Espa?a no se prepara ante futuros terremotos
La especie humana aprende de la Historia. Puede hacerlo, pero no siempre es claro y rotundo su aprendizaje. Y, puesto a aprender, el conocimiento humano titubea, en ocasiones, entre la magia y la ciencia. Un obispo ingl¨¦s, Thomas Sherlok, atribu¨ªa en el a?o 1750 a los pecados de los londineses la producci¨®n de los fuertes temblores que hubo por aquella ¨¦poca. ?Los japoneses?, explica el doctor Payo?, habitantes de una tierra de terremotos frecuentes, cre¨ªan que una gran ara?a llevaba la Tierra a sus espaldas y por eso se mov¨ªa a veces tan violentamente. Los nativos de Siberia culpaban de ello a un perro gigante llamado Kosei, que se sacud¨ªa la nieve de su piel. Pit¨¢goras cre¨ªa que los sismos se produc¨ªan por terribles luchas entre los muertos, y Arist¨®teles, m¨¢s cient¨ªfico, los explicaba como producidos por masas de aire caliente que tend¨ªan a escapar del interior de la Tierra. ??Ya en 1962?, explica Gonzalo Payo, doctor ingeniero ge¨®grafo y director del Observatorio Geof¨ªsico de Toledo, ?un grupo de trabajo japon¨¦s constituido para estudiar la predicci¨®n s¨ªsmica hac¨ªa un informe sobre las medidas que podr¨ªan ser la base de una aut¨¦ntica predicci¨®n. M¨¢s tarde, continuaron estos trabajos conjuntamente con otros grupos norteamericanos ... ?
Por entonces, seg¨²n el cient¨ªfico espa?ol, se hac¨ªa hincapi¨¦ en algunas observaciones relacionadas con grandes terremotos, como las variaciones de nivel encontradas en las ¨¢reas colindantes con la regi¨®n s¨ªsmica, variaciones en el nivel medio de las mareas, relacionadas, sin duda, con un hundimiento o levantamiento del fondo oce¨¢nico, deformaciones de la corteza, variaciones en la actividad s¨ªsmica, modificaciones de las fallas activas, irregularidades en las velocidades corticales, variaciones del campo magn¨¦tico y corrientes tel¨²ricas y algunos otros hechos observados a posteriori.
Los japoneses, que saben mucho de terremotos, por vivir en una de las zonas m¨¢s amenazadas del planeta, constataron que a?os antes del terremoto de Kwanto de 1932, que destruy¨® Tokio, se hab¨ªa observado una ligera deformaci¨®n horizontal. Estas deformaciones se incrementaron bruscamente en el momento del terremoto. El cient¨ªfico japon¨¦s Imamura anticip¨®, ya en 1905, a la luz de hechos como ¨¦ste, la cat¨¢strofe de 1923, es decir, dieciocho a?os antes de producirse. Tambi¨¦n previ¨® el terremoto de Nankaido, en 1946. Los japoneses han aprendido bien la lecci¨®n, ante la evidencia cient¨ªfica de que cuatro horas antes del terremoto de Hjigasawa (1793) se observaron en el suelo deformaciones de un metro; media hora antes del sismo de Hamada (1872), cambios de dos metros, y de 1,5 metros, unas dos horas antes del sismo de Tango (1927).
Por todo ello, los planes de investigaci¨®n recomiendan hacer nivelaciones de precisi¨®n cada cinco a?os y repetir las triangulaciones de los tres ¨®rdenes cada diez, para medir las posibles deformaciones de la corteza, pero aumentando la frecuencia de uno o dos a?os en las ¨¢reas activas. ?Se hace todo esto en Espa?a? ?Existe una actividad cient¨ªfica y rigurosa de predicci¨®n, especialmente en las ¨¢reas afectadas? Al parecer, no la hay, y no precisamente por falta de especialistas, sino de medios.
Falta de medios
?No... No es por falta de especialistas?, declar¨® a EL PAIS Agust¨ªn Ud¨ªas, catedr¨¢tico de Geof¨ªsica de la Universidad Complutense de Madrid, considerado a nivel internacional como especialista en la materia, especialmente en lo referente al mecanismo focal de los movimientos s¨ªsmicos. El se?or Ud¨ªas se refiri¨® a la existencia en nuestro pa¨ªs de verdaderos especialistas en este campo, tanto a nivel universitario como en el Instituto Geogr¨¢fico y Catastral, entidad con la que existe una buena colaboraci¨®n. Concretamente se refiri¨® a cient¨ªficos en la materia como los doctores Alfonso L¨®pez o Julio Mezcua.
El doctor Ud¨ªas se?al¨® que lo que se hace en nuestro pa¨ªs en el campo de la predicci¨®n es un trabajo de estad¨ªstica. Es decir, se tabulan los datos que hacen referencia a la historia s¨ªsmica de este pa¨ªs y, en funci¨®n de esos datos, se hacen unos porcentajes de probabilidad. As¨ª se determinan, entre otros factores, los mapas s¨ªsmicos espa?oles. Pero todo ello no constituye, hablando con rigor, un mecanismo v¨¢lido de predicci¨®n. ?Los hay en otros pa¨ªses? ?No hay m¨¦todos realmente seguros?, responde a esta pregunta el doctor Ud¨ªas, ?en ning¨²n pa¨ªs.? Lo que existe en algunas naciones es un programa cient¨ªfico de predicci¨®n basado en la toma de datos respecto a las variables anteriormente se?aladas.
?Desde hace a?os?, coincide el director del centro de Toledo, doctor Payo, ?pa¨ªses como EEUU, la URSS, China y Jap¨®n han puesto un singular empe?o en buscar signos f¨ªsicos precursores de un terremoto y de hecho sus cient¨ªficos han encontrado recientemente algunos importantes. ? Entre otros agentes a tener en cuenta, el estudio del magnetismo desempe?a un gran papel. Hoy se sabe, por ejemplo, en el marco de una ciencia fascinante que ha comenzado a tener auge en la d¨¦cada de los sesenta, la tect¨®nica de placas, que el subsuelo de nuestro mundo tiene una activa vida geol¨®gica, capaz de ser estudiada cada vez con m¨¢s rigor. Muy pocas personas saben, por ejemplo, que lo que hoy es el Polo Norte magn¨¦tico ha sido en algunas ocasiones el Polo Sur... En efecto, cada cierto tiempo, cambia la polaridad de los polos de nuestro planeta... ?Cu¨¢ndo ha sido la ¨²ltima? Antes, sin duda, de la aparici¨®n de la br¨²jula e, incluso, antes de que la Tierra comenzase a ser poblada por el hombre inteligente. Pero, aun as¨ª, es cient¨ªficamente demostrable que en los ¨²ltimos cien millones de a?os la actividad geol¨®gica del planeta determin¨® peri¨®dicamente el cambio en la polaridad norte-sur. El estudio, con detenimiento, de los campos magn¨¦ticos va a ense?ar mucho, en el futuro, a esa fascinante ciencia que comienza a nacer en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados del mundo, una ciencia que salvar¨¢ muchas vidas y dar¨¢ al hombre un nuevo y escalofriante dominio energ¨¦tico sobre el planeta, el conocimiento preciso de la din¨¢mica de nuestra corteza y, la predicci¨®n de los terremotos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.