Popeye, un h¨¦roe subversivo y vegetariano
Al cabo de los a?os, los ciudadanos de las provincias del imperio pudieron enterarse de que, efectivamente, Popeye hac¨ªa propaganda de las espinacas. Era 1919 y all¨ª ten¨ªamos a un vegetariano heroico que contrapon¨ªa su cuerpo enjuto a los m¨²sculos poderosos de h¨¦roes carn¨ªvoros como Superman o Batman. Popeye llegaba al vegetarianismo sin m¨ªstica ying-yang, encerrado en una lata de conservas y logrando una dif¨ªcil s¨ªntesis entre lo natural y el signo positivo e industrializado de los tiempos. Mientras nuestro h¨¦roe realizaba su peripecia justiciera, que tambi¨¦n carec¨ªa de principios morales que la justificaran, su amigo Pil¨®n, el par¨¢sito, el pasado de la ¨¦poca, deglut¨ªa hamburguesas chorreantes, pobres reses trituradas que, al parecer, obnubilaban su cerebro en una perenne y poco positiva enso?aci¨®n.?Claro que Popeye como h¨¦roe incitaba al consumo! Pero es que su participaci¨®n de la personalidad a trav¨¦s de ese producto verde y casi universalmente odiado por los ni?os era tan improbable y tan extravagante como su car¨¢cter de marinero en tierra. Como no ten¨ªa ninguna religi¨®n que defender, como en realidad tampoco manten¨ªa grandes valores trascendentales, Popeye quedaba como un h¨¦roe profano en el Wallhalla semidivino, magn¨ªfico o blasfemo de otros como mister Hyde, el capit¨¢n Am¨¦rica o el capit¨¢n Maravilla.
Que no defend¨ªa grandes valores deb¨ªa quedar muy claro a trav¨¦s de sus ambiguas relaciones con Rosario. En primer lugar, ?por qu¨¦ estaba tan enamorado Popeye de esa se?ora m¨¢s parecida a do?a Urraca que al ideal de belleza occidental? ?Eran novios, amantes, esposos? De hecho, esa familia tan desquiciada, subvert¨ªa en strips de comic de estructura tradicional. Por all¨ª aparec¨ªa Cocoliso, sobrino de Popeye, pero al cual no se le conocen padres. ?Era Cocoliso hijo natural de Popeye y Rosario? El abuelo, por su parte, era la prolongaci¨®n en el tiempo de Popeye, su r¨¦plica en el pasado que permite augurar su proyecci¨®n en el futuro hasta nuestros d¨ªas y aun m¨¢s all¨¢. La abuela, que tambi¨¦n fuma en pipa, no parece tener gran relaci¨®n con el abuelo e incluso el malo de la pel¨ªcula manten¨ªa unas relaciones extra?as con el resto de los protagonistas. Brutus no es un malo protot¨ªpico. Igual que Popeye, s¨®lo quiere que le dejen en paz; Brutus no crea un imperio como el famoso Ming, de Flash Gordon, ni proyectos sociales alternativos y oscuros, como Lex, Luthor, de Superman. De manera mucho m¨¢s sencilla y prosaica, Brutus se dedica a fastidiar, lo cual no es ¨®bice, muro o valladar para que, a lo largo de las pel¨ªculas o los dibujos, intentara siempre un frustrado ligue con Rosario, que a su vez le utiliza con una inteligencia y un descaro impropios. Rosario, por otra parte, es independiente y ofrece un aspecto de emancipaci¨®n que no se corresponde ni con la ¨¦poca ni con la situaci¨®n aparente.
Pero, volviendo a Popeye, ?cu¨¢l es su misterio? Mientras la gran mayor¨ªa de los h¨¦roes (exceptuando Batman) son fuertes, guapos y ligones porque s¨ª, Popeye lo es gracias a una pr¨¢ctica asc¨¦tica basada en unas reservas y una voluntad de acci¨®n. Las espinacas en lata no se encuentran en cualquier lado, de tal manera que cuando las olvida o la circunstancia, el trabajo o la experiencia (el karma, vaya) no son propicios, se encuentra desvalido. Y, sin embargo, la cosa es fant¨¢stica, ya que por muchas espinacas que hayamos podido ingerir nunca hemos conseguido sus b¨ªceps elefanti¨¢sicos ni su fuerza huracanada, aunque pasajera.
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