El esperpento de la risa y el llanto
El esperpento de Valle-Inci¨¢n tiene la amarga y demoledora sorna de la causticidad gallega. Estas Cr¨®nicas del destape, de Manuel Barrios, se alimentan de la guasa andaluza, no menos cr¨ªtica, pero s¨ª m¨¢s alegre y zumbona y cuyo exponente m¨¢s definido son las chirigotas de C¨¢diz.El autor se Cubre de entrada: ?Por favor, nada de esc¨¢ndalo, que el asunto no es tan nuevo como usted intenta hacerme creer.?
Estas cr¨®nicas del destape pol¨ªtico, er¨®tico, cultural, escritas con los apasionados colores de la ¨²ltima discusi¨®n a la que nos ha obligado el vecino del quinto, nos recuerdan muchas cosas. Como proleg¨®meno, que ?en 1969 el hombre llega a la Luna y el marqu¨¦s de Villaverde a la presidencia de Incosol (los otros entretenimientos de don Crist¨®bal se llaman Sanitas, SA; Urgencias Sanitarias, SA; Climesa, MKT Plasco, SA; Chequeo por Computadoras, SA; Obras M¨¦dicas Electrosoldadas, SA; Metal¨²rgica Santa Ana, SA; Sider¨²rgica del Norte, SA; Instituto T¨¦cnico de Seguros y Reaseguros, Comercial Flores, SA ... )?.
Cr¨®nicas del destape
Manuel Barrios. Editorial Planeta. Barcelona, 1979.
Habr¨¢ que volver a la d¨¦cada de los cuarenta-cincuenta, ?en que la soberbia conquistadora de unos esquizofr¨¦nicos desgraciadamente incurables?, para comprender que el destape significa una etapa y una revoluci¨®n.
El zascandil Chispero escrib¨ªa que los n¨²meros del Bolet¨ªn Oficial del Estado se le¨ªan con avidez: ?Con 300.000 presos pol¨ªticos no era para menos.?
Otro comentarista del momento, Manuel Pombo Angulo, muestra sus entusiasmos frente al escalpelo de los aristarcos: ?Con su frase c¨¢lida y perfecta, el doctor Goebbels ha hecho resaltar la unidad pol¨ªtica y diplom¨¢tica del Reich y la importancia de su guerra espiritual.?
El prohombre de la Barcelona de la ¨¦poca, Luis de Galinsoga -tal vez porque esto de asegurarse el cocido de la verticalidad resulta muy serio-, llama a Franco Ap¨®stol, misionero y gobernante.
Y por no qued¨¢rse rezagado, don Jos¨¦ Luis de Arrese (el autor pod¨ªa haber reproducido los sabrosos p¨¢rrafos que al pintoresco personaje le dedica en sus memorias, Ram¨®n Serrano S¨²?er) se despelota afirmando: ?El mundo tardar¨¢ en comprendernos, porque siempre tarda en comprender lo que es nuevo y revolucionario, pero d¨ªa llegar¨¢ en que copiar¨¢ nuestra doctrina.?
Hasta al deporte llegan las nuevas premisas redentoras y el bueno de Gilera escribe: ?Estamos perdiendo la ocasi¨®n de ganar la necesaria revoluci¨®n deportiva para nuestras juventudes. Y es cosa de volver a insistir en la verdad del movimiento de juventudes bajo la direcci¨®n y disciplina del partido.?
Arrese, m¨¢s adelante, remacha en su tema: ?El fascismo, el nacionalsocialismo y el nacionalsindicalismo son hijos de la misma madre.? Y, ya sabemos, madre no hay. m¨¢s que una.... afortunadamente.
Como Agust¨ªn de Fox¨¢ da excesiva larga a las riendas de sus chistes, le recrimina un preboste:
- Ya van siendo cargantes tus chistes, tan inoportunos cuando estamos construyendo las bases del nuevo imperio.
Fox¨¢ interrumpe la reprimenda:
-Ese ¨²ltimo chiste no es m¨ªo.
El se?or don I?igo de Oriol se las da de fil¨®sofo y exclama: ?La doctrina socialista tiene de positivo sus aspectos negativos.?
Las chicas espa?olas, obligadas a cumplir el servicio social, aprenden en su texto oficial:
-?Qu¨¦ son el liberalismo y la democracia?
-Los sistemas pol¨ªticos que est¨¢n deshaciendo el mundo.
El ¨®rgano del Movimiento ha dado la consigna: ?Desterrar el liberalismo es una orden, un inexorable mandato de quien tiene la potestad absoluta, de quien es supremo se?or.?
En la tertulia de Los Corrales, presidida por Juan Belmonte, alguien le pregunta:
-?C¨®mo es, maestro, que un antiguo picador de su cuadrilla haya llegado a ser alcalde?
-Pues ya..., ya.... ya lo ve usted: degenerando.
As¨ª pod¨ªamos seguir indefinidamente con los esperpentos andaluces de Manuel Barrios. Es cierto que producen hilaridad y risa. Pero, si se piensa un poco, le viene a uno a la mente aquella desoladora frase de Camoens: ?Isto da vountade de morer.?
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