Especulaciones sobre la presencia de tropas norteamericanas en Costa Rica
No se ha disipado el clima de nerviosismo que el pasado s¨¢bado crearon en la capital de Nicaragua los rumores sobre una nueva ofensiva armada del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN) en la capital de la Rep¨²blica. Los soldados de la Guardia Nacional reflejan claramente esta inquietud en el aumento de los controles en los accesos a la ciudad y en una actitud mucho m¨¢s agria hacia todo lo que circule por las calles. Entre tanto, la presencia de tropas norteamericanas en la ciudad de Liberia, a unos setenta kil¨®metros de las zonas de combate, en territorio costarricense, ha despertado toda suerte de especulaciones.
Curiosamente, los soldados norteamericanos llegaron el domingo y evitaron as¨ª el tr¨¢mite reglamentario de solicitar autorizaci¨®n a la Asamblea Legislativa de Costa Rica. El n¨²mero de militares norteamericanos, todos oficiales, es de alrededor de cincuenta. Arribaron a Liberia a bordo de dos helic¨®pteros del tipo ?vietnamita?, que a¨²n permanecen en las pistas del aeropuerto de Llano Alto, y de un H¨¦rcules C-130, que regres¨®, despu¨¦s de descargar, a su base de procedencia, en la zona del canal de Panam¨¢.Las versiones oficiales se?alan que la presencia estadounidense en Costa Rica se debe a motivos humanitarios y que se trata de una operaci¨®n encaminada a disponer de una base cercana al territorio nicarag¨¹ense para la eventualidad de una urgente evacuaci¨®n de ciudadanos norteamericanos en Nicaragua.
Sin embargo, la mayor¨ªa de las fuentes consultadas, fuera de las oficiales, se?alan que lo que los norteamericanos han instalado en Liberia es un sofisticado equipo de comunicaciones, que bien podr¨ªa ser empleado para ayudar a la aviaci¨®n somocista en la localizaci¨®n de posiciones sandinistas.
En Managua, los registros de la Guardia Nacional ahora son extremadamente minuciosos. Todos aquellos que llegan a un ret¨¦n de la Guardia Nacional son obligados a exhibir sus rodillas y codos, para comprobar si existen rozaduras. Para el Ej¨¦rcito somocista, la presencia de se?ales en alguna de estas dos zonas del cuerpo delata a un combatiente sandinista, habitante de trincheras o barricadas.
En las ¨²ltimas horas se han producido muchas requisas de veh¨ªculos particulares por parte de comandos del FSLN, se?al inequ¨ªvoca de que los combatientes tratan de movilizarse. El mismo fen¨®meno se produjo en los d¨ªas previos a la batalla de Managua, hace ya m¨¢s de veinte d¨ªas.
Los combates en otras zonas del pa¨ªs contin¨²an. Los m¨¢s intensos se registran en Masaya, sometida a un dur¨ªsimo bombardeo, y en el Sur. En la primera de dichas localidades, la Guardia Nacional no ha podido ni siquiera acercarse todav¨ªa.
En el plano pol¨ªtico, todo gira alrededor de la postura que adoptar¨¢ Anastasio Somoza despu¨¦s de anunciar a sus partidarios y leales que no quiere ser un obst¨¢culo para la pacificaci¨®n de Nicaragua y que est¨¢ dispuesto a irse, siempre que se respeten sus tres condiciones: que permanezca la estructura de la Guardia Nacional, que no desaparezca el Partido Liberal y que se forme un Gobierno amplio en el pa¨ªs. Los sandinistas han reiterado oficialmente que no aceptar¨¢n ninguna negociaci¨®n sobre esas bases. Los Estados Unidos tratan, sin ¨¦xito aparente, de conciliar ambas posturas enfrentadas.
Por otro lado, ayer finaliz¨® la segunda fase de la evacuaci¨®n de refugiados organizada por el Gobierno espa?ol y materializada a trav¨¦s de un avi¨®n H¨¦rcules C-130 de nuestra Fuerza A¨¦rea. El aparato, que ha sacado de Managua a cerca de mil personas, recibi¨® orden de regresar a Madrid. En la capital nicarag¨¹ense quedaron a¨²n muchas personas refugiadas en el Centro Espa?ol, decepcionadas hasta el llanto.
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