Aburrido alir¨®n
La costumbre de ganar t¨ªtulos y el p¨¦simo partido realizado en Sevilla convirtieron lo que pudo ser la fiesta del alir¨®n madridista en un aburrido protocolo. El grupo se fue del campo al aeropuerto sevillano, y all¨ª, mientras la megafon¨ªa anunciaba con mon¨®tona regularidad los nuevos retrasos del avi¨®n que deb¨ªa devolverles a casa, dio cuenta sin mucho entusiasmo de cinco botellas de champa?a.Despu¨¦s, cada cual se fue a lo suyo. Luis de Carlos, a darle vueltas al problema de encontrar refuerzos; Molowny, a pensar si merece o no la pena seguir en el puesto; los jugadores, a sus pasatiempos. De regreso, en Barajas -tres horas despu¨¦s de lo previsto-, s¨®lo esperaban las esposas de los jugadores, m¨¢s los lesionados San Jos¨¦ y Escribano.
El pr¨®ximo domingo, en el Bernab¨¦u, con la derrota de Sevilla olvidada, ser¨¢ el momento de manifestar el contento por el ¨¦xito liguero.
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