PCF: la pol¨ªtica del secretario general
EL DILEMA del comunismo in partibus infidelium, en las tierras capitalistas de Occidente, se ha puesto otra vez de manifiesto en el XXIII Congreso del partido franc¨¦s: o el endurecimiento en su propia base ideol¨®gica, que le encerrar¨¢ de nuevo en el ghetto, o la apertura a nuevas formas y adaptaciones al medio que puede disolver su ideolog¨ªa y su capacidad de captaci¨®n para les damn¨¦s de la terre, que dice la letra francesa de La Internacional. El intent¨® de hacer compatible y simult¨¢neo lo mejor de cada extremo conduce a la confusi¨®n y la desfiguraci¨®n. Y a enredos verbales. Es dif¨ªcil, por ejemplo, saber a qu¨¦ responde hoy la renovada y fuerte advocaci¨®n al "socialismo cient¨ªfico" para rehuir y trivializar los nombres de Marx y de Lenin. El adjetivo "cient¨ªfico", ten¨ªa un valor determinado cuando se aplic¨® a esa forma de socialismo frente a los ?ut¨®picos? (por Engels, en el Anti-D¨¹hring, 1878): se cre¨ªa que la ciencia, concepto naciente, ten¨ªa un valor absolutamente positivo, tangible e infalible. Hoy sabemos que cualquier concepto de la ciencia s¨®lo es v¨¢lido ?hasta nueva orden? -dec¨ªa Einstein-, que nada tiene valor absoluto, que el "socialismo cient¨ªfico" tiene mil interpretaciones distintas y hasta adversas entre s¨ª, que los ?ut¨®picos? guardaban muchas verdades utilizables y que el ?socialismo cient¨ªfico? tiene m¨¢s dosis de utop¨ªa (y no es malo) que de dogma.El XXIII Congreso consagra, seg¨²n la m¨¢s antigua escuela, la autoridad personal del secretario general -ha barrido a los disidentes- y, sin embargo, se declara abierto a las interpretaciones y escuelas; y aun as¨ª, trata de destrozar las ¨²ltimas posibilidades de entendimiento con el Partido Socialista -lo cual no dejar¨¢ de repercutir en la precaria situaci¨®n de Mitterrand y en su uni¨®n coyuntural con el CERES-; acent¨²a sus valores nacionalistas, como corresponde a un buen eurocomunismo, pero lo hace con la exaltaci¨®n, la fiereza y la crudeza de consignas con que Stalin rusific¨® el comunismo de su pa¨ªs (un nacionalismo que le distanciar¨¢ del Partido Comunista espa?ol, al impugnar la adhesi¨®n de Espa?a al Mercado Com¨²n) y que, al negar la integraci¨®n de Francia en la OTAN -por razones objetivas y populares en Francia, que fueron iniciadas por el general De Gaulle-, recibe todas las invectivas de ?prosovi¨¦tico?, mientras, por su parte, la URSS intenta desprenderse de ¨¦l para negociar directamente con el Gobierno (como en las recientes entrevistas entre Giscard y Brejnev), de Estado a Estado, sin que las opciones ideol¨®gicas aparezcan.
Sin embargo, el PCF representa, como desde hace muchos a?os y probablemente durante muchos m¨¢s, una esfera de atracci¨®n importante para grandes masas de votantes y para un n¨²mero muy elevado de militantes. Representa todav¨ªa la opci¨®n del ?no?, de la negativa a una sociedad que se inclina hacia el conservadurismo en un momento en que la crisis econ¨®mica perturba la composici¨®n social que el pa¨ªs ha mantenido en los ¨²ltimos a?os. Parece que un deber de ese partido consiste en sublimar esa valoraci¨®n puramente negativa hacia una situaci¨®n de esperanza. ?C¨®mo hacerlo si oscila entre la segregaci¨®n y la disgregaci¨®n? Las medidas coyunturales no bastan, sirven solamente como elementos de negaci¨®n de la sociedad establecida; pero las medidas program¨¢ticas est¨¢n congeladas por la irradiaci¨®n de los intelectuales y por la restricci¨®n de las discusiones internas.
La soluci¨®n adoptada por Marchais, servido por la maquinaria del partido, es la cl¨¢sica: pol¨ªtica de secretario general. Lo cual quiere decir que apenas hay que dar valor excesivo a lo dicho o lo enunciado por el XXIII Congreso, para d¨¢rselo todo a la reelecci¨®n un¨¢nime de Marchais y la anulaci¨®n de sus sombras, de sus oponentes o de sus disidentes. Una situaci¨®n, paralela a la que puede ofrecer el panorama del Partido Comunista de Espa?a. No parece que sea eso lo que los condenados a apoyar y militar en el PCF, o en sus hom¨®logos, por su situaci¨®n de clase y por el contexto en el que viven, est¨¢n mereciendo o est¨¢n esperando.
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