Mary Pickford no pudo cambiar su imagen de "ni?a dulce e ingenua"
Cuando Mary Pickford lleg¨® al cine en los primeros a?os de este siglo estaba casi todo por hacer. La t¨¦cnica era muy imperfecta, los decorados muy pobres y los actores se encontraban constantemente sometidos a duros y r¨ªgidos condicionamientos de interpretaci¨®n. En medio de estas dificultades Mary Pickford, fallecida el pasado martes, a los 86 a?os, en una cl¨ªnica de California (Estados Unidos), consigui¨®, sin embargo, alcanzar las cumbres del llamado ?divismo cinematogr¨¢fico?. Lleg¨® a ser la ?novia de Am¨¦rica? y la ?novia del mundo?.
Ahora, cuando ya se han cumplido ochenta a?os del nacimiento del cine, los mitos de la primera generaci¨®n ya desaparecidos (Chaplin, la propia Pickford) o que est¨¢n a punto de hacerlo (Wayne), no tienen la resonancia de otros tiempos. ?Yo no hab¨ªa tenido ninguna particular simpat¨ªa por ella?, explicaba recientemente el escritor y cr¨ªtico de cine Guillermo Cabrera Infante, ?hasta que vi hace poco un documental sobre su vida en la televisi¨®n inglesa. Yo sent¨ªa m¨¢s admiraci¨®n, como actor, por uno de sus maridos, Douglas Fairbanks.??No la recuerdo. He tenido referencias de ella?, afirmar¨ªa el director de cine Luis Garc¨ªa Berlanga, ?a trav¨¦s de los escritos de Edgar Neville. No me ocupo de seguir el rastro de las divas. No es mi fuerte el divismo. No obstante, creo que hay que agradecerle su participaci¨®n en la creaci¨®n de Artistas Asociados, que permiti¨® entonces a los profesionales dirigir sus propios asuntos. Ahora es otra cosa, porque esa asociaci¨®n se ha convertido en una multinacional.?
Gladys Mary Smith (Toronto 1894), inmortalizada con el nombre art¨ªstico de Mary Pickford, debut¨® en el teatro a los cinco a?os para ayudar a su madre, viuda, en precaria situaci¨®n econ¨®mica, y a los quince a?os cobr¨® cuarenta d¨®lares semanales por su primera pel¨ªcula Herfirs b¨ªscuits. Dos a?os m¨¢s tarde Pickford cobrar¨ªa 10.000 d¨®lares por semana m¨¢s la mitad de los beneficios de sus filmes. A lo largo de su vida intervino por lo menos en doscientas pel¨ªculas.
El pionero director de cine Griffith la incorpor¨® al star system en The violin maker of Cremona (1909). Rostro a?i?ado, ojos azules y rubios tirabuzones, pronto fue disputada encarnizadamente por los productores. Su apariencia ingenua, no obstante, ocultaba a una importante mujer de negocios, como m¨¢s tarde dejar¨ªa bien claro, pero esta imagen hizo cristalizar el primer arquetipo femenino creado por Hollywood, el de chica dulce e ingenua (que comparatir¨ªa tambi¨¦n Lillian y Dorothy Gish, Edna Purviance y Alice Terry).
Tan grande fue el prestigio y la habilidad de mantener su imagen de ingenua, que hasta los 36 a?os no se atrevi¨® a evolucionar hacia un personaje m¨¢s adulto, y cuando lo hizo -Coqueta (1929), pel¨ªcula por la que se le concedi¨® el Oscar de Hollywood- fue repudiada por su p¨²blico y tuvo que retirarse del cine en 1933. Atr¨¢s quedaba la exaltaci¨®n idealizada del actor, los a?os 1915 al 1925 invadidos por la imagen de un personaje de indescriptible ternura, de un encanto especial y de una sensibilidad a toda prueba. Atr¨¢s quedaba, por ejemplo, su viaje a Barcelona en 1924 con un desbordado recibimiento en las Ramblas, a las que hab¨ªan acudido muchos jovencitos que ese d¨ªa hicieron novillos.,
Despu¨¦s vino la prolongada autorreclusi¨®n. En 1976 se le concedi¨® el oscar excepcional en reconocimiento a su contribuci¨®n a la industria del cine, pero no quiso ir a recogerlo. Esta misma aversi¨®n la mostr¨® para algunos de sus filmes, a juzgar por una de las cl¨¢usulas que figuran en su testamento en la que se dispone la destrucci¨®n, despu¨¦s de su muerte, de m¨¢s de sesenta kil¨®metros de pel¨ªcula de sus filmes. Mary Pickford ha muerto, pero no se ha llevado consigo la imagen de la ni?a ?dulce e ingenua? de los primeros tiempos del cine mudo, ?cuyo primitivismo hist¨®rico?, como a?adir¨ªa Guillermo Cabrera Infante, ?super¨® con una gran habilidad?.
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