Cientos de personas recorrieron hospitales buscando a familiares
Los distintos hospitales madrile?os funcionaron a tope, reincorpor¨¢ndose con urgencia los equipos de personal que se encontraban libres de servicio, a los pocos momentos de conocerse el alcance del atentado que hab¨ªa tenido lugar en la cafeter¨ªa California 47. Los facultativos en ning¨²n momento perdieron la serenidad, pese al clima de histeria generalizada que reinaba entre cientos de personas que acud¨ªan a comprobar si entre los ingresados se encontraban familiares suyos.
A lo largo de dos horas fueron llegando ambulancias y heridos en coches de la polic¨ªa, a medida que iban siendo rescatados del local siniestrado, lo que provoc¨® reacciones de extremado dramatismo entre las personas que aguardaban la posible identificaci¨®n de familiares.Cientos de personas desfilaron por el velatorio del Francisco Franco, donde s¨®lo uno de los seis cad¨¢veres ingresados por el atentado pudo ser identificado a su entrada, con la duda angustiosa de que alguno de los mismos fuera el del amigo o el familiar que se encontraba en la cafeter¨ªa California en el momento de la explosi¨®n.
Los servicios de recepci¨®n de sangre, tras los llamamientos a donantes que a trav¨¦s de las diferentes emisoras de radio se vinieron efectuando a lo largo de la tarde, quedaron pronto desbordados. Algunas personas, a ¨²ltimas horas de la noche, se trasladaban de un centro hospitalario a otro con la intenci¨®n de que se aceptara su donaci¨®n de sangre.
En alounos momentos, el clima de dramatismo e incertidumbre que reinaba entre quienes acud¨ªan a los centros hospitalarios era desbordado por el histerismo que, con sus gritos e insultos al Gobierno y a los partidos, contagiaban algunos ultraderechistas. Un fot¨®grafo del diario El Imparcial fue atacado por un grupo de unas veinte personas que lo persigui¨® rompiendo la protecci¨®n policial que hab¨ªa a su entrada hasta los quir¨®fanos de urgencia. Este grupo iba encabezado por un individuo que vest¨ªa la camisa de Falange, y que, tras la sorpresa, fue obligado por la polic¨ªa a reintegrarse junto con sus compa?eros a la zona donde esperaban los familiares de las v¨ªctimas. Otro individuo acus¨® a grandes voces a Santiago Carrillo, al presidente Su¨¢rez y al vicepresidente Guti¨¦rrez Mellado de ser los art¨ªfices del atentado, y pidi¨® que se les ejecutara de una vez, ante la mirada at¨®nita de un cabo y tres n¨²meros de la Polic¨ªa Nacional que trataban de calmarlo. A TVE le impidieron filmar los familares de las v¨ªctimas. Al Francisco Franco, el centro que recogi¨® mayor n¨²mero de v¨ªctimas, acudi¨®, seg¨²n algunos rumores no confirmados, un hijo de Blas Pi?ar, para interesarse por los heridos.
Entre las v¨ªctimas mortales de este atentado se encuentra Mar¨ªa Teresa Alonso de Celis, hija del que fue durante muchos a?os teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, presidente del Club de Campo y c¨®nsul honorario de Costa Rica en Espa?a. Y entre los heridos, Paloma Sanz Briz, redactora de la agencia Efe, que declar¨® a un directivo del citado medio -que fue autorizado a visitarla- que hab¨ªa sido algo ?absolutamente horrible. Estaba merendando con una amiga. Teresa Alonso de Celis, cuando son¨® una gran explosi¨®n y se llen¨® todo de humo, oy¨¦ndose gritos desgarradores y produci¨¦ndose una confusi¨®n tremenda?.
En la cl¨ªnica Covesa se encontraban ingresados dos camareros del establecimiento. Otras v¨ªctimas del atentado fueron trasladadas a la Ciudad Sanitaria La Paz, al Gran Hospital, al hospital de la Cruz Roja, a la cl¨ªnica San Camilo y al equipo quir¨²rgico de Montesa.
A lo largo de la tarde se hicieron continuos esfuerzos para conocer los padres de una ni?a de cuatro a?os que se encontraba recogida en un centro sanitario, mientras los padres la buscaban desesperadamente en otros establecimientos hospitalarios.
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