Las relaciones hispano-rumanas
LA HISTORIA reciente de las relaciones econ¨®micas y pol¨ªticas entre Espa?a y Rumania no es la de la lucha de clases ni la de ninguna acepci¨®n del imperialismo; es sencillamente, desde el lado espa?ol, una historia de desprop¨®sitos.Al producirse la liberalizaci¨®n del comercio exterior espa?ol en 1959; las compras en los pa¨ªses socialistas se reducen sustancialmente porque el importador no se encuentra ya sometido a cupos y contingentes y adquiere mercanc¨ªas en aquellos mercados que las suministran con precios, calidad y plazos de entrega competitivos. Se mantienen, sin embargo, contactos oficiales, normalmente en Par¨ªs, que cristalizan en acuerdos de pagos que regularizan las transacciones. Se abren, incluso, una especie de oficinas comerciales, y desde 1964 el comercio adquiere nuevo vigor, mientras se intensifican a un nivel muy modesto los intercambios culturales. El a?o clave es 1967, cuando nuestros diplom¨¢ticos, necesitados de mejorar la acogida exterior de Espa?a por el rechazo pol¨ªtico del Mercado Com¨²n, inician la apertura al Este. La nueva pol¨ªtica se salda con un rotundo fracaso, con la ¨²nica excepci¨®n de Rumania. Espa?a y Rumania acuerdan establecer relaciones consulares y comerciales dirigidas por un jefe de misi¨®n que no tiene categor¨ªa de embajador. Desde el lado espa?ol, el ¨²nico ¨¦xito conseguido confirma la falta de entusiasmo comunista por el r¨¦gimen del general Franco. Desde el lado rumano, la jugada es perfecta. Rumania ansiaba encontrar una coartada para justificar un prop¨®sito de establecer relaciones diplom¨¢ticas en Alemania occidental, con quien s¨®lo ten¨ªa un acuerdo consular. Dos meses despu¨¦s de las relaciones consulares y comerciales con Espa?a, Rumania y la Rep¨²blica Federal de Alemania intercambian embajadores.
La ocasi¨®n se perdi¨® para haber intentado poner un precio econ¨®mico o intensificar los intercambios con un pa¨ªs rico en mercanc¨ªas importadas por Espa?a -ma¨ªz, petr¨®leo, carne, qu¨ªmicos de base- y que constitu¨ªa un buen mercado para nuestra producci¨®n industrial. Los diplom¨¢ticos espa?oles continuaron la vergonzante v¨ªa de mendigar las relaciones diplom¨¢ticas, con la consiguiente negativa rumana.
El comercio ha sido -m¨¢s bien escaso, aunque la importancia de los dos pa¨ªses y el n¨²mero de habitantes determina que compras y ventas tenga relativa importancia. En 1978, Espa?a ha importado mercanc¨ªas -aceite de girasol, derivados del petr¨®leo, madera, carne y productos qu¨ªmicos- por valor de 53 millones de d¨®lares y exportado cuarenta millones, fundamentalmente sider¨²rgicos, mineral de hierro y productos qu¨ªmicos. La maquinaria y los bienes de equipo est¨¢n pr¨¢cticamente ausentes, y un nuevo esfuerzo realizado por Espa?a, abriendo una l¨ªnea de cr¨¦dito hasta cien millones de d¨®lares, con inter¨¦s inferior al 8%, con el apoyo de un cr¨¦dito de otros diez millones, en ventajosas condiciones (catorce a?os de amortizaci¨®n e inter¨¦s al 4,5 %), s¨®lo ha servido para vender a plazos algunas, mercanc¨ªas m¨¢s industrializadas que se estaban vendiendo al contado.
Hasta ahora parece escaso el inter¨¦s rumano en sus relaciones con Espa?a o, si se prefiere, los rumanos tienen un m¨¢ximo inter¨¦s en desarrollar las relaciones con los grandes pa¨ªses industrializados de la OTAN, posibles valedores de la postura independiente de Ceaucescu frente al Kremlin. Ceaucescu, un h¨¢bil negociador, habr¨¢ tra¨ªdo, sin duda, en su cartera alguna inteligente sugerencia para la pr¨®xima Conferencia de Seguridad a celebrar en Madrid, y tambi¨¦n, para ofrecer algo concreto a cambio, trae una oferta de venta de gasolina y gas-oil por un valor de cien millones de d¨®lares para CAMPSA; es decir, de los productos hoy d¨ªa escasos en los mercados internacionales.
En definitiva, las rentabilidades del viaje para el l¨ªder rumano son apreciables: afianzamiento de su pol¨ªtica exterior independiente, estrechamiento de lazos con el PCE espa?ol en su lucha contra el Kremlin y confirmaci¨®n de su figura como hombre clave en las relaciones internacionales. Las rentabilidades para Espa?a las tiene que explicar ahora nuestro ministro de Asuntos Exteriores, que ignoramos qu¨¦ defensa ha hecho de los derechos humanos ante el ilustre visitante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.