M¨¦xico quiere legalizar la oposici¨®n pol¨ªtica
Por todo M¨¦xico las paredes se han llenado repentinamente de nombres desconocidos para la mayor¨ªa del p¨²blico. Y dentro de algunas semanas, tambi¨¦n s¨²bitamente, los nombres volver¨¢n a la oscuridad, al tiempo que las paredes son blanqueadas y los carteles retirados.
Los nombres son de los candidatos al Congreso para las elecciones del primero de julio, para la renovaci¨®n parcial del Parlamento. Pero es tan m¨ªnima la influencia del Congreso aqu¨ª que, aparte de un reducido c¨ªrculo de pol¨ªticos profesionales, el proceso electoral no crea mucho inter¨¦s.Pero para el Gobierno del presidente Jos¨¦ L¨®pez-Portillo las elecciones son una importante prueba de una medida de liberalizaci¨®n. ?Millones de d¨®lares de fondo oficiales son entonces gastados en exhortar al pueblo a votar.?
La medida esencialmente comprende la legalizaci¨®n de tres partidos de oposici¨®n, incluyendo el Partido Comunista, que cuenta con sesenta a?os en M¨¦xico, y una ampliaci¨®n de la C¨¢mara de los Diputados, a fin de que al menos cien de sus cuatrocientos esca?os puedan en el futuro ser llenados con parlamentarios de la oposici¨®n. Dicha representaci¨®n en la C¨¢mara se constituir¨¢ a trav¨¦s de un complicado sistema proporcional.
Adem¨¢s, todos los partidos est¨¢n recibiendo tiempo en espacios de televisi¨®n, libre de costo para las transmisiones pol¨ªticas y mano libre tambi¨¦n para pegar carteles y posters y pintar los nombres y slogans propagand¨ªsticos en paredes y muros. Pero hasta ahora, aun con nuevos partidos izquierdistas que participan, la campa?a parece haberse enfrentado contra la misma indiferencia p¨²blica que se?al¨® las elecciones previas.
Seg¨²n lo dicho por un analista, ?los viejos partidos son conocidos y por eso no conf¨ªan en ellos. Los nuevos partidos son desconocidos y por eso no conf¨ªan en ellos tampoco?.
La r¨¦plica ap¨¢tica, sin embargo, tambi¨¦n refleja el peculiar sistema pol¨ªtico mexicano, en el cual el poder est¨¢ centrado en el despacho del presidente y ejercido por la burocracia pol¨ªtica en tanto se han llevado a cabo enormes esfuerzos para preservar una estructura formalmente democr¨¢tica.
A ese nivel formal, el pa¨ªs ha sido gobernado sin interrupci¨®n durante los ¨²ltimos cincuenta a?os por el Partido Revolucionario Institucional, que ha aportado todos los presidentes, gobernadores de estado y senadores, as¨ª como una vasta mayor¨ªa de diputados.
Tres partidos m¨¢s
Seis partidos de oposici¨®n -hasta hace poco s¨®lo hab¨ªa tres- tambi¨¦n est¨¢n autorizados a participar en las elecciones.Debido a que las elecciones siempre han sido vistas como un medio de legitimar el poder de la ¨¦lite pol¨ªtica, el Gobierno, conocido aqu¨ª como PRI, ocasionalmente ha recurrido al fraude y la violencia para asegurarse su ¨¦xito en los comicios. Normalmente, empero, sus triunfos no han sido cuestionados.
Pero entre las elecciones, que tienen lugar cada seis a?os para elegir presidente, gobernadores de Estado y senadores, y cada tres a?os para la C¨¢mara de Diputados, el ejecutivo domina totalmente, tanto la rama legislativa como la judicial del Gobierno, mientras que el Partido Revolucionario Institucional inverna hasta la pr¨®xima campa?a.
Adem¨¢s, en raz¨®n de una regla constitucional contra la reelecci¨®n -cualquier reelecci¨®n en el caso de presidente e inmediata reelecci¨®n en el caso de senadores y diputados- pol¨ªticos de talento hallan las carreras de parlamentarios sin atractivo y, por ende, se vuelcan hacia la burocracia, donde una sucesi¨®n de nombramientos est¨¢ virtualmente garantizada.
En vista de lo d¨¦bil del Congreso, muchos mexicanos, por encima de las clases medias urbanas, no consideran las elecciones como veh¨ªculos potenciales para lograr cambios, dado que el emitir el voto es obligatorio por la Constituci¨®n, la mayor¨ªa de los mexicanos educados acuden a las urnas para evitar problemas cuando solicitan pasaporte o licencias, pero a menudo invalidan sus papeletas del voto.
Conocedor del creciente descontento, el Gobierno ha optado por la actual liberalizaci¨®n, tanto para canalizar la disensi¨®n junto a la l¨ªnea institucional y para obligar al partido del Gobierno a ser m¨¢s consecuente a la opini¨®n p¨²blica.
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