El amor, ese espejismo individual
Ana, una periodista de treinta a?os, madre soltera, decide, en las ¨²ltimas p¨¢ginas de Cr¨®nica del desamor, escribir la historia de todas las Anas.En un momento de la vida en que cuesta trabajo taponar la soledad con amor, porque las posibilidades de autoenga?o se reducen, la joven protagonista de la novela piensa que esa peque?a biograf¨ªa suya y de todas sus amigas debe ser contada. Contadas las an¨¦cdotas reveladoras de lo que significa ser una mujer en el mundo. La autosuficiencia vac¨ªa e ignorante de alg¨²n ginec¨®logo, seguro de s¨ª mismo tras la pulcra bata blanca. El ego¨ªsmo sexual de alg¨²n hombre incapaz de estar a la altura ideol¨®gica de su compa?era. Mil an¨¦cdotas que podr¨ªan ser reales, que comunican historias muy pr¨®ximas y que, por tanto, se leen con inter¨¦s, de un tir¨®n.
Cr¨®nica del desamor
Rosa Montero. Editorial Debate. Madrid, 1979.
Rosa Montero ha recogido en estas p¨¢ginas llenas de vitalidad y faltas de cualquier pretensi¨®n totalizadora, una serie de apuntes muy concretos de lo que es aqu¨ª, en una gran ciudad, la vida cotidiana desde la ¨®ptica de una mujer. C¨®mo se ve el amor desde el sexo femenino, con una sinceridad que a veces resulta incluso amarga de puro desmitificadora.
Pero detr¨¢s de las historias que confluyen en esta cr¨®nica est¨¢ la visi¨®n ¨²ltima de lo que es este desamor, el desajuste constante en la vida afectiva entre hombres y mujeres. Un desfase en los comportamientos que provoca con demasiada frecuencia la incomunicaci¨®n entre los dos sexos.
Hay muy pocos detalles de ternura hacia el sexo masculino en las p¨¢ginas de esta Cr¨®nica del desamor. Los relatos que salen a relucir dejan bastante mal parados a casi todos los hombres que aparecen, siempre un poco desdibujados, en un papel secundario. As¨ª cuando se cuenta la relaci¨®n de Ana con un viejo amante, Jos¨¦ Mar¨ªa, que la persigue d¨ªa y noche, precisamente cuando ella ha conseguido superar la frustraci¨®n de un amor no correspondido. Las l¨¢grimas de Ana en el peque?o restaurante son m¨¢s bien de indignaci¨®n por esos ?desencuentros? que tantas veces se produjeron con Jos¨¦ Mar¨ªa, que de tristeza por el amor perdido.
Frustraciones
Porque tanto ella como sus amigas, Candela, fuerte y segura, pero sufriendo las consecuencias de una relaci¨®n frustrante, o Elena, brillante ensayista que se eclipsa ante Javier, tienen una constante sensaci¨®n de p¨¦rdida, de que el tiempo se lleva lo mejor de su vida sin poder ser felices.Ser realista, capaz de afrontar los mil problemas que se le plantean a una mujer sola con un hijo, no le impide a Ana enamorarse de Eduardo Soto-Am¨®n. El due?o y se?or del imperio period¨ªstico donde ella trabaja, sin conseguir por cierto entrar en n¨®mina a causa de una sutil discriminaci¨®n sexual.
S¨®lo al final de la novela Ana volver¨¢ a ser sentimentalmente realista, despu¨¦s de haber sufrido la dura prueba del encuentro. De todos modos, los personajes ferneninos que ha trazado Rosa Montero en esta su prometedora primera novela no se dejan arrastrar excesivamente por la angustia de las situaciones. Todas optan por una soluci¨®n realista y desdramatizadora de la realidad, demostrando de alguna manera la propia energ¨ªa vital de la autora.
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