Ocho muertos y cerca de cuarenta heridos por la explosi¨®n de un artefacto en Madrid
Ocho muertos y alrededor de cuarenta heridos de distinta gravedad es el primer balance de un atentado cometido ayer sobre las siete menos cinco de la tarde, aproximadamente, en la cafeter¨ªa madrile?a California 47, situada en ese mismo n¨²mero de la calle Goya, y muy cercana a la sede de Fuerza Nueva. Una bomba de gran potencia, que los primeros c¨¢culos estiman compuesta por cuatro o cinco kilos de goma-2, explosion¨® en los lavabos de la planta baja. El atentado no hab¨ªa sido reivindicado por ning¨²n grupo a la hora de cerrar esta edici¨®n. Seg¨²n un joven que se encontraba en la cafeter¨ªa -que result¨® herido leve-, antes de registrarse la explosi¨®n, un hombre rubio, que vest¨ªa un jersey rojo, sali¨® de los lavabos, telefone¨® y corri¨® escaleras arriba.
Sobre las siete menos cuarto de la tarde se hab¨ªa recibido una llamada an¨®nima en la cafeter¨ªa anunciando la colocaci¨®n de un explosivo. Uno de los encargados avis¨® al 091; cuando un equipo de desactivaci¨®n se dirig¨ªa hacia la cafeter¨ªa se produjo la explosi¨®n.Una nota oficial de la Jefatura Superior de Polic¨ªa, facilitada a las nueve y media de la noche, confirmaba sustancialmente los datos respecto a la llamada y el horario y a?ad¨ªa que con el aviso que sirvi¨® para alertar a la polic¨ªa no se descarta ?que los autores del atentado intentaran tambi¨¦n sorprender a los funcionarios de polic¨ªa?.
El explosivo, seg¨²n las primeras impresiones, estaba dentro de una bolsa de deportes. El efecto de la explosi¨®n fue devastador, hasta el punto de que un gran escaparate donde normalmente se exhiben productos de reposter¨ªa. result¨® totalmente destrozado. Pronto llegaron al lugar del suceso eran n¨²mero de ambulancias. coches patrulla de la Polic¨ªa Nacional y Polic¨ªa Municipal, as¨ª como varias ¨¹otaciones del Servicio de Bomberos.
La calle qued¨® acordonada en unos doscientos metros y se situaron vallas que imped¨ªan el acceso a los peatones.
El local, muy concurrido
El traslado de las v¨ªctimas. dada la rna!initud de los destrozos en el local del gran n¨²mero de personas de todas las edades que la llenaban a esa hora. fue especialmente pat¨¦tico. Un camarero que se encontraba Junto a la puerta y abandon¨® el lugar en el momento de escuchar la explosi¨®n, calculaba que entre clientes y personas de la cafeter¨ªa podr¨ªa haber dentro del local unas quinientas o seiscientas personas. Otras fuentes estiman entre doscientas y trescientas las que estaban en el lugar del siniestro.
Durante casi hora y media, la zona se conmovi¨® con el ulular incesante de las sirenas de las ambulancias y de los coches de polic¨ªa. En un primer momento, algunos coches particulares hab¨ªan trasladado heridos a centros hospitalarios.
Media hora despu¨¦s de producirse la explosi¨®n el lugar se llen¨® de curiosos y comenzaron a producirse escenas de patetismo por parte de gentes que acud¨ªan al lugar, tratando de averiguar si entre las v¨ªctimas pod¨ªa haber familiares o amigos.
Los grupos de gente narraban an¨¦cdotas alrededor de la tragedia: un caballero hab¨ªa abandonado la cafeter¨ªa minutos antes. Otro estaba paseando por la acera en espera de su esposa. Un tercero narraba su angustia hasta que una hora despu¨¦s hab¨ªa comprobado que no se encontraba su madre en el lugar, al que acud¨ªa habitualmente sobre esa hora para merendar.
Simult¨¢neamente comenz¨® a exteriorizarse la indignaci¨®n de las gentes que se agolpaban en los alrededores. La polic¨ªa ped¨ªa incesantemente a trav¨¦s de meg¨¢fonos que no se circulase por la calle y que se permaneciese tras los cordones de seguridad establecidos en las aceras. Fuerzas de la Polic¨ªa Nacional y miembros de las brigadas antidisturbios manten¨ªan el orden. Los gritos comenzaron a escucharse coreados por muchos de los presentes. ??Gobierno asesino!? ??ETA asesina!?, fueron los m¨¢s coreados. Tambi¨¦n se escucharon en varios momentos dur¨ªsimas imprecaciones contra el presidente Su¨¢rez, as¨ª como canciones y gritos contra el Rey y el alcalde de Madrid.
Ambiente muy tenso
Les comentarios en llos de gentes que se arremolinaban rivalizaban en dureza y en excitaci¨®n, en medio de un clima general de Indignaci¨®n dif¨ªcilmente contenible.
En un momento dado, un grupo de unos cincuenta j¨®venes intent¨® formar una pequena manifestaci¨®n y entonaron el Cara al Sol brazo en alto. Fueron f¨¢cilmente contenidos por las fuerzas de seguridad, pero los gritos hostiles al Gobierno y a ETA arreciaron y se mantuvieron durante casi dos horas.
Desde el primer momento circul¨® en la calle el rumor de que hab¨ªa un segundo explosivo en el local, pero el registro de los artificieros result¨® afortunadamente infructuoso, aunque fuentes dignas de cr¨¦dito af¨ªrnan que, en efecto, se hab¨ªa colocado un segundo artefacto que no lleg¨® a explosionar, posiblemente por ser defectuoso, lo que confirma la impresi¨®n de que se intentaba alcanzar a los agentes que hab¨ªan acudido a desactivar el primer explosivo.
Otro tanto ocurri¨® sobre las nueve menos cuarto de la noche cuando se habl¨® de otro nuevo explosivo que pod¨ªa encontrarse en Marjoa -una peque?a cafeter¨ªa contigua a California 47-. La polic¨ªa alej¨® m¨¢s a los congregados y orden¨® a las personas que contemplaban las escenas desde los balcones contiguos que se introdujesen en las viviendas y cerrasen los balcones.
Desde mucho antes, los meg¨¢fonos de la polic¨ªa comenzaron a solicitar que se trasladasen a la residencia Francisco Franco personas dispuestas a donar sangre. Las ofertas fueron inmediatas y numerosas, hasta tal punto que fue necesario controlar la afluencia de donantes que se trasladaron a los centros sanitarios en coches policiales y en ambulancias.
M¨¢s tarde se solicitaron donantes del grupo 0 negativo, y se pidieron coches particulares que trasladasen a los que se ofrecieran para hacerlo. La llamada fue secundada con id¨¦ntica rapidez que las anteriores.
Uno de los veh¨ªculos que transport¨® donantes fue una plataforma-gr¨²a, en la que se situaron una veintena de j¨®venes, que partieron hacia el centro hospitalario en tonando canciones y profiriendo gritos de protesta.
Agresiones
La tensi¨®n en el lugar alcanz¨® en algunos momentos especial relevancia, y concretamente los fot¨®grafos de prensa fueron increpados e incluso sufrieron alg¨²n intento de agresi¨®n, agresi¨®n que se materializ¨® al menos con un equipo de Televisi¨®n Espa?ola, al que inutilizaron parte del material que hab¨ªa filmado. La polic¨ªa actu¨® con rapidez y se cortaron sin mayores consecuencias este tipo de incidentes. Un numeroso grupo de fot¨®grafos pidi¨® a oficiales de la Polic¨ªa Nacional que les custodiasen para salir de la zona. La polic¨ªa atendi¨® todos estos requerimientos.
Sobre las nueve y media de la noche, la situaci¨®n en la zona inmediata a la cafeter¨ªa se hab¨ªa normalizado, e incluso disminuy¨® la tensi¨®n entre los concentrados, con largos intervalos sin gritos, aunque no decreci¨® la indignaci¨®n de los comentarios.
Varios polic¨ªas nacionales mostraban grandes manchas de sangre en sus uniformes. Todos ellos hab¨ªan intervenido en el rescate de v¨ªctimas.
Las descripciones posteriores de algunos testigos del suceso eran especialmente amargas y tensas. ?He visto c¨®mo un se?or sacaba a una ni?a subnormal muy joven, de unos diez a?os. No s¨¦ m¨¢s; s¨®lo he visto humo, s¨®lo se escuchaban gritos y hab¨ªa sangre por todas partes?, fue capaz de decir uno de los clientes del local mientras mostraba una enorme excitaci¨®n nerviosa.
Aunque no se ha podido comprobar oficialmente, en el lugar del suceso se insisti¨® en que poco antes de la explosi¨®n la polic¨ªa hab¨ªa retirado unos tenderetes con s¨ªmbolos ultraderechistas e incluso hab¨ªa detenido a algunos j¨®venes en las puertas del local donde poco despu¨¦s se produjo la tragedia.
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