La fiesta, la sauna y el desfile de modelos
El ambiente en el Pabell¨®n de Deportes del Real Madrid el pasado domingo por la noche era una mezcla de fiesta, sauna y desfile variopinto de modelos. La fiesta se consigui¨® entre Gordon, Dury y las 2.500 personas que medio llenaban el local. La sauna -m¨¢s de 45 grados de temperatura, con el nada despreciable aditamento de los miles de cigarrillos fumados con delectaci¨®n- se consigui¨® entre el Real Madrid, propietario de un local herm¨¦ticamente cerrado durante la calurosa jornada, y Gay & Co., arrendatario del Pabell¨®n (750.000 pesetas por noche), que parece tener una timidez excesiva para quien pretende dedicarse al negocio de los conciertos musicales.(Gay, si pagas eso, ?por qu¨¦ no exisges que se abran todas las ventanas que circundan el local? ?Has pensado en que el verano y el calor son propicios para los conciertos al aire libre, con hierba, estrellas y una luna luminosa? Se puede ser moderno. pero tambi¨¦n hay que ser profesional y eficaz. Lo uno no quita lo otro, y todos sudamos menos.)
El desfile varlopinto de modelos lo puso la gente con sus personales e intransferibles disfraces-vestidos. Hab¨ªa un poco de todo: modelos tipo hippie (pocos); mucho joven- normal-pantalones vaqueros-camisa; sofisticados a lo Gene Vincent, e incluso Chuck Berry, modernas de lam¨¦, muchas gafas a?os cincuenta; alguna bota chiruca o trajes ecologistas (flores y todo eso). En definitiva, hab¨ªa tanto vestuario entre el p¨²blico como en el escenario de las estrellas.
La qente cada vez participa con mayor sinceridad: de sequir as¨ª. dentro de poco ser¨¢n mayor¨ªa los que hagan lo que desean sin molestar a nadie Hasta los de las mesas del sonido estaban contentos (catorce botes de cerveza en tres cuartos de hora, y eran cuatro personas con alguna que otra novia).
Cuando Dury levantaba su brazo con el conocido y universal s¨ªmbolo de lo que anta?o era considerado ?cornudo?, siempre le respond¨ªan cincuenta o cien personas -de las que se colocan cerca del escenario- con id¨¦ntico s¨ªmbolo manual. y todo al ritmo de la m¨²sica rock-era del ¨ªdolo de los poliomiel¨ªticos y cojos, en particular, y uno de los de la gente divertida, en general.
Justo a la entrada -siguen sin abrir todas las puertas (gay, si pagas, ?por qu¨¦ no exiges? ?No sabes que eso es el sistema?)-, un puesto de venta de botones, posters y camisetas, los primeros a cincuenta pesetas, las ¨²ltimas, a trescientas, y los de enmedio, ni se sabe, porque estaban mojados por la temperatura ambiental. El tel¨®n del escenario se deb¨ªa al nuevo disco del Dury (42 portadas distintas en la distribuci¨®n mundial y un solo pl¨¢stico verdadero, titulado H¨¢galo usted mismo. Pues bien, colocadas todas las portadas juntas, nos encontramos con amplio muestrario de papeles pintados para cuartos de estar, digno acompa?amiento formal al respetable modelo de cuadro ?ciervos abrevando en el bosque?).
Una vez m¨¢s, la gente y las estrellas del rock demostraron estar por encima de los intermediarios. Las entradas del dominoo se pusieron a la venta el viernes por la tarde, con poca publicidad y sin ninguna ventaja para un p¨²blico que, adem¨¢s de o¨ªr dos estupendas horas de rock and roll, tom¨®, obligatoriamente, una sauna no siempre deseada, aunque higi¨¦nica y saludable para eliminaci¨®n de toxinas. En definitiva: una noche memorablemente divertida por seiscientas pesetas cada uno, o 1.200 la pareja.
Babelia
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