"Eboli", de Rosi, el subdesarrollo de las comunidades agr¨ªcolas
?Para los campesinos, el Estado est¨¢ m¨¢s lejos que el cielo, jam¨¢s lo encuentran cerca..., ellos viven en un mundo indeterminado en donde el hombre no se distingue nunca de su sol, de los animales, de la malaria; nada puede existir, ni la felicidad ni la esperanza, que son todav¨ªa sentimientos individuales: s¨®lo reina la sombra pasiva de una naturaleza dolorosa.? Estas palabras escritas por Carlo Levi, pintor, escritor, m¨¦dico y pol¨ªtico antifascista italiano, autor de la novela autobiogr¨¢fica en la que se bas¨® Francesco Rosi para realizar su filme Eboli, describen con sobriedad buena parte de las sensaciones y reflexiones que narra la pel¨ªcula.
En 1935, a causa de sus opiniones antifascistas, Carlo Levi es enviado a Gagliano, pueblo perdido de Lucania, en el sur de Italia, en donde residir¨¢ confinado durante dos a?os. Levi era un ?intelectual?, en el concepto m¨¢s entrecomillado del t¨¦rmino, del norte del pa¨ªs, concretamente, de Tur¨ªn. Fundador en 1930 del grupo pol¨ªtico Justicia y Libertad, su ideolog¨ªa, claramente racionalista, se ver¨¢ enfrentada a las concepciones de un campesinado subdesarrollado, dominado por un aparato pol¨ªtico b¨¢sicamente irracional y con evidentes arraigos en leyendas, hechicer¨ªas y dem¨¢s componentes de una moral medieval en una comunidad que sobrevive en el siglo XX. Rosi -del que se proyectan varias pel¨ªculas en una sala del Palais a modo de homenaje de este Festival de Cannes al realizador de Salvatore Giuliano- ha pretendido hacer lo que resultaba notorio en las intenciones de Carlo Levi: mostrar las contradicciones que comparten la existencia colectiva de un pa¨ªs, entre una peque?a burgues¨ªa intelectual y un campesinado que posee otros criterios de comportamiento. Una pel¨ªcula que contiene numerosa informaci¨®n etnogr¨¢fica y un aire did¨¢ctico dif¨ªcilmente compatible con la convicci¨®n de la complejidad del mundo actual.?Yo hago un cine que est¨¢ directamente entroncado con la realidad de mi pa¨ªs -declar¨® Francesco Rosi-. Trato de llevar a la pantalla un testimonio sobre la crisis que se avecina en el nivel de las instituciones... Eboli quiere demostrar la incapacidad del Estado, incluso en la fase de la democracia, por resolver los problemas nacionales y que, naturalmente, no fueron resueltos durante el fascismo. Personalmente considero que el problema del subdesarrollo del sur de mi pa¨ªs es ya un problema de caracter¨ªsticas nacionales.? A ello habr¨ªa que a?adir los problemas de una sociedad acuciada por los actos terroristas y una divisi¨®n pol¨ªtica m¨¢s que notable. Sin embargo, Eboli vuelve a demostrar la validez universal de los problemas locales. No resultar¨ªa excesivamente dif¨ªcil encontrar problemas similares en el resto de las naciones occidentales, incluso de Extremo Occidente, parodiando la terminolog¨ªa victoriana. Las comunidades agr¨ªcolas poseen unas pautas de comportamiento social y moral aut¨®ctonas y distantes de las de los centros industriales. Supongo que habr¨ªa m¨¢s coincidencias culturales, econ¨®micas y sociol¨®gicas entre ciudades como Valladolid y Tur¨ªn que entre Madrid y Las Hurdes, por ejemplo, pero esto es un problema a resolver por los estudiosos del hombre y no por los comentaristas cinematogr¨¢ficos.
Lauren Bacall, el "rock" y Berlanga
En otro orden de cosas cabe rese?ar la llegada a Cannes de una de las estrellas maduras con mayor prestigio entre los cin¨¦filos y los estetas. Nos referimos a Lauren Bacall, que vino a compartir la fiesta de Milos Forman y sus ?alegres pillastres? (no olvidemos que Forman, adem¨¢s de realizar la brillante Hair, hab¨ªa filmado previamente -tambi¨¦n en Estados Unidos- Alguien vol¨® sobre el nido del cuco, de Ken Kesey), que obtuvieron un importante ¨¦xito de cr¨ªtica. Leo Soyer es el primero de los cantantes pop que se descuelgan por la Costa Azul, en donde tienen previstos dos recitales para este fin de semana los Who, en su nueva gira europea. La fachada del Carlton muestra un pol¨ªcromo anuncio de El nacimiento de los Beatles, que parecen haber alcanzado categor¨ªa de naci¨®n, al menos por lo que a t¨ªtulos cinematogr¨¢ficos se refiere. Los ya citados The Who estar¨¢n presentes en dos pel¨ªculas, Neil Diamond sirve de gancho para otra y Elvis siempre ser¨¢ el rey del rock, como nos se?ala un oportuno cartel cinematogr¨¢fico. En una palabra, el cine -reflejo bastante fiel del momento social y cultura- se entremezcla cada vez con mayor potencia con el mundo rockero. Sus p¨²blicos son coincidentes Y de eso hace tiempo que se percataron los distribuidores y productores occidentales.Luis Garc¨ªa Berlanga, realizador espa?ol y miembro del jurado internacional de esta XXXII edici¨®n de Cannes, comentaba, en una de las estupendas terrazas de la Croisette, su pr¨®ximo proyecto: ?Ser¨¢ una pel¨ªcula que surge, en parte, de La escopeta nacional, concretamente, del personaje que desempe?aba Escobar, el marqu¨¦s cascarrabias. Durante cuarenta a?os estuvo apartado de la nueva corte de El Pardo, por convicciones mon¨¢rquicas. La muerte del general que ocup¨® el poder y la vuelta a la jefatura del Estado de un rey le permitir¨¢ abrigar la esperanza de que la corte -la aut¨¦ntica- revivir¨¢ en todo su esplendor. Decide abrir de nuevo su casa-palacio en la ciudad y asiste, entre estupefacto y dolorido, al nuevo proceso de las relaciones pol¨ªticas con el poder: es evidente que su corte, la de las fiestas galantes y el rigod¨®n, no volver¨¢ jam¨¢s. Es un inadaptado permanente?, y de esta forma, el marqu¨¦s berlanguiano pasar¨ªa a engrosar la larga lista de autsiders de un sistema.
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