Gustavo Bueno expone los postulados filos¨®ficos de la Escuela de Oviedo
ENVIADO ESPECIAL, En la facultad de Filosofia y Ciencias de la Educaci¨®n de Barcelona, y dentro del ciclo de conferencias sobre La filosof¨ªa en el Estado espa?ol, el profesor Gustavo Bueno, catedr¨¢tico en la Universidad de Oviedo, desarroll¨® una tesis fecunda y original sobre la clasificaci¨®n de las ciencias. Su intenci¨®n fue la de presentar el bosquejo de una teor¨ªa, m¨¢s que fundamentarla. Puede pensarse, afirm¨®, que una clasificaci¨®n de las ciencias es una tentativa anacr¨®nica, una repetici¨®n del enciclopedismo franc¨¦s y de la ordenaci¨®n de las ciencias de Conte. Sin embargo, el tema es importante y actual porque de la clasificaci¨®n de las ciencias se puede extraer una teor¨ªa de la ciencia.Ahora bien, ?c¨®mo clasificar ese vast¨ªsimo mundo de las ciencias y con arreglo a qu¨¦ criterio? Puede establecerse sobre una premisa unitaria, reduciendo todas las ciencias a una, lo que har¨ªa superfluo su clasificaci¨®n; o a trav¨¦s de un criterio nominalista con arreglo al cual las ciencias son sistemas individuales que no se pueden separar, pero entonces se quebrar¨ªa la fluencia continuista de sus relaciones rec¨ªprocas. Sin embargo, es necesario llegar a una clasificaci¨®n de las ciencias, para saber lo que no es y lo que es ciencia, y lograr formular una teor¨ªa de la ciencia que, para el profesor Bueno, es el tema de nuestro tiempo.
En torno a una gnoseolog¨ªa, es decir, a la formulaci¨®n de una concepci¨®n de la ciencia, y no hacia una epistemolog¨ªa, se orientan las investigaciones de la Escuela de Oviedo. Esta tendencia del profesor Bueno expresa una elecci¨®n filos¨®fica: la concepci¨®n materialista de la ciencia o marxismo cient¨ªfico, frente al marxismo filos¨®fico. En la disputa entre el materialismo hist¨®rico, cuyo m¨¢ximo representante es Sartre, y el materialismo dial¨¦ctico que encarna Geymonat, se inclina el profesor Bueno por esta ¨²ltima concepci¨®n materialista de la ciencia que inici¨® Engels.
Una ciencia se constituye cuando no s¨®lo se distingue y separa de otras, sino al cristalizar en tomo a unos teoremas que la organizan en un cuerpo aparte. Este cierre categorial crea una ciencia a s¨ª misma, por dentro. Pero las ciencias proceden de actividades artesanales y del desarrollo creciente de las tecnolog¨ªas. Ahora bien, toda clasificaci¨®n de las ciencias comienza por una operaci¨®n l¨®gico-formal. As¨ª se clasifican las ciencias en grupos ascendentes y descendentes y, luego, reuni¨¦ndolas o dividi¨¦ndolas. Las primeras se tipifican, las segundas se separan en taxonom¨ªas. Para que la clasificaci¨®n sea constructiva se requiere una pluralidad de ordenaciones que denominamos complejas frente a las simples, como las tipol¨®gicas que defiende Windelband. En las clasificaciones complejas se entrecruzan diversos criterios: el emp¨ªrico, el l¨®gico, el formal y el universitario o institucional.
Y llegamos al nudo del problema: la oposici¨®n entre las ciencias formales y las ciencias materiales. Para un materialista cient¨ªfico, como el profesor Bueno, todas las ciencias son materiales, dijo, y repiti¨® varias veces en su discurso. Y en este sentido lleg¨® a formular su teor¨ªa de la ciencia. Los contenidos gnoseol¨®gicos nos revelan el aspecto interior y exterior de cada ciencia. As¨ª, puede hablarse de una ciencia burguesa, socialista, cristiana, alemana, italiana que revelan los contextos sociales y culturales en que se desenvuelve toda ciencia. Y el interno de una ciencia surge de los problemas que emanan de su misma estructura interior. En este sentido, juzg¨® ociosa la pol¨¦mica entre Lakatos y Kuhn, sobre la oposici¨®n entre exterioridad e interioridad de las ciencias. Para el profesor Bueno es imposible separar ambos contenidos, por la sencilla raz¨®n que existe un camino circular, es decir, unos conceptos ontol¨®gicos b¨¢sicos que, antes del advenimiento de una ciencia, la envuelven filos¨®ficamente y que son, a la vez, cosas o sujetos operatorios. La ciencia es, por s¨ª misma, una actividad transformadora. Los aparatos cient¨ªficos no s¨®lo desarrollan nuestros sentidos materiales, sino que son ¨®rganos e instrumentos del conocimiento. Por consiguiente, la concepci¨®n materialista de la ciencia no se resume en un discurso sobre las cosas, sino que las cosas mismas son ciencia. Hay que regresar, pues, al examen de los contenidos materiales de la ciencia y desechar la formulaci¨®n historicista, sociol¨®gica y cient¨ªfica de Popper, Feyerabend y Kuhn. Y lleg¨® a la conclusi¨®n que la clasificaci¨®n de las ciencias se reduce a la divisi¨®n entre ciencias naturales y ciencias humanas, pero dej¨® para un futuro pr¨®ximo aclarar su concepto del hombre.
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