La agricultura de la discordia
Catedr¨¢tico de Universidad y diputado del PSOE por BadajozLa palabra m¨¢s visible en la comunicaci¨®n de Mr. Simantov al Colegio de Europa es likely, que significa ?probablemente ?. El Colegio de Europa acaba de reunir en Brujas, durante tres d¨ªas, a unos trescientos pol¨ªticos, funcionarios y expertos agr¨ªcolas, algunos de ellos con vara alta en las decisiones comunitarias. Simantov, que era uno de los platos fuertes como director de la pol¨ªtica alimentaria de la OCDE, les ha pronosticado unos a?os ochenta con los precios de los cereales probablemente a la baja, a pesar del tir¨®n japon¨¦s, y en espera de que China tenga suficientes divisas para convertirse en compradora. Desde luego, ha quitado importancia a los pa¨ªses del Tercer Mundo y a los petrol¨ªferos en este asunto, contrariando as¨ª el sue?o de quienes pensaban cambiar masivamente alimentos por petrod¨®lares. Donde no hay ingenuidad, y en esto ha sido muy claro Simantov, es en los efectos de la crisis del petr¨®leo sobre la agricultura europea, demasiado capitalizada y consumidora de energ¨ªa para los tiempos que corremos. Para un socialista, este giro hacia la agricultura familiar es alentador; admitimos que en un pa¨ªs como Espa?a la poblaci¨®n agraria tiene todav¨ªa que disminuir, pero parece de sentido com¨²n, mientras siga la crisis, que el medio rural absorba m¨¢s horas de parados en vez de m¨¢s litros de gas-oil. Algo habr¨¢ que hacer en este sentido, aunque siempre con mucha prudencia, sin caer en bandazos, confundir los horizontes y crear situaciones irreversibles. La cooperativa de cultivo sigue siendo un instrumento m¨¢s, el mejor en ciertos casos, para que la poblaci¨®n agraria pueda ajustarse espont¨¢neamente a las circunstancias cambiantes.
Es una pena que los productores del COPA y los consumidores del BEUC no lleguen a entenderse, pero la realidad es que ya no disimulan su enfrentamiento. El BEUC pide la congelaci¨®n indefinida de los precios agr¨ªcolas; si se quiere sostener las econom¨ªas rurales, que se use el sistema de las ayudas directas s¨®lo para quien las necesita. El COPA defiende la pol¨ªtica de precios y se opone a una generalizaci¨®n de las ayudas directas, criticando sus complicaciones administrativas. Los golpes que todos asestaban antes a los intermediarios sin distinci¨®n han perdido fuerza, aunque el COPA toca a¨²n el tema de pasada. La raz¨®n que hoy hacen valer m¨¢s los agricultores europeos, y que no deja de tener su importancia, es que pagar la pol¨ªtica agraria viene a ser como pagar una p¨®liza colectiva de seguridad. Los librecambistas radicales replican que la seguridad de los abastecimientos puede conseguirse por contratos de larga duraci¨®n con proveedores internacionales, pero, aunque as¨ª fuera, no se ve c¨®mo Europa podr¨ªa arriesgarse a vivir sin una agricultura proporcional a sus necesidades de alimentaci¨®n.
Otra postura extrema que no prosperar¨¢ seguramente es el proteccionismo a ultranza de algunos agricultores, que quisieran el Mercado Com¨²n para ellos solos. Los t¨¦cnicos y pol¨ªticos que defienden con ardor este empe?o han construido toda una teor¨ªa rigurosa, como ¨²nicamente los franceses saben hacerlo, aplicando la duda met¨®dica universal a conceptos tales como la racionalidad econ¨®mica, la productividad, la localizaci¨®n ¨®ptima de las actividades y la asignaci¨®n de los recursos. No creo que esta teor¨ªa convenza al franc¨¦s medio (ni menos a¨²n al belga o al dan¨¦s) sobre la conveniencia de producir tomates en Francia y no en Espa?a, porque detr¨¢s de los argumentos proteccionistas est¨¢ la amenaza de demorar el ingreso espa?ol hasta que se cumplan unas condiciones casi imposibles, y que ni siquiera dependen de nosotros. Mi impresi¨®n es que en Bruselas no va a haber extremismo n? originalidad, y que la pol¨ªtica agraria continuar¨¢ siendo ecl¨¦ctica, algo menos intervencionista, con precios de garant¨ªa, pero con una marcada resistencia a aumentarlos, una cierta tendencia a ayudar al peque?o agricultor en lugar de a todos, peque?os y grandes, un ojo puesto siempre en los mercados mundiales y un comp¨¢s de espera ante la incertidumbre de lo que ser¨¢n ma?ana las corrientes de intercambio, que no podr¨ªan predecirse ahora, sino con un considerable margen de error.
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