Una humillaci¨®n m¨¢s
El d¨ªa 13, Radio Nacional de Espa?a, en la primera edici¨®n de las noticias, nos anunciaba queaprovechando la visita de los Reyes de Espa?a a Marruecos, nuestro ministro de Relaciones Exteriores tratar¨ªa con las autoridades de aquella naci¨®n, entre otros asuntos, el aumento de las pensiones.a los combatientes marroqu¨ªes que intervinieron en nuestra guerra civil.Esto, a la par que sorpresa, supongo que habr¨¢ causado gran indignaci¨®n en grandes sectores de la poblaci¨®n espa?ola, especialmente entre los comprendidos en la tercera edad y los militares profesionales que defendieron a la Rep¨²blica y a la democracia.
O sea, que mientras en Espa?a hay centenares de miles de compatriotas que no perciben pensi¨®n de vejez alguna, o en una proporci¨®n miser¨¢ble, tendremos que contribuir todos a mejorar las condiciones de vida de los que vinieron a Espa?a a matar espa?oles, saquearnos y otras acciones que los espa?oles de aquella ¨¦poca tenemos muy presentes en nuestra mernoria.
?C¨®mo es posible que un ministro espa?ol de un Gobierno que se autotitula democr¨¢tico se preste a un acto semejante? ?Con qu¨¦ cara se presentar¨¢ ante el Parlamento sin sonrojarse?
Los mercenarios que vinieron a Espa?a a derribar a un Gobierno leg¨ªtimo no tienen derecho a percibir por sus actos remuneraci¨®n alguna. Esto lo prohibe la Constituci¨®n y el decoro nacional. En ¨²ltimo t¨¦rmino, que les paguen los que les facilitaron la entrada en el territorio nacional, aunque se apoyen en un supuesto patriotismo, que suele ser la atalaya en donde se refugian muchos pillos.
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