la exposici¨®n puede ser excelente, solemne, muse¨ªstica. Si no lo es tanto, la evidencia de sus deficiencias puede verse aumentada en relaci¨®n inversamente proporcional a la de sus aciertos. En la pintura y en otros muchos campos de la actividad art¨ªstica, hay espa?oles que se desempe?an mejor allende nuestras fronteras que de ¨¦stas adentro.Una primera reacci¨®n, plausible, saludable, si se teme que esa buena acogida que su obra tiene all¨ª tiene que ver con la imagen m¨¢s o menos t¨®pica que su obra ofrece de aqu¨ª, consistir¨ªa en negar el parecido con el original, negarse a reconocerse en ese espejo. Una segunda, m¨¢s matizada, consistir¨ªa en determinar cu¨¢l es realmente el original que en estos cuadros se retrata. Resultando de ello que el original no es tanto el paisaje y el paisanaje que, en versi¨®n un tanto borrosa, se nos presenta (pues son m¨¢s bien tirando a neutros, arquet¨ªpicos, m¨¢s cerca del manual de divulgaci¨®n psiqui¨¢trica que del de geograf¨ªa humana) cuanto el procedimiento mediante el cual esas figuras est¨¢ticas resultan en el extranjero susceptibles de ser reconocidas como formando parte de ese gran texto al alcance de cualquier econom¨ªa de pensamiento que es la leyenda expresionista de un pa¨ªs, en este caso Espa?a.
Juan Mart¨ªnez
Galer¨ªa Maeght, Barcelona.
Y ah¨ª es donde est¨¢ la trampa, si es que la hay, si es que alguien ha ca¨ªdo en ella, pues el procedimiento de Juan Mart¨ªnez no es ni original ni, mucho menos, espec¨ªficamente espa?ol, sino m¨¢s bien entre p¨¢nico y surrealista de la cuarta generaci¨®n, aunque aspire a goyesco. Tal vez se entienda mejor lo que quiero decir si digo que el mayor defecto de Topor es no ser espa?ol, y el de Juan Mart¨ªnez, que no consigue hacemos olvidar a Topor. Sus procedimientos mixtos son m¨¢s bien confusos y grandilocuentes, algo farragosos y tirando a sucios.
Otra cosa, tal vez, como en tantos otros, podr¨ªa decirse de sus dibujos; pero la mayor claridad en el concepto y la realizaci¨®n pone m¨¢s de manifiesto las no digeridas influencias. Ambas facetas de su obra sufren adem¨¢s por haber sido trasladadas sistem¨¢ticamente a una escala desproporcionada. Y esta transposici¨®n, como ya dijimos, no realza precisamente sus aciertos, sino que m¨¢s bien impide que los desaciertos pasen inadvertidos.
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