Felicitaci¨®n a Nuria Espert
Ahora, que ya no estoy ni en edad ni en humor de hacer teatro cl¨¢sico, puedo felicitar a mi amiga Nuria Espert por la llegada a la direcci¨®n del teatro Mar¨ªa Guerrero, sin que parezca que lo haga por inter¨¦s o adulaci¨®n.He sido siempre feminista -a la vez que paridora de hijos y de interpretaciones dram¨¢ticas- y se me hac¨ªa penoso que la direcci¨®n de un teatro oficial no recayera nunca sobre ninguna mujer.
Las actrices, junto con los actores, en el mismo grado de esfuerzo y arte, hemos llevado sobre nuestros hombros y nuestras cabezas el peso del teatro espa?ol desde la derogaci¨®n de aquellas est¨²pidas leyes que prohib¨ªan trabajar a las mujeres en el teatro. Con lo que el remedio era peor que la enfermedad. Y no olvido al autor, piedra angular del arco.
No ha sido en Espa?a la Administraci¨®n, la mayor parte de las veces, muy atinada en cuanto a leyes sobre el teatro.
Ha sido m¨¢s madrastra que madre.
Ha sentido siempre un temor pueril por el teatro.
O le ha puesto el pie en la boca o en la nuca.
Cuando no lo ha prohibido por razones pol¨ªticas o religiosas -pie en la boca-, lo ha cercenado, lo ha troceado, hasta dejarlo casi morir exang¨¹e -pie en la nuca-, por razones morales o sociales.
Por que en Espa?a, en esta Espa?a ramplona que ya se va perdiendo poco a poco, se ha cre¨ªdo siempre m¨¢s necesario prohibir el arte que mejorar las costumbres. Mejor ocultar que educar. Censurar que ejemplarizar.
Claro que ocultar y censurar resulta siempre m¨¢s f¨¢cil y m¨¢s barato. Un l¨¢piz rojo le cuesta menos al Estado que una escuela y da m¨¢s gusto.
Conozco bien a Nur¨ªa Espert y se que nos va a dar, en sujusto medio, la verdad desnuda.
Es mujer de empresa, con car¨¢cter, con dominio, con fantas¨ªa.
Primero, el poder; luego, la inteligencia. Nuria Espert conoce el teatro, ha vivido y vive el teatro.
Por ¨¦l navega mucho pirata al abordaje de la subvenci¨®n y la prebenda. Se necesitan ahora, en el tim¨®n, las manos firmes y expertas de nuestra realidad. En este caso afortunado, las manos de una mujer.
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