La ley del m¨¢ximo beneficio domina el sector de frutas y verduras
La venta ambulante de frutas y hortalizas ha sido, pr¨¢cticamente, erradicada de la ciudad, como consecuencia de una estricta vigilancia realizada por la Polic¨ªa Municipal. El Ayuntamiento dio prioridad a esta modalidad porque en ella no s¨®lo jugaban factores puramente fiscales, sino tambi¨¦n sanitarios. Actualmente se trabaja en la redacci¨®n de una normativa que regule la instalaci¨®n de puestos en la v¨ªa p¨²blica (que pueden ser ambulantes o sedentarios, seg¨²n los casos), instalados sobre todo en los barrios donde la infraestructura comercial sea deficitaria, y que deber¨¢ ser aprobada m¨¢s tarde por la comisi¨®n informativa y el pleno municipal.Aunque, dada la urgencia de someter a control la venta de productos alimenticios, el Ayuntamiento haya optado como primer paso por su erradicaci¨®n pura y simple, tambi¨¦n en este sector hay que distinguir, en l¨ªneas generales, dos figuras distintas de vendedor: la del productor, que coge su furgoneta y trae sus productos a la capital para venderlos directamente, y la del intermediario, que compra las frutas y hortalizas al agricultor y luego las comercializa mediante empleados que trabajan a comisi¨®n o a salario fijo, en muchos casos sin darles de alta en la Seguridad Social. En este caso se trata m¨¢s bien de obtener el m¨¢ximo beneficio, burlando el pago de impuestos y los controles sanitarios. Para ello se requiere una cierta infraestructura en cuanto a flotilla de camiones y adquisiciones peri¨®dicas. De cara al consumidor, los precios son m¨¢s bajos que en los mercados, pero es muy dif¨ªcil evaluar la calidad del producto, y no existe la posibilidad de queja.
Por otra parte, la competencia que se hace al peque?o comercio es m¨¢s acusada, lo que se ha traducido en una serie de conflictos y huelgas por parte de este sector y la exigencia al Ayuntamiento de medidas urgentes.
La Comisi¨®n de Mercados y Abastos piensa que la soluci¨®n m¨¢s adecuada, en cuanto que tiene en cuenta los intereses de vendedores, compradores y peque?os comerciantes, ser¨ªa la instalaci¨®n de mercadillos en los distintos barrios, que podr¨ªan funcionar uno o dos d¨ªas por semana, donde se controlar¨ªa la calidad de los productos, principalmente naranjas y hortalizas, la identificaci¨®n de los vendedores y el cobro de tasas fiscales. Los mercadillos se instalar¨ªan en los lugares que determinaran las juntas de distrito.
En cualquier caso, la protesta contra esta modalidad de venta ambulante ha partido casi exclusivamente de los peque?os comerciantes, y no parece que el p¨²blico quiera entrar en una pol¨¦mica que no es suya, desde el momento en que tampoco en los mercados y tiendas legales se observan a veces escrupulosamente los controles higi¨¦nicos, la exactitud en el peso y otros requisitos de los que los comerciantes reclaman su aplicaci¨®n rigurosa a los ambulantes.
Otro factor, tambi¨¦n importante, que parece pesar en las decisiones municipales para no postular la desaparici¨®n sin m¨¢s de la venta ambulante es que esta actividad constituye una imagen tradicional en Madrid, que s¨®lo ha ido menguando por la monopolizaci¨®n de los canales comerciales, en manos de las grandes compa?¨ªas.
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