Felipe Gonz¨¢lez: "Debemos asumir cr¨ªticamente a Marx y a todos los socialistas"
El primer secretario del PSOE, Felipe Gonz¨¢lez, pidi¨® en su discurso ante el congreso que ¨¦ste asuma con esp¨ªritu cr¨ªtico la experiencia marxista y la de todos los socialistas. Con voz firme y pausada, el l¨ªder socialista analiz¨® durante hora y media la historia lejana y cercana del partido y describi¨® la situaci¨®n actual. Unicamente levant¨® aplausos cuando cit¨® a Pablo Iglesias y a Marx, y cuando al final de su parlamento pidi¨® menos verbalismo y m¨¢s profundidad en el cambio. En resumen, dijo lo siguiente:
?Creo que somos los ¨²nicos que realizamos un debate sobre la gesti¨®n de la ejecutiva de esta naturaleza, pero este debate se hace innecesario si las posiciones de los delegados vienen predeterminadas r¨ªgidamente por el mandato de las agrupaciones, porque entonces lo m¨¢s l¨®gico ser¨ªa proceder directamente a la votaci¨®n. Si, por el contrario, este debate tiene sentido para clarificar posiciones, la preterminaci¨®n del voto es incorrecta. En torno a la celebraci¨®n de este congreso se ha creado una expectaci¨®n que sobrepasa los l¨ªmites de nuestra organizacion, aunque motivada por la importancia que ha cobrado en los ¨²ltimos tiempos. Esta situaci¨®n nos obliga, ante todo, a reiterar nuestras se?as de identidad, para evitar especulaciones gratuitas.Hace ahora exactamente un siglo, un grupo de hombres, encabezados por Pablo Iglesias, fund¨® el Partido Socialista y elabor¨® un documento sencillo y claro -el programa m¨¢ximo de todos conocido- que conten¨ªa las se?as de identidad del socialismo espa?ol, un socialismo que, como los dem¨¢s, tiene su apoyatura fundamental en las teor¨ªas de Carlos Marx. Esa declaraci¨®n sigue constituyendo hoy nuestro ideal.
Durante ese siglo, en todoslos congresos celebrados se ha discutido libre y democr¨¢ticamente la estrategla a seguir. Las aportaciones de todos han sido y siguen siendo valiosas y estimables, pero hemos mantenido una identidad propia y diferenciadora.?
Asumir cr¨ªticamente a Marx
?Tambi¨¦n a esta hora tenemos que rendir el homenaje que merece al creador fundamental del socialismo cient¨ªfico, Carlos Marx, para desagraviarle de tanto ataque que ha recibido y recibe de todos los reaccionafios de la Tierra y tambi¨¦n para rescatarlo de la ignorancia y la manipulaci¨®n de aquellos que diciendo servir a sus ideas han elevado el marxismo a los altares del doctrinarismo dogm¨¢tico. Contra Marx y con Marx tambi¨¦n se han practicado el despotismo y la tiran¨ªa, el fascismo y el totalitarismo. Por eso Carlos Marx merece ser estudiado y asumido cr¨ªticamente, sin sacralizaci¨®n y con reconocimiento. Jam¨¢s podr¨ªa el Partido Socialista renunciar a las ideas que le dieron vida. Tampoco podr¨ªa el socialismo asumir a Marx como un valor absoluto que marca la divisoria entre lo verdadero y lo falso, sino que asumirlo a ¨¦l y a todos los socialistas significa recoger con sentido cr¨ªtico su aportaci¨®n a la lucha por la construcci¨®n de una sociedad nueva.
Esta sociedad es mucho m¨¢s compleja de la que conocieron uestros fundadores.. Podemos decir que sigue siendo injusta porque divide a sus miembros en clases antag¨®nicas y desiguales. Tambi¨¦n hay naciones que dominan a otras por el control de la riqueza. Por tanto, el ideal socialista sigue teniendo vigencia, y nuestra tarea es encontrar una v¨ªa espec¨ªfica para integrar a la mayor¨ªa en la lucha contra la dominaci¨®n, en esta etapa presente.?
Los a?os de la provisionalidad
?Al completar el an¨¢lisis de la gesti¨®n de la ejecutiva, debo empezar por decir que no voy a mostrarme autocomplacido por sus resultados, pero tampoco voy a hacer un ejercicio de autoflagelaci¨®n. Ha habido aciertos y errores, pero en la balanza el resultado final me parece altamente positivo.
Una muestra de lo negativo es que de las elecciones de 1977 a las de 1979 no hemos logrado aumentar en votos de forma apreciable, pese a que hemos pasado de 15.000 a 200.000 militantes.
Hace s¨®lo cuatro a?os y medio asum¨ª la primera secretar¨ªa del partido por exclusi¨®n, porque no hab¨ªa otro. Nos reun¨ªamos representantes de 4.000 militantes. Estos, en el XXVII Congreso, en 1976, eran menos que los concejales que hoy representan al partido. El partido era ilegal, acababa de salir de la clandestinidad y estaba ante la dif¨ªcil tarea de la liquidaci¨®n de la dictadura y la consecuci¨®n de la democracia. Hoy entregamos un partido con cinco millones y medio de votos y numerosos alcaldes y concejales.
Bajo el punto de vista del conjunto de la sociedad, desde entonces se han celebrado dos elecciones generales y unas locales y se ha elaborado una Constituci¨®n democr¨¢tica que posibilita la alternancia en el Gobierno de las distintas opciones, y que constituye el cauce a trav¨¦s del cual se canalizar¨¢n nuestras acciones transformadoras. En todo este proceso el Partido Socialista ha tenido un papel de indudable trascendencia. En el terreno internacional, hemos adquirido una presencia que ha incidido en todas las posiciones internacionales del Estado.
Pero estos datos del saldo positivo deben ser contrapuestos con otros que reflejan errores. La pol¨ªtica de consenso, que las circunstancias hist¨®ricas impon¨ªan en beneficio de toda la sociedad, ha tenido m¨¢s costos de los que debiera, porque no fuimos lo bastan te exigentes en las contrapartl das y su cumplimiento, porque conf¨ªa mos en un Gobierno que no me rec¨ªa esa confianza.
Por supuesto que no somos los ¨²nicos responsables, ni siquiera los principales, pero estamos anah zando nuestro comportamiento, y tenemos que indagar d¨®nde est¨¢n los fallos. Si se tiene en cuenta de d¨®nde venimos y d¨®nde nos en contramos, se puede concluir que era muy dif¨ªcil llegar a m¨¢s. Si miramos lo que la sociedad esperaba y espera de nosotros, no hemos cubierto las expectativas.
La situaci¨®n actual
?Tampoco el triunfo de la izquierda el 4 de abril debe sobreestimarse, aunque nos permite desarrollar una acci¨®n municipal de indudable trascendencia.
Entre los grandes problemas actuales, el primero es el econ¨®mico. Frente a la crisis, la derecha se centra en la lucha contra la inflaci¨®n, pero hay ante todo que luchar contra el paro, y tambi¨¦n reformar los sectores en crisis y apoyar a los peque?os y medianos empresarios. La situaci¨®n desanima la inversi¨®n y margina cada d¨ªa a mayor n¨²mero de j¨®venes, incit¨¢ndolos a la desesperaci¨®n o a la delincuencia.
El segundo problema es e¨ª incremento de la delincuencia y la violencia callejera, ante el que debemos buscar un clima de paz ciudadana que elimine las tensiones involutivas. Las relaciones laborales no cuentan a¨²n con un marco adecuado y los sindicatos siguen siendo d¨¦biles. Los militantes socialistas tienen que incrementa su acci¨®n en el seno de la UGT, a la que no hemos apoyado lo bastante.
En la cuesti¨®n auton¨®mica no vale seguir haciendo la pol¨ªtica de parcheo del Gobierno, sino que se debe construir el nuevo Estado con decisi¨®n y sin demagogias, de modo que si el ritmo del acceso a la autonom¨ªa debe ser distinto de unas comunidades a otras, el techo debe ser igual para todas.
El XXVIII Congreso tiene como misi¨®n proyectar la estrategia del partido para los pr¨®ximos dos o tres a?os. La organizaci¨®n debe ponerse a punto para ser capaz de movilizar a los sectores mayoritarios de la sociedad por la conquista de estos objetivos. Hoy estamos en condiciones de ser m¨¢s exigentes y ambiciosos en nuestro proyecto de transformaci¨®n, pero tenemos que tener la responsabilidad de no cae en la demagogia. M¨¢s profundidad en el cambio, menos demagogia y verbalismo, este podr¨ªa ser nuestro lema en los pr¨®ximos a?os.?
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