Revitalizaci¨®n del flamenco como hecho cultural y social
?La historia del flamenco es como una ensaladilla rusa en la que los gitanos son la mayonesa?,dijo el escritor Fernando Qui?ones en la conferencia que, con acompa?amiento de guitarra y ayuda audiovisual, sirvi¨® de apertura del programa de actos del VII Congreso Nacional de Actividades Flamencas, cuyas sesiones formales tendr¨¢n lugar durante el pr¨®ximo fin de semana en Sevilla.
Durante la intervenci¨®n de Qui?ones -que lleg¨® a remontarse para explicar los or¨ªgenes del flamenco a una escultura del siglo V antes de Jesucristo, en la que un hombre toca las casta?uelas- se hizo un recorrido hist¨®rico sobre el mundo del flamenco en el que se combinaron h¨¢bilmente la investigaci¨®n y el chisme. Al referirse al cantaor Silverio Franconetti, que llev¨® el arte a los tablaos, el conferenc¨ªante confes¨® ignorar la fecha de su muerte, siendo inmediatamente respondido por una voz en la sala: ?Fue en 1889 y, si quiere, le traigo la partida de defunci¨®n.? La misma persona intervendr¨ªa m¨¢s tarde para hacer otras aclaraciones.La an¨¦cdota no es gratuita, sino reveladora del car¨¢cter que tienen estos congresos o, al menos, del que deber¨ªan tener. Para Juan Herrera, portavoz de las pe?as flamencas sevillanas que han organizado este VII Congreso, se trata de huir de cualquier intento de doctrinismo o imposici¨®n. ?Queremos que el congreso sea un encuentro de aficionados, especialistas y estudiosos que se intercambian sus experiencias respetando la identidad de cada persona o grupo?, declar¨® a EL PA?S, subrayando que las ediciones anteriores (dos en C¨®rdoba y una en M¨¢laga, La Uni¨®n, Ceuta y Zamora) se hab¨ªan debatido entre la conveniencia de unificar criterios y la necesidad de evitar ?un aparato burocr¨¢tico que termine sofoc¨¢ndolo todo?.
Esta es la concepci¨®n de la que parten los organizadores del VII Congreso Nacional, que ha preparado un denso programa de conferencias, recitales de flamenco y guitarra en directo (cante, toque y baile), a trav¨¦s del recital de Juan Pena El Lebrijano y del homenaje a la figura de Antonio Mairena -don Antonio Mairena para los entendidos-, en el que intervendr¨¢n, entre otros, Fosforito, Chiquetete, Naranjito de Triana, Matilde Coral, Isabel Bay¨®n y Enrique de Melchor. Los 150 congresistas y acompa?antes que se han, inscrito deber¨¢n abonar 2.500 pesetas para hacer frente a los gastos de organizaci¨®n, recibiendo a cambio -aparte de la asistencia a los actos programados- un ejemplar del libro, agotado, Cantaores andaluces. Historias y tragedias de N¨²?ez de Prado, y una cinta con toques in¨¦ditos de Diego el del Gastor.
Algunos cr¨ªticos flamencos sevillanos han expresado claras reticencias sobre este tipo de congresos. Francisco Mill¨¢n, por ejemplo, sin negar la buena intenci¨®n de los organizadores, indic¨® a EL PA?S que no confiaba excesivamente en sus posibilidades t¨¦cnicas para sacarlo adelante. Al menos los seis anteriores, se?al¨® Mill¨¢n, ?la verdad es que no han servido para nada y han acabado convertidos en actos hedonistas en los que los ponentes, que siempre son los mismos, se divierten mucho?, a?adiendo que nunca se cuenta en ellos con los artistas ni sus problemas sociales y sindicales, ?aunque, eso s¨ª, se les hace actuar gratis para los congresistas?.
Miguel Acal, aunque dando un voto de serniconfianza a los organizadores de este a?o, coincide tambi¨¦n en que los congresos no han sido ¨²tiles para el desarrollo del flamenco, ?porque no se han discutido m¨¢s que cuestiones bizantinas y porque la mayor¨ªa de los asistentes s¨®lo van a figurar?. Se cuenta como an¨¦cdota que en la edici¨®n de 1978, celebrada en Zamora, se debati¨® durante tres sesiones qui¨¦n ten¨ªa derecho a votar y qui¨¦n no.
En opini¨®n de ambos flamenc¨®logos, un congreso nacional de flamenco tiene que organizarse de la misma forma que cualquier otro congreso de cualquier otra actividad humana, con profesionales que quieren trabajar y con conclusiones serias y debatidas, no dictando normas absurdas que nadie cumple. Hasta ahora, lo normal es la improvisaci¨®n y el car¨¢cter ?social? de los actos. ?Es verdad que alguna gente tiene esa mentalidad. Ahora acaba de llamarme una se?ora para preguntar si hay que ir vestida de largo. Pero nosotros haremos lo posible por cambiar esta tradici¨®n?, replica Juan Herrera.
Los dos cr¨ªticos al congreso coinciden, por otra parte, en que el flamenco est¨¢ pasando por un momento importante, con una vertiente cultural cada vez m¨¢s reconocida, y que ahora los artistas empiezan a poder vivir del trabajo.
Paco Mill¨¢n lamenta que en su faceta de cante el flamenco est¨¢ en las mismas manos de siempre: representantes de dudosa profesionalidad y casas de discos de Madrid y Barcelona, que encumbran todo lo que huela a heterodoxia. Muchos opinan que lo que te falta al flamenco son nuevos circuitos, quitar el monopolio a los tablaos y salas de fiesta y llevarlo a asociaciones de vecinos y otras entidades culturales y ciudadanas. ?Y que sea el pueblo el que diga qui¨¦n vale y qui¨¦n no vale.?
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