Martin Ritt, un cineasta vivo

ENVIADO ESPECIAL, Norma Rae, del veterano Martin Ritt, es, de momento, una de las pel¨ªculas m¨¢s s¨®lidas de cuantas se han visto en la secci¨®n a concurso. Sin duda es una pel¨ªcula que vuelve a levantar la deca¨ªda moral de quien contempla los filmes competitivos. Nombres como Wajda, Jancso, Dino Risi o Luigi Comencini, por citar tan s¨®lo unos cuantos, han conseguido, con esa constancia t¨ªpica de los cineastas que aman su trabajo, ir aburriendo al personal. Martin Ritt, que tambi¨¦n ama su oficio, acaba de contarnos una historia pol¨ªtica y personal en la que surgen los conceptos est¨¦ticos del mejor cine americano, ese que ha conseguido saber contar las historias con un estilo propio.
Cuando un americano honesto, mayor, curtido en la vida y con sentido del humor cuenta una historia de sindicalismo nunca se olvida de su entorno, y lo que rodea a las gentes no es otra cosa que m¨¢s gentes, m¨¢s personas, m¨¢s historias personales. El personaje de Sally Field lo demuestra casi las veinticuatro veces por segundo que exige el celuloide.?La emoci¨®n que siento cuando leo una historia -se?al¨® Martin Ritt- es el ¨²nico criterio que me decide a emprender una pel¨ªcula. El tema de Norma Rae, que est¨¢ inspirado en la vida de muchas personas reales, me apasiona... Deploro que los filmes americanos consagrados en estos ¨²ltimos a?os a la mujer no nos hayan mostrado todav¨ªa la vida de una obrera. La mayor¨ªa de ellos nos hablan de burguesas, ligeramente ninf¨®manas o neur¨®ticas. En Norma Rae he querido contar la historia de una mujer vulnerable, apegada a la realidad y luchadora.?
Y en verdad que algo de todo esto hay en la pel¨ªcula. Los americanos, no todos, naturalmente, son casi los ¨²nicos cineastas que hablan y escriben igual que piensan y realizan su cine. Tienen un pragm¨¢tico sentido de la existencia y casi ninguno adopta posiciones excesivamente sofisticadas (descontando a Warhol, cuya sofisticaci¨®n se basa en aparentar el ser un teen-ager inculto). Lo curioso es que Norma Rae no s¨®lo es una pel¨ªcula sobre el proletariado de un peque?o pueblo del sur de Estados Unidos. Es tambi¨¦n, con frecuencia, una comedia con di¨¢logos estupendos (los guionistas son Irving Ravetch y Harriet Frank, jr.) que promueven en el espectador las ganas de decir, con Woody Allen: ?Esta escena parece de Noel Coward, pero sin Martini.? En eso radica buena parte del ¨¦xito del filme, en que siempre tiene presente a las personas, al humor, a la vida.
Cuando este director de 59 a?os de edad, hijo de profesionales del espect¨¢culo, que en la d¨¦cada de los treinta debut¨® en los escenarios con Porgy and Bess y se integr¨® en el Teatro Grupo, una de las formaciones m¨¢s din¨¢micas del new deal, que colabor¨® con Lee Strasberg, Harold Clurman y Ella Kazan, que trabaj¨® para la televisi¨®n, que en 1951 fue acusado de af¨ªn a los extremistas, tajantemente despedido e inscrito en la famosa ?lista negra? del maccarthysmo (al mismo tiempo que su amigo Walter Bernstein, que le escribir¨¢ posteriormente los guiones de The Molly Maguires y The front) y que a partir de 1970 comienza a realizar una serie de pel¨ªculas de temas sociales y pol¨ªticos, cuando ocurre todo esto, esas pel¨ªculas, como esta de Norma Rae, suelen emocionar a todo el mundo. Probablemente no se trate de obras maestras, en el sentido m¨¢s significativo del t¨¦rmino, pero en cualquier caso est¨¢n contadas con pasi¨®n y humanidad, algo infrecuente entre los decididos partidarios de llevar la buena nueva all¨¢ donde vayan.
Una vez utilizado con profusi¨®n el press book de la pel¨ªcula, en el que se incluyen los datos biogr¨¢ficos de este estupendo artesano del cine, pasemos a exponer algunas consideraciones generales sobre el festival.
En primer lugar, cabe se?alar la disminuci¨®n de las escenas directamente carnales en la mayor¨ªa de las pel¨ªculas exhibidas en esta ciudad elegante. Apenas hay cine porno, y el que se proyecta bordea lo kitch con demasiada intensidad. Las pel¨ªculas de ?calidad? tampoco gustan de mostrar las situaciones excesivamente directas. Todo parece indicar que la fisiolog¨ªa sexual tiene una mala temporada.
En segundo lugar, debe mencionarse la evidente disminuci¨®n de turistas, mirones y paseantes. Cannes est¨¢ mucho m¨¢s vac¨ªo que en otras ocasiones, aunque con las mismas multitudes de periodistas de todo el mundo. Pese a todo, siempre se encuentra sitio en los restaurantes, a la hora que sea, no hay aglomeraciones en las escalinatas del palais del festival y los pasillos de las salas cinematogr¨¢ficas (incluidos los cochambrosos de la rue de Antibes), est¨¢n despejados. Las estrellas siguen viniendo al festival como en los mejores tiempos. Se anuncia la llegada de Jane Fonda (tiene fuera de concurso su Il sindrome chino), los Kinski, padre e hija, al parecer est¨¢n con Polanski en alguna parte. Huston debe de estar preparando su maleta en alguna ciudad para recoger los aplausos -que podemos calificar a priori de ?interminables?- que se ofrecer¨¢n en su homenaje. Francis Coppola duda constantemente si proyectar o no su Apocalypse now, pel¨ªcula a la que lleva dedicados tres a?os de su vida y toda su fortuna empe?ada en la producci¨®n. Cannes sigue siendo Cannes incluso sin turistas y los animales cinematogr¨¢ficos de Estados Unidos (tambi¨¦n de otras partes) contin¨²an empe?ados en demostrarnos a todos por qu¨¦ el cine es uno de los pasatiempos m¨¢s marchosos de cuantos existen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.