Clausura con "Trist¨¢n e Isolda"
Desde su iniciaci¨®n, en 1964, el Festival madrile?o de la Opera ha programado Trist¨¢n en cuatro ocasiones, y es curioso constatar que algunos de los int¨¦rpretes repitieron su actuaci¨®n en la zarzuela. Helge Brilioht fue ?Trist¨¢n? en 1972 y 1975; Peter Lager hizo el ?rey Marke? los mismos a?os; Stewart cant¨® Kurwenal, en 1972 y ahora. En fin, Heinz Fricke, quien fuera titular de la ¨®pera alemana de Berl¨ªn Este, dirigi¨® las versiones de 1972 y 1975.Trist¨¢n e Isolda lleg¨® al Real en febrero de 1911 y hasta el cierre del coliseo, catorce a?os despu¨¦s, se represent¨® cuarenta y nueve veces, lo que indica un claro ¨ªndice de preferencia. Y lo que pudo ser anta?o inclinaci¨®n visceral es hoy, adem¨¢s, conocimiento de cuanto Wagner y su obra provocaron, con lo que las perspectivas ganan y se comprenden mejor, aun sin hacerse Problema de ello, las significaciones hist¨®rico-culturales. Desde el libro o el cine, desde Mann o Visconti, ha sido evidenciado el valor de esta m¨²sica de m¨¢xima tensi¨®n, esta obra maestra de las ?transiciones? expresivas y arm¨®nicas. ?Mi arte m¨¢s profundo?, escribi¨® Wagner, ?es el de las transiciones, y en ellas consiste la entera f¨¢brica de mi m¨²sica.?
Teatro de la Zarzuela
XVI Festival de la Opera. Trist¨¢n e Isolda, de R. Wagner. Director musical: A. Ros Marb¨¢, Director esc¨¦nico: Walter Eichner. Int¨¦rpretes: P. Perksalo, M. Schenk, U. Vinzing, T Stewart, R. Baldani, A. Ferrer, F. Vallsy D. Gonz¨¢lez. Coro del Teatro de la Zarzuela. Director: Jos¨¦ Perera. Orquesta Nacional de Espa?a
Se?alo lo anterior, entre tanto como se puede subrayar y se ha subrayado en torno a Trist¨¢n, porque desde ese sentido ?transicional?, desde una viva y tensa inquietud l¨ªrica, Antonio Ros Marb¨¢ llev¨® excelentemente su versi¨®n. Poni¨¦ndonos pedantes dir¨ªamos que el Trist¨¢n de Ros estuvo montado sobre las ?estructuras de la pasi¨®n?, lo que supone m¨¢xima fidelidad al esp¨ªritu y a la letra de la obra. Controlar tan fuertemente el largo discurso, y, al mismo tiempo, sentirse arrastrado por ¨¦l y dejar que advirtamos la potencia de la atracci¨®n carg¨® de tintes human¨ªsticos el wagnerismo del titular de la Orquesta Nacional, cuyos profesores se mostraron m¨¢s que receptivos, entusiasmados, entregados al m¨¢ximo.
En cuanto a las voces, dentro de un cuadro bien cohesionado y todo ¨¦l de incuestionable calidad, contamos con una ?Isolda? no s¨®lo dominadora, sino ?inspirada?: Ute Vinzing. En la voz, en la manera, en la acci¨®n y hasta en el f¨ªsico, la Vinzing resulta encarnaci¨®n ideal del personaje. A su lado, Brangania ray¨® a m¨¢xima categor¨ªa, pues la ?mezzo? Ruza Baldani, de voz grande, bien coloreada, po¨¦tica y mordiente, hizo de su papel aut¨¦ntica creaci¨®n. Como consigui¨® el bajo Manfred Schenk una l¨ªnea de grave nobleza, de profundo lirismo, en el ? rey Marke?. ?Trist¨¢n?, a cargo de Pentty Perksalo, nos gan¨® por la fuerza de convicci¨®n pero qued¨® falto de poder. Thomas Stewart repiti¨® la versi¨®n de ?Kurwenal? que ya hemos conocido y aplaudido en otras ocasiones, aqu¨ª y fuera de aqu¨ª. Bien los personajes secundarios en las versiones de Ferrer Valls y Gonz¨¢lez, as¨ª como los coros de Perera en sus breves y bellas intervenciones.
Sin mayores pretensiones, los escenarios de Dominik Hartmann, asistidos por un inteligente manejo de las luces, y la ?regie? de Walter Eichner, mantuvieron la t¨®nica de alta dignidad.
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