Dorothea Lange
La otra cara de la moneda en la que brillaban los musicales a lo Berkeley (ya saben, la chica del coro sale de la miseria y se convierte en rutilante estrella del espect¨¢culo) est¨¢ formada por el grupo de fot¨®grafos que nos legaron una imagen fiel de la depresi¨®n americana. Anverso y reverso tienen siempre algo en com¨²n con lo que ambas empresas, a su manera, lucharon por despertar al pa¨ªs del letargo en el que lo hab¨ªa sumido el gran crack. Walker Evans, Dorothea Lange, Margaret Bourke-White y Arthur Rothstein trabajaban al servicio de la Farm Security Asociation, organismo gubernamental embarcado en el New Deal de Roosevelt. Sus fotograf¨ªas eran algo m¨¢s que un documento, m¨¢s que la pieza de cazador cobrada por el fotorreportero. Se trataba de crear una identidad nacional a partir de las im¨¢genes de su propio desastre, de encarar a Am¨¦rica con su condici¨®n real. Pocas veces, creo, la fotograf¨ªa ha jugado un papel social tan sutil, trocando la ?denuncia? por la autoconciencia.Dorothea Lange fue, en cierto modo, precursora de todo el programa. Su trabajo junto al economista Paul Taylor jug¨® un importante papel entre los detonadores que iban a desencadenar el nuevo per¨ªodo. Quiz¨¢ su actitud pueda explicarse si atendemos a sus a?os de formaci¨®n. No en vano fue disc¨ªpula de Clarence H. White, que represent¨®, a principios de siglo, esa l¨ªnea purista que, con nombres como Craig Annan, Bacquet o Stieglitz, iba a asestar un serio golpe a los flous y composiciones de regusto pict¨®rico. Tambi¨¦n puede resultar reveladora su colaboraci¨®n con A. Genthe, a quien debemos impresionantes im¨¢genes del terremoto que asolara San Francisco. As¨ª entenderemos a una Dorothea Lange, a quien la depresi¨®n impuls¨® a salir a la calle y al campo. Y ese ?no documento? del que antes habl¨¢bamos se transforma en una ¨¦pica de los miserables, del mismo modo que lo es tambi¨¦n un cierto blues. Ella misma supo entenderlo: ?Deb¨ªa usar mi c¨¢mara para registrar cosas m¨¢s importantes de aquella gente que su pobreza; su dignidad, su fuerza, su esp¨ªritu.? Y quiz¨¢ ese empe?o pueda quedar resumido en uno de los fotogramas de la exposici¨®n de Redor. En ¨¦l, un grupo de vagabundos a los que la miseria empuja a trav¨¦s del pa¨ªs acampa tras un anuncio que para nosotros tiene dobles resonancias de revival: ?La pr¨®xima vez, pruebe el tren.?
Dorothea Lange
Galer¨ªa Redor-Canon. Villalar, 7.
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