Sobre el sexo que tiene la literatura
Debate literario-feminista de mujeres escritoras
La c¨¦lebre pol¨¦mica sobre el sexo de los ¨¢ngeles no fue casi nada en comparaci¨®n con el debate en torno al sexo de la literatura y sus secretas relaciones con el feminismo, que se desencaden¨® el mi¨¦rcoles por la tarde en la Feria del Libro, en el primer encuentro de escritoras que registran las cr¨®nicas, organizado por la editorial Alfaguara en colaboraci¨®n con la Librer¨ªa de Mujeres.?Ha sido un acto redondo, un bonito acto?, dec¨ªa la gente a la salida. Y, hasta ahora, tambi¨¦n el m¨¢s brillante y concurrido de los que se han celebrado dentro del programa de actividades de la feria, margen de los montajes pedag¨®gico-l¨²dico-festivos dedicados a los cr¨ªos.
El ¨¦xito de la mesa redonda estuvo en que all¨ª nadie iba a sentar dogmas, como en el caso de los ¨¢ngeles, sino sacar a flote el mayor n¨²mero de teor¨ªa y opiniones sobre el tema. Y opiniones hubo para todos los gustos. El grupo de escritoras convocadas -s¨®lo Esther Tusquets y Ana Mar¨ªa Moix fallaron- cubr¨ªa por su variedad de or¨ªgenes y tendencias la gama completa del arco iris, aunque las posturas se polarizaron alrededor de dos tonos antag¨®nicos del violeta.
Por una parte, Marta Pasarrodona enarbol¨® el morado pend¨®n vindicativo, para defender la interrelaci¨®n hist¨®rica entre los movimientos de reivindicaciones femeninas y el acceso de la mujer al mundo literario.
A continuaci¨®n habl¨® Carmen Mart¨ªn Gaite, portadora de otro tono de morado en el color del conjunto que vest¨ªa, pues todo el mundo sabe que Carmen pasa bastante de feminismo.
?La situaci¨®n femenina de encierro, opresi¨®n y sosiego es id¨®nea para escribir. Aparte de los problemas a la hora de editar, si se tienen ganas de escribir lo ¨²nico que necesita una mujer es un l¨¢piz, papel y soledad, sobre todo, mucha soledad.?
Monstserrat Roig, que no en vano se sent¨® en el centro de la mesa, aunque al principio se resist¨ªa, vino a conciliar los t¨¦rminos en su l¨²cido castellano de catalanaparlante.
?Hay que deslindar lo que son problemas de creaci¨®n de la ayuda que ha supuesto el feminismo para las escritoras. Gracias a las aportaciones ideol¨®gicas del movimiento feminista ahora escribo mucho m¨¢s serena, relajada y con menos resentimiento que cuando empez¨¦ a hacerlo. ?
Rosa Mar¨ªa Pereda, en plan disolvente afirm¨®: ?No creo que el feminismo tenga nada que ver con la literatura y tampoco creo en una cultura feminista. Para m¨ª s¨®lo hay una cultura y una literatura que es de hombres y mujeres, aunque de unos y unas m¨¢s que de otros. ?
?En el momento de plantearme una novela?, dijo Lourdes Ortiz, ?no pienso explic¨ªtamente?, soy una mujer y voy a escribir como tal. ?En principio creo que el mundo de las letras no tiene por qu¨¦ ser diferenciado seg¨²n los sexos. ?
Rosa Chacel, con ese aire suyo de firmeza angelical en el que ni los a?os ni la enfermedad hacen mella, apunt¨® m¨¢s o menos en la misma direcci¨®n: ?Me parece que el feminismo es un tema social de gran importancia y escasa relaci¨®n con la literatura m¨¢s all¨¢ del enriquecimiento que toda liberaci¨®n social trae consigo. No hay diferencia intelectual entre hombres y mujeres, porque el mundo intelectual est¨¢ concebido por el hombre. Por eso yo siempre he seguido la escuela de los grandes maestros, porque era la ¨²nica que exist¨ªa. ?
Alguien cit¨® entonces a Virginia Woolf como ejemplo de gran maestra y Rosa Chacel respondi¨®: ??Virginia Woolf?... No, no la conozco mucho. No s¨¦ ingl¨¦s y, por otra parte, me siento mucho m¨¢s pr¨®xima a Homero que a Virginia Woolf.?
El escritor Alvaro Pombo, camuflado entre el p¨²blico abri¨® el coloquio con una pregunta que nadie arriesg¨® a responder: ??Existe una relaci¨®n ontol¨®gica entre femeneidad, marginalidad y el hecho de escribir? y se?al¨® el peligro de que el feminismo fuera a destruir esa marginalidad inherente a la creaci¨®n, lo que r¨¢pidamente suscit¨® un m¨²ltiple di¨¢logo. A prop¨®sito de un comentario sobre la incompatibilidad de la escritura con el papel dom¨¦stico que la sociedad asigna a la mujer, Pombo volvi¨® a intervenir para si ning¨²n recato confesar: ?Les tengo que decir que yo fui se?ora de la limpieza durante bastantes a?os. ?
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